En su campo pagado publicado el 11 de julio de 2013, la Junta Monetaria (JM) expuso que mediante su Resolución No. JM-69-2013 opinó favorablemente para la emisión y colocación de bonos del Tesoro por Q 3,500 millones (0.8% del PIB), adicionales a los Q 5,416.5 millones originalmente aprobados en el presupuesto de 2013. En su comunicación, la JM dijo haber condicionado esta opinión favorable a que el déficit fiscal no supere el 2.2% del PIB al final de este año.
Sin embargo, parece difícil creer que, teniendo a su disposición los departamentos técnicos del Banco del Guatemala y un cuidadoso registro de resoluciones, a los integrantes de la JM se les olvidaran los préstamos que están prontos a ser aprobados en el Congreso. Entre otros, destacan dos: uno por US$ 237.2 millones con el BID y otro por US$ 200 millones con el Banco Mundial, ambos por un total de ardedor de Q 3,500 millones (0.8% del PIB).
Préstamos para cuya aprobación la propia JM también emitió opinión favorable: para el del BID el 10 de octubre de 2012 mediante la Resolución No. JM-93-2012, y para el del Banco Mundial el 18 de octubre de 2012. Así, bien sabe la JM que el déficit fiscal considerado en el presupuesto es de 2.4% del PIB, incluyendo estos préstamos por aprobarse, por lo que el efecto de los bonos que avaló en realidad es un incremento en el déficit fiscal a 3.2% del PIB, tomando en cuenta que se utilizarán para pagarle a los contratistas la denominada “deuda flotante” (2.4% del PIB presupuestado más el 0.8% del PIB de los bonos nuevos).
Y es acá donde las cuentas no cuadran. El Ministerio de Finanzas Públicas ha dicho que, si el Congreso no aprueba los préstamos, estima que el déficit fiscal sería de 1.4% del PIB. ¿Acaso la JM está sugiriendo que el Congreso no apruebe los préstamos y sí los bonos? Porque sólo así se tendría un déficit de 2.2% del PIB: resultado de sumar el 1.4% del PIB sin préstamos, más el 0.8% del PIB de los bonos. Pero si éste fuera el caso, entonces ¿por qué dictaminó favorablemente los bonos en octubre pasado? Si la JM sabía que el déficit fiscal sin préstamos ni bonos es de 1.4% del PIB, ¿por qué condicionó su opinión favorable a un déficit fiscal de 2.2% del PIB, si los préstamos y los bonos nuevos conjuntamente sumarían 1.6% del PIB, excediendo el 3% del PIB?
Así, por más vueltas que se le den a los números, lo único que queda claro es que la actuación de la JM no tuvo nada de técnico o creíble, y que fue más bien un acto de doblegarse a dictados politiqueros. Porque lo que también queda pero bien claro, y para lo cual no hace falta ser economista experto, es que estos bonos para lo que servirán es para pagar corrupción y financiamiento electoral, pasado, presente y futuro.
Con esta decisión entonces, es de lamentar que la JM demostró de manera muy clara que ha perdido su credibilidad. La forma en que se transaron los votos favorables fue asquerosa, sumándose a preexistentes prácticas opacas como el hecho que la JM no publica sus resoluciones y sesiona a puerta cerrada, decidiendo sobre asuntos públicos.
Ahora estos bonos llegarán al Congreso para su aprobación, en medio de la algarabía y gozo de diputados, financistas de campañas y contratistas. Me parece doloroso que continuemos sin poder frenar tanto abuso descarado.
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