Pero es un hecho que en Guatemala podemos llevarla a un nivel de superchería, o sea brujería sin resultados, o por decirlo de una mejor manera, podemos decir parafraseando la primera de esta serie de columnas: ¡jugamos de comiditas con la economía! o sea; inventamos las “econocomiditas”.
Ciertamente la política es la expresión condensada de la economía, y la economía debe ser y es abordada desde la óptica política, pero cada vez que se le saque a bailar en este contexto debería tenerse...
Pero es un hecho que en Guatemala podemos llevarla a un nivel de superchería, o sea brujería sin resultados, o por decirlo de una mejor manera, podemos decir parafraseando la primera de esta serie de columnas: ¡jugamos de comiditas con la economía! o sea; inventamos las “econocomiditas”.
Ciertamente la política es la expresión condensada de la economía, y la economía debe ser y es abordada desde la óptica política, pero cada vez que se le saque a bailar en este contexto debería tenerse el cuidado de no vulgarizar la danza, por ejemplo: si se tiene una política monetaria, con toda una institucionalidad montada alrededor de un Banco Central (y que en el país es la única que ha invertido en recurso humano y establecido una carrera de funcionario), con una Ley férrea que la manda exclusivamente a controlar el nivel general de precios, sacrificando si es necesario el crecimiento económico, ¿a quien le va a convencer lo efectivo de hacer acuerdos con sectores productivos específicos para no aumentar precios y controlar inflación?.
A propósito de hacer acuerdos simbólicos de cortísimo plazo, la mayoría de nuestros sectores productivos agro alimentarios con peso en la canasta básica dependen de insumos importados para su base productiva. Acá entra en la ecuación el manejo de la política cambiaria que también es un instrumento de control de la inflación vía inflación importada, y aquí no sólo a costa de crecimiento y generación de empleo sino que incluyendo el castigo de no manejar el tipo de cambio real o precio de la divisa.
Lo anterior no quiere decir que se maneje el tipo de cambio para artificialmente promocionar exportaciones, porque en nuestra estructura económica eso no funciona; simplemente sería tener vigente el precio de mercado de la divisa para equilibrar la inflación importada versus el retorno esperado de la actividad exportadora. Sin embargo, en algún momento se ha propuesto devaluar para abaratar las exportaciones; como decía antes, esta medida no funcionaría dada la elasticidad de la demanda precio de los bienes que exportamos, bajarles el precio no va a hacer que se consuman más unidades; de ahí que los instrumentos de promoción de exportaciones deberán ser estructurales y seriamente enfocados a obtener competitividad.
Los instrumentos de política económica son en extremo ineficientes y limitados en este país, y aunque usted no lo crea, además de los intereses políticos, sectoriales y de clase que son normales en su formulación, acá todavía montamos pantomimas multi perspectivas que se nutren principalmente de un desprecio a la básica ciencia económica y un enamoramiento perverso del populismo político.
Más de este autor