Sin embargo, el recuento de los hechos pinta un panorama muy antagónico al que plantea el oficialismo. La estadía en un hotel de lujo sin que a la fecha se sepa quién cargó con el pago de la cuasi millonaria cuenta puso en evidencia la falaz afirmación de que el Gobierno actuaría con transparencia. Más aún cuando trascendió que Cabrera intentaba adquirir un inmueble también millonario en una zona residencial exclusiva.
El gabinete de trabajo es una base fundamental para el ejercicio de cualquier gobierno. Es su equipo impulsor de la propuesta política del programa de partido que se lleva a ejecución. De ahí la importancia de conocer a quienes lo integrarán para hacerse una idea de por dónde irán las políticas públicas. No obstante, lejos de transparentar con tiempo la designación, el mandatario Jimmy Morales aguantó hasta el último minuto posible para dar a conocer la lista de sus colaboradores inmediatos.
Y fue precisamente con su gabinete con el que tuvo los primeros tropezones. Al parecer, el tiempo de silencio y ocultamiento de la nómina no fue invertido en analizar expedientes, sino en concretar negociaciones. De esa suerte, para empezar, y sin haber llegado al primer mes de gobierno, debió cambiar de titular de Comunicaciones en dos oportunidades.
En el ínterin, una insubordinación imperdonable forzó a la destitución del jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Por si fuera poco, el viceministro de Educación se lució con una conferencia cargada de misoginia, discriminación y visión contrainsurgente, imperdonables en un funcionario de Gobierno.
El jefe de la bancada en el Congreso pende de un hilo con el trámite de un antejuicio, por el momento denegado por la Corte Suprema de Justicia (CSJ), aunque con un fundamento tal que la Corte de Constitucionalidad podría darle vida.
La cacareada donación de medicamentos para los hospitales salió como aguacate mal seleccionado, que al abrirse sale podrido. Lejos de granjearle apoyo social representó un desgaste de tal magnitud que, mediante comprobación de la oficina del Procurador de los Derechos Humanos se estableció que era medicamento vencido. En tanto, la crisis hospitalaria no apunta a resolverse y más bien sigue en aumento.
Para colmo, en lugar de tejer alianzas políticas y acuerdos en el Congreso, se valió del recurso más vulgar que han empleado gentes como Jorge Serrano Elías, Otto Pérez Molina y Manuel Baldizón. Jimmy Morales literalmente se fue de compras y triplicó el número de diputados con los que llegó al Legislativo, una práctica que marca el camino de la corrupción y el soborno como política gubernamental.
A un mes de estar en el guacamolón, lejos de ganar apoyos sociales, ni siquiera ha logrado mantener el resquebrajado beneficio de la duda, que se ha roto mucho antes de que pudiera amoldar la silla presidencial a su cuerpo. Viajando para promover imagen, pero no acciones, todo el discurso político se reduce a la repetición de estrofas del himno o la jura de la bandera, una ecolalia que llama a preocupación sobre el estado de sanidad mental del presidente.
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