El cardamomo (Elettaria cardamomum) es una planta herbácea perenne que pertenece a la familia Zingiberaceae y hay tres géneros conocidos: Amomum, Aframomum y Elettaria. Solamente se utilizan los frutos y Guatemala es el mayor productor a nivel mundial.
De cada 4 o 5 quintales de fruto en cereza se obtiene un quintal de fruto seco, llamado en pergamino y al abrir las cápsulas del fruto seco se obtiene la semilla que se denomina oro, de uso gastronómico, médico o industrial.
El cardamomo es el motor de la economía en Alta Verapaz. Generamos en este departamento el 70% de la producción nacional y el 30% restante se produce entre: Quiché, Izabal, Petén, Huehuetenango y Zacapa. Los 2.5 millones de quintales que se producen en cereza durante cada cosecha representan 500 mil en estado de pergamino cuyo valor —puesto en el extranjero—, es pagado en dólares o euros.
En Alta Verapaz, 350,00 familias son medianas y pequeñas productoras de cardamomo, también los hay —en menor número— finqueros y grandes productores. Según un conocido agroindustrial del medio, 200 son los intermediarios y 12 los exportadores que manejan el precio del fruto a su sabor y antojo. El mes de diciembre recién pasado, se estuvo pagando a Q300 y 400 el quintal en estado de cereza, cuando los precios de la cosecha 2010-2011 oscilaron entre Q1,000 y 1,400 según su calidad, y hoy, se está ofertando a Q100 el quintal.
En la cosecha 2010-2011, el precio del quintal en pergamino se justipreció a Q 6,500 y a la fecha se está pagando a Q1, 300. Dicha situación es tan grave que en la cosecha 2011-2012 se dejarán de percibir 2 mil millones de quetzales. Hablamos de un déficit de dos millardos.
El daño ocasionado a la economía de la región es enorme y el menoscabo alcanza al mismo Estado. El problema estriba en que, pequeños y medianos productores desconocen los mínimos procedimientos de exportación, legislación atinente a la misma, asuntos del mercado internacional y los ministerios de Agricultura, Economía y Finanzas, ya sea porque están “de salida” o porque son parte de una comparsa bien estructurada, han hecho mutis ante la zozobra de los campesinos altaverapacenses.
Decía mi abuela que mal de muchos es consuelo de tontos pero, en esta ocasión, por vez primera el mismo mal afectó a ricos y pobres, pequeños y medianos productores, finqueros y grandes productores de la región. Quizá ello los obligue a unirse y hacer frente a un anillo infranqueable donde los exportadores imponen los precios arbitrariamente. No es lógico que los productores y el campesinado ignoren a dónde va a parar su producto y menos que desconozcan su precio colocado ya en los países que lo compran.
A diferencia de los cafetaleros, los cardamomeros difícilmente se dejan asesorar. Deben comprender entonces que llegó el momento de dar paso a los técnicos (ingenieros agrónomos, fitotecnistas, administradores de empresas, mercadólogos, expertos en comercio internacional, etc.) que puedan ayudarlos a producir y comercializar mejor su producto. Sin embargo, no puede soslayarse que los profesionales versados en el tema son pocos, por lo que también, es el turno de las universidades que deben comenzar a hacer lo suyo. Es inconcebible que a estas alturas no contemos con un Instituto de Investigaciones del Cardamomo.
350,000 mil núcleos familiares que viven de la siembra y cosecha de este fruto bien podrían estar organizados en cooperativas que les permitan ser artífices de la exportación pero, la falta de organización es casi total, menoscabo este que favorece a intermediarios y exportadores e impedirá a corto plazo, mantener la vanguardia que hoy se ostenta. Así, de no contar con tecnología actualizada para tal industria provocará que Colombia, —que se perfila como un fuerte productor—, nos coma el mandado a la vuelta de la esquina.
Hay mucha tarea por hacer que se entrevé hasta en el manejo de las unidades de medida: aquí operamos en libras, los países importadores en kilos; nosotros manejamos quetzales, ellos dólares o euros, e indudablemente, las medidas fitosanitarias nuestras no han de ser las mejores como para buscar mercados alternativos, Europa por ejemplo.
Tiempo es que el Estado vuelva su mirada hacia nosotros, la región que coloca a Guatemala como el mayor productor de cardamomo a nivel internacional. Ya basta de solo generar y nada de percibir.
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