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Kony y Guatemala

Uganda y Estados Unidos creen que con matar a Kony se acabaría el LRA, pero el problema es que actualmente están esparcidos en pequeños grupos y masacran sin necesidad de Kony.
El centro de África y Centroamérica comparten haber tenido algunos de los conflictos más atroces, hospedar a algunos de los criminales más buscados y ser uno de los centros mundiales de tráfico de niños y esclavitud sexual.
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Kony y Guatemala

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La foto de Joseph Kony, el ugandés que comanda el Ejército de Resistencia del Señor (LRA), era conocida hace tres semanas por sus víctimas, sus vecinos, académicos, juristas y por ocho kaibiles guatemaltecos que murieron en un enfrentamiento con este grupo armado en el Congo en 2006. Un documental de la ONG Invisible Children lo ha lanzado a la fama mundial con más de 83 millones de visitas en Youtube y ha puesto a todos los expertos a escribir sobre los matices de uno de los conflictos más olvidados del mundo.

Kony merece un lugar en la historia (aunque sea por un tipo de fama mundial) como la merecen los peores criminales de guerra. Su ejército dice buscar un gobierno teocrático basado en los diez mandamientos, pero se ha dedicado desde 1986 a reclutar a 65 mil niños y niñas para ser soldados y esclavas sexuales. Los obliga a matar a sus familias para convertirlos en sus siervos, a masacrar y a cometer antropofagia y ha provocado 2 millones de desplazados en el corazón de África, en la frontera que comparten Uganda, la República Democrática del Congo, la República Centroafricana y Sudán del Sur (antes Sudán). Este CV lo convirtió desde 2005 en el criminal más buscado por la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya.

Un video de la ONG Invisible Children relata cómo un estadounidense conoció a un niño soldado ugandés y le prometió hacer lo posible por detener a Kony y al LRA. Logró hacer suficiente presión cívica para que el Pentágono enviara tropas a la región con el apoyo del congreso estadounidense y ahora la ONG pide más presión mundial para atraparlo en 2012. Esta historia simplificada, una de las más olvidadas del debate mundial, ahora es rebatida por cientos de expertos. En Guatemala, todavía se ha pasado por alto un detalle, un enlace directo: Los ocho kaibiles que murieron en el Congo en 2006 lo hicieron en una emboscada intentando capturar al número dos de Kony en el LRA.

El video más largo más popular de la historia

En Internet, el promedio de atención para un video es de 2 minutos. Los diez videos más vistos de la historia en Youtube son canciones de famosos y de próximos famosos (como Justin Bieber, que se hizo famoso a través de Youtube) y escenas chistosas de niños. Bieber encabeza y cierra el top 10 con videos de 2010 y 2009, que tienen 712 millones de visitas y 290 millones de visitas hasta el 5 de marzo. En la lista, en la que están Shakira, Lady Gaga o Jennifer López, ningún video tiene más de 6 minutos. Ni tampoco un video activista ha logrado colarse.

A inicios de 2003, tres jóvenes estadounidenses encabezados por Jason Russell viajaron a África en busca de una historia. Lo que comenzó como una aventura de cine se convirtió en mucho más cuando tropezaron con la guerra más sangrienta de África, que entre 1998 y 2003, cuando se alcanzó la paz formal, tuvo un saldo de casi 4 millones de muertos en 10 países del centro del continente, por disputas étnicas y por la propiedad de las minas de coltán, que es el mineral indispensable para los celulares del mundo.

Produjeron el primer documental en 2005. Al principio sólo se lo mostraron a sus amigos y familiares, pero no pasó mucho tiempo antes de que un par de millones de personas lo vieran y supieran acerca de los "niños invisibles" de ese conflicto.

Fundaron la ONG Invisible Children y se describen a sí mismos como contadores de historias, visionarios, humanistas, artistas y empresarios. Se centran en objetivos a largo plazo que permitan a los niños asumir la responsabilidad de su futuro y el futuro de los de sus países. En las zonas donde el LRA sigue activo, se centran en la protección de los civiles y la rehabilitación, según su página web.

Afirman que buscan inspirar a los jóvenes de Estados Unidos a "hacer algo más que mirar" y creen que con presión pública virtual y física, pueden mover a su Estado para interesarse en África. En el documental denuncian las atrocidades de Kony y piden apoyo y dinero para contribuir a que Kony sea famoso y esto aumente la presión internacional para que EEUU apoye al ejército de Uganda para que sea arrestado este año.

Lograron, con un documental de la calidad de una superproducción, quebrar uno de los mitos de Youtube y en dos semanas han alcanzado más de 83 millones de visitas (aquí el video con subtítulos en español). Dedican 37 por ciento de sus fondos a ayudar a escuelas en Uganda; una parte para financiamiento de la ONG, otra para recaudación de fondos y otra para incidencia.

Las ganas de activismo y la crítica por simplista

Las reacciones en el debate mundial pueden dividirse (de manera simplista) en tres corrientes. Una que se enfoca en las técnicas de manipulación del video y en los estereotipos simplistas de hombre blanco salva al negro; otra que recuerda que el ejército de Uganda no es nada menos salvaje que el de Kony; y otra, que describe el nuevo activismo mundial por la justicia, resumida en el artículo de John Lee Anderson, periodista estandarte de la revista The Newyorker, traducida por elPuercoespín.

Para José Miguel Catalyud, del blog especializado “África no es un país”, si bien son condenables todas las atrocidades, es errado describir al LRA y a Kony de 2012 como los que eran (por su tamaño y letalidad) hace diez años, o confiar plenamente en el salvaje ejército de Uganda, sin explicar que aunque EEUU esté en la zona, los gobiernos locales tienen otros incentivos para mantener su protección al LRA, que está dividido en pequeñas células que podrían sumar 300 personas y 600 rehenes actualmente.

Uganda y Estados Unidos creen que con matar a Kony se acabaría el LRA, pero el problema es que actualmente están esparcidos en pequeños grupos y masacran sin necesidad de Kony. Además que Kony es el resultado de un conflicto, por lo que se considera que después de este podrían surgir nuevos grupos armados; algo como lo que sucede con la guerra al narcotráfico. Después de todo, comparten en el top 10 más buscado por el FBI Kony y el capo del cartel de Sinaloa, Joaquín “el Chapo” Guzmán, quien se afirma que podría tener escondites en Centroamérica, la región más violenta del mundo.

En otra de las corrientes del debate, para John Lee Anderson, “la recepción del video sobre Kony está en sintonía con una creciente universalidad de los esfuerzos para obligar a rendir cuentas a criminales de guerra y dictadores. Comenzó en serio con la detención y humillación de Augusto Pinochet a fin de los años 90 y llevó a los arrestos y juicios en la Corte Penal Internacional en La Haya de villanos como Milosevic, Karadzic, Mladic y Charles Taylor. Otro ejemplo es el traficante de armas ruso Viktor Bout. La detención de Bout en una operación de infiltración de la DEA pocos años atrás en Tailandia puso fin a dos décadas de inefables actividades en el mercado de armas en África y otras partes. Es altamente posible que Bout, que vendió a todo el mundo y a veces a ambos lados de una misma guerra, haya provisto de armamento a Kony alguna vez. Hoy, espera su condena en una celda de los Estados Unidos”.

“En los últimos tres o cuatro años, antes de este video sobre Kony, redes sociales como Facebook y Twitter se han convertido en parte del arsenal de comunicación de una creciente, nueva, internacional legión de buscadores de justicia, sean estudiantes iraníes que se manifiestan contra el fraude electoral y el poder arbitrario de los mullah en el poder, sean los nuevos batallones de activistas en favor de la democracia de la Primavera Árabe. Hoy observamos rutinariamente cómo caen los proyectiles, explotan las bombas y muere la gente ante nuestros ojos en tiempo casi real, a través de videos tomados por celulares inteligentes en sitios de los que jamás habíamos oído hablar: Idlib, Homs, Misurata, Kano”, cierra Anderson.

Guatemaltecos muertos en combate

Además de las similitudes entre el centro de África y Centroamérica, que han tenido algunos de los conflictos más atroces y hospedan a algunos de los criminales más buscados, hay otra relación entre Guatemala y el ejército de Kony. Como parte de los aportes del país a la ONU en reciprocidad por la asistencia recibida para poner fin al conflicto armado interno, Guatemala tiene contingentes militares en las Misiones de Paz en Haití y en la República Democrática del Congo.

El viernes 13 de enero del 2006, un grupo de 80 kaibiles salió de la sede de su contingente, en Kisangani, hacía territorio del Parque Nacional Gambará para liberar a una comunidad ocupada por guerrilleros del LRA. Estuvieron 10 días en el lugar ubicado a mil kilómetros de Kinshasa, antes de intentar capturar a Vincent Otti, el número dos de Kony, pero ocho murieron en una emboscada.

Los kaibiles guatemaltecos eran Calixto Gómez Pérez, de Jalapa; Avelino Pop, Ramón Xi Ché, Orlando Hernández, Edgar Morales, Mario Enrique Tec, Valeriano Rax Hul, de Petén; y Teodoro Tilóm de Alta Verapaz. Fueron recibidos como héroes nacionales y sus familiares recibieron un reconocimiento monetario.

La ONU había explicado que fueron muertos en una emboscada mientras patrullaban, pero el diario francés Le Monde aclaró que los soldados guatemaltecos estaban involucrados en una operación secreta, muy riesgosa, dirigida por la inteligencia británica, para capturar a Otti y frenar el hostigamiento del LRA a población civil en esa región congoleña. Reclutaron a los kaibiles por su prestigio entre las tropas de la ONU.

A los soldados se les paga aproximadamente $5,000 mensuales y otras prestaciones. En 2008 salió a luz un escándalo por Q40 millones desaparecidos del pago que la ONU hace anualmente al ejército.

Estas muertes provocaron un debate sobre la conveniencia de aportar a las misiones de paz, pero la presencia de guatemaltecos fue mantenida como política de Estado y defendida tanto por diplomáticos como por militares y políticos. “Es nuestro deber exportar la paz y ayudar a la ONU en este propósito”, explicó Carlos Aldana, ministro de la Defensa entonces y ahora asesor en la Cancillería. La reciprocidad con la ONU y la modernización cultural del ejército son dos de los principales argumentos.

Más cercanía con Guatemala

En un debate global que pasó casi desapercibido en Guatemala (con una excepción de Roberto Wagner), el bloguero de este medio Juan Carlos Llorca ató otro cabo. Así como Kony y su LRA son responsables de esclavizar sexualmente a decenas de miles de niñas y secuestrar a decenas de miles de niños, Guatemala ha sido uno de los países que más ha surtido a las redes de traficantes de niños, tanto para esclavitud sexual como para adopciones ilegales.

“(En Guatemala) algunos abogados y güizaches se hicieron millonarios (con las adopciones ilegales), otros como las cuidadoras, los pediatras de tres al quinto y registradores civiles mañosos apenas arañaron un cachito de las ganancias en una economía de derrame en la que los de arriba tienen unas cubetototas (…) De doña Cony (una abogada dedicada a las adopciones ilegales) pocas veces hablaron. De todas las doñas Conys que había repartidas por todo el país, alimentando la insistencia de decenas de miles de padres adoptivos convencidos que era la voluntad de Dios que un niño guatemalteco habitara su hogar. De plano es más fácil darle “like” al video de Don Kony. De plano en esa época no se acostumbraba subir volcanes para llamar la atención sobre las cosas. De plano el tema era complicado y complejo, como las masacres y la limpieza social y lo mejor era quedarse al margen y no meterse a babosadas”, escribe mordaz en su post.

Quizás lo que haga falta para llamar la atención de la sociedad en Guatemala y en el mundo sobre la tragedia del tráfico de niños y niñas centroamericanos sea un video de media hora en Youtube y un villano tan villano como el que hizo una ONG con Joseph Kony.

 

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