Juan Miguel Goyzueta, «Quiero ser papá ¿me prestas tu vientre?»

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Juan Miguel Goyzueta, «Quiero ser papá ¿me prestas tu vientre?»

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Juan Miguel siempre quiso ser papá, y lo logró gracias a sus ahorros, a su perseverancia y sobre todo a la disposición de dos mujeres. Sí, dos. Una que aportó el óvulo y otra que prestó su vientre. Ahora tramita la inscripción de su hijo como ciudadano guatemalteco. Sobre la gestación subrogada existe un permanente debate ético y legal pero en Guatemala no hay legislación alguna que siquiera la mencione. Juan Miguel está poniendo la discusión sobre la mesa y abriendo camino para él, para las parejas con problemas de fertilidad y para la comunidad LGBTIQ.

[Transcripción]

Los primeros meses son una mezcla de alegría, asombro y miedo. No importa cuánto uno haya preguntado o leído, nunca se estará totalmente preparado. ¿Será normal que llore tanto? ¿Esta crema le estará sacando alergia? ¿Volveré a dormir de corrido algún día? Y, cuando se duerme, uno llega a la cuna y le hace cosquillas en la nariz para asegurarse de que solo esté dormido.

Juan Miguel Goyzueta está saliendo de esa etapa en la que todo es caóticamente hermoso y agotador. No lo conocía hasta antes de la entrevista para este reportaje. Empezaré por presentarlo.

Es economista de la Universidad Francisco Marroquín. Estuvo a cargo del Departamento de Estudios Estratégicos de la Universidad Landívar. Se fue a España a sacar una maestría y se quedó unos años más trabajando como consultor económico. Se define como optimista y ese es un dato importante porque decidir tener un hijo es creer en el futuro y Juan Miguel cree que si bien los niños nacen ahora frente a nuevos problemas,  también cuentan con herramientas que nosotros no tuvimos.

Lo describiremos como un tipo relajado pero seguro. Seguro de su deseo de ser papá y de ser papá joven.

Yo, por ejemplo, tengo la responsabilidad con mi hijo. Si yo lo puedo hacer ahorita y ser un padre joven con más energía y tal, pues también es justo hacia él que no me espere 10 o 15 años para hacer esto. Lo que le puedo brindar a mi hijo ahorita, en términos de energía, es mejor que lo que le podría brindar dentro de diez años, dentro de 15 años. Se volvería muy egoísta.

Coincidieron circunstancias, emocionales, familiares, legales y financieras que hicieron posible que yo hiciera esto. La idea de la paternidad siempre la he tenido. Yo soy gay y siempre tuve la idea de que quería ser padre.

Su orientación sexual sería irrelevante si no fuera porque la legislación no es igual para todos, incluso cuando se trata de la gestación subrogada. Portugal y Ucrania prohíben expresamente la subrogación para parejas homosexuales y, en algunos casos, la prohibición también aplica para personas solteras. Pero antes de meternos en jergas de abogados empecemos por explicar la subrogación.

Gestación subrogada para dummies

Está definida como la práctica en que una persona o una pareja se convierte en progenitora gracias a un acuerdo con una mujer, que queda embarazada, da a luz a un bebé y entrega la potestad.

Hay dos tipos de subrogación.

Está la tradicional, que es cuando la madre aporta los óvulos y por lo tanto tendrá una relación genética directa con su hijo.

Y está la subrogación gestacional, en la que intervienen dos mujeres. Primero una madre genética que aporta el óvulo que será fecundado in vitro, y luego una madre gestante que recibirá el embrión y llevará el embarazo a término.

La subrogación gestacional es la más común porque reduce las probabilidades de que una de las mujeres reclame la filiación con la niña o el niño.

Uno de los pioneros de esta técnica fue un abogado (finjan sorpresa) que tras ayudar a una pareja de amigos a encontrar a una mujer que los ayudara a gestar, abrió en Nueva York la primera clínica de gestación subrogada a finales de la década de los años setenta. Desde entonces la práctica ha crecido tanto como el debate sobre sus implicaciones éticas y legales.

Creo que en Guatemala ya hay algunas personas que lo han hecho pero son contados con la mano y son sobre todo parejas heterosexuales. Creo que lo que es sin precedentes es que soy gay y que lo hice público. En Guatemala hasta hay cosas que hacen que la gente se lo tome mejor que en España porque, cómo te decía, el debate ya está muy polarizado.

En España al igual que en otros países de la Unión Europea, la gestación subrogada está prohibida expresamente. Sin embargo, si se cumple con ciertos requisitos, sus ciudadanos pueden registrar su filiación con hijos que nacieron mediante subrogación en otros países.

Hay varios hechos que han puesto la gestación subrogada en las primeras planas. Mencionaré algunos casos:

Primero, una tendencia entre celebridades como Cristiano Ronaldo, Ricky Martín, Sofía Vergara o Miguel Bosé por tener hijos mediante subrogación. El caso de Bosé abrió un complejo debate legal, tanto él como su entonces pareja, Ignacio Palau, tuvieron hijos mediante subrogación con mujeres diferentes pero al momento del divorcio cada uno reclamaba la paternidad sobre ambos niños.

Otra noticia clave en este debate ocurrió en 2019 cuando España cambió los requisitos para inscribir a niños concebidos mediante gestación subrogada en otros países. Eso significó 65 familias españolas cuyos bebés estaban por nacer, quedaran atrapadas en Ucrania por varios meses en lo que cumplían con los nuevos requerimientos.

Actualmente el gobierno español no acepta la inscripción de niños nacidos por gestación subrogada en Ucrania pero sí, cuando la práctica se realiza en Estados Unidos. Hablaremos de esas diferencias en un momento.

No es lo mismo ser mamá en Estados Unidos que en Ucrania o Camboya

En 2018 Juan Miguel obtuvo la nacionalidad española y eso, me cuenta, le dio no solo tranquilidad sobre su residencia sino la oportunidad de poder iniciar con el proceso de gestación subrogada sabiendo que ahora, en España, existe un proceso claro para registrar la filiación con su hijo.

Se tomó un año para investigar y asesorarse, para meditar su decisión. Luego, en junio de 2019 retomó el proceso.

Mirá, yo empecé en junio de 2019. Lo primero que tenés que hacer es ir a una clínica de fertilización in vitro, dejás una muestra de esperma, te buscan a una donante de óvulos a la que no conocés. Ella permanece anónima, tenés acceso a su historial médico, la información relevante pero no sabés ni dónde vive ni nada. A ella también le pasan un perfil tuyo, las cosas básicas para ver si hacen match.

El negocio de las agencias o clínicas de gestación subrogada está en asesorar y en poner en contacto a progenitores  con las posibles gestantes. Les envían un perfil con un resumen de quiénes son y a qué se dedican. También los ponen en contacto con un abogado responsable de establecer los acuerdos.

En Estados Unidos la gestación subrogada puede costar entre US$100,000 y US$170,000. Esto incluye una compensación para la gestante que varía entre los US$35,000 y US$50,000, los gastos médicos, la fertilización in vitro, y un seguro. No son precios accesibles para cualquiera. Una vez todos estén de acuerdo, el proceso avanza.

Con la gestante sí, le hablás desde el primer momento, tenés varias entrevistas y luego ya le escribís y estás en contacto con ella y construís una relación con ella. 18.05 Yo la conozco, tengo una buena relación con ella. Hablo con su familia, cuando estuve allá compartimos en varias ocasiones.

La mujer que gestó al hijo de Juan Miguel es una mujer que vive en Estados Unidos, tiene tres vástagos y casa propia. Para poder registrarse y llevar un embarazó subrogado debió cumplir con varios requisitos que establece la legislación estadounidense, entre ellos, demostrar que tiene un mínimo de ingresos que garantiza que no ve en la subrogación una forma de ganar dinero.

En otros países como Canadá está prohibido cualquier tipo de remuneración para la gestante, porque la legislación considera que la práctica debe ser altruista.

Tras el parto Juan Miguel ha seguido en contacto con la gestante. Le envía fotografías del bebé porque considera que siempre seguirá siendo alguien fundamental para la vida de su hijo:

En primer lugar a mi hijo le voy a contar todo como fue. A ella quiero que la conozca, a mí no me importaría, por ejemplo, que cuando él tenga más edad, 3 o 4 años, haga un viaje y la conozca. Que comparta con ella, que sepa su historia. A ella le parece bien. Incluso vamos a ver, a mí me gustaría que cuando tenga algún evento importante, si a ella le gusta, que venga y esté.

Quizás el caso de Juan Miguel sea el modelo ideal o al menos uno de los más justos en cuanto a gestación subrogada. Porque, claro, una cosa es ser mujer en Estados Unidos y otra en países como Ucrania, India o Camboya.

Entre la industria y el mercado negro

Ucrania junto con Georgia, Rusia o India, son destinos comunes para personas y parejas que optan por la gestación subrogada. Sobre todo porque la práctica es legal, las normas no establecen muchos requisitos y además ofrecen precios que llegan a ser casi 50% más baratos que los que se encuentran en países como Estados Unidos.

De la mano de esas legislaciones bastante permisivas vienen en muchos casos los abusos. Mujeres a las que las agencias de subrogación no ayudaron cuando el embarazo se complicó; niñas y niños que en realidad no tenían ninguna relación genética con su padre o madre; bebés que ya no fueron recibidos por las parejas porque nacieron con alguna malformación; y mujeres que, debido a la pobreza, aceptan tratos desfavorables a cambio del uso de sus cuerpos.

En países del sur asiático como India, Nepal, Tailandia o Camboya la gestación subrogada era bastante común pero los países fueron poniendo legislaciones más estrictas para evitar que la práctica degenerara en algo más cercano a la trata de personas.

En 2018 Camboya prohibió la práctica y un tiempo después 43 mujeres fueron detenidas por alquilar sus vientres a cambio de un aproximado de 10,000 euros y sin ninguna garantía de servicios médicos de calidad. De este grupo, 32 mujeres obtuvieron la libertad provisional pero fueron obligadas a quedarse con los bebés. Según un reportaje de El País, solo tres padres intentaron ver a las mujeres o reclamar la custodia de los bebés.

Debido a estos casos existe un fuerte debate dentro del feminismo sobre la gestación subrogada. Y claro, nunca hablamos de un solo feminismo, sino de varias corrientes con posturas distintas. Silvia Trujilo, socióloga, investigadora y docente, lo resume:

Por un lado hay un feminismo más institucional, por así decir, más liberal en el sentido clásico del liberalismo, que no solo plantea su acuerdo con este tipo de prácticas sino que además legisla. Hay otra corriente que está en total desacuerdo porque cuestiona el hecho de que se nos toma como seres gestantes, ni siquiera se habla de mujeres sino de seres gestantes. Las que son más claras en este sentido son las feministas materialistas, las que plantean que a las mujeres, en este sistema patriarcal-capitalista, se nos expropia todo nuestro trabajo y entienden como fruto de nuestro trabajo no solo el trabajo en el ámbito público y privado sino también nuestros hijos e hijas.

En España, en la oposición frente a la gestación subrogada lo mismo confluyen algunas corrientes feministas, un partido progresista como PODEMOS y la Iglesia Católica, aunque, obvio, la crítica viene desde argumentos diferentes. En México, país donde la gestación subrogada se permite para personas y parejas LGBTQ, también hubo protestas en contra de la legalización de la práctica. Todos estos movimientos internacionales se han organizado para hacer presión ante los distintos gobiernos y ante la Organización de Naciones Unidas, para que la práctica sea prohibida.

Esa fue una de las razones que llevaron a Juan Miguel a tomar la decisión de ser padre ya, mediante gestación subrogada. El debate y la presión de los grupos opositores es tal que en cualquier momento las reglas podrían cambiar.

Para Donna Dickenson, filósofa con una extensa obra sobre ética médica, existe un riesgo cuando la respuesta a la gestación subrogada es su ilegalización. Sobre todo porque eso la convierte en práctica clandestina con el riesgo que ello implica para mujeres que viven en condiciones precarias. En uno de sus artículos plantea la necesidad de legislaciones más claras y estrictas, que protejan a las mujeres y a las y los niños.

De vuelta a Guatemala

En Guatemala nuestra legislación no hace ninguna mención respecto a la práctica de la gestación subrogada. Juan Pablo Gramajo, abogado y catedrático, me explica:

¿Por qué no está regulado a nivel Guatemala? Yo me atrevería a decir que nuestro Código Civil, que es donde corresponde en principio regular todo el tema de la paternidad y la filiación, etc. Es a la vez moderno en algunos temas pero es antiguo en tanto que data del año 63. No dudo que también tendrá que ver con el carácter más conservador de la sociedad guatemalteca.

Pese a lo conservadora que suele ser nuestra sociedad en algunos temas y a las reacciones que su decisión podría provocar, Juan Miguel nunca quisó mantener oculta la gestación subrogada de su hijo. Hubo quienes incluso le recomendaron inventar alguna historia como una posible separación con la madre.

Con la familia extendida se los quise decir antes de hacerlo público para que no se enteraran por Facebook. Hay gente muy conservadora, hay gente muy liberal pero se lo toman bien. Quizás no me hacen muchas preguntas pero está bien.

Situaciones incómodas pues sí, cuando vamos donde alguna persona nueva y te preguntan por la mamá. O está el estereotipo de muchas personas que creen que la madre tiene que hacerse cargo de los hijos y cuando miran que sos un hombre y vas con un bebé te lo quieren quitar porque piensan que no lo vas a hacer bien. Yo no me lo tomo a mal.

En donde sí encontró algunos problemas fue en el proceso de inscripción de su hijo porque, a través de la vía consular, la legislación guatemalteca exige que figure una madre. Sí puede haber hijos sin padre pero no sin el reconocimiento de una madre. Al final debió acudir a una inscripción por la vía notarial.

Ya que yo tuve la fortuna de que encajaran las cosas en mi vida creo que varios años después no me hubiera perdonado haber dejado pasar la oportunidad de hacer el sueño de mi vida. No me lo hubiera perdonado ni a mí mismo ni por mi familia, porque está marcando una diferencia, ni por la comunidad porque para la comunidad LGBT es algo importante. Gran parte del apoyo que he tenido es de la comunidad. Para la gente joven de la diversidad, para los que están en la escuela o la universidad, hará una diferencia el saber que la paternidad no es imposible. Para un niño que está saliendo del closet puede ser muy importante.

Tras apagar la grabadora conversamos sobre los niños. Lo rápido o no que suelen empezar a hablar y lo variable de sus hábitos de sueño, sobre esa etapa conocida como los “terribles 2” y que algunas veces se extiende hasta los 3 o 4 años; y sobre el dilema para escoger colegios.

Una cosa es el suceso biológico o el acto jurídico que nos convierte en padres, otra muy diferente es ser “papá”. Esa condición no depende de un momento determinado o una firma y un par de sellos, es una condición que nunca termina de construirse y que requiere un aprendizaje permanente y un compromiso en constante renovación. Ese es el camino que Juan Miguel apenas comienza.

También está claro que la paternidad siempre será diferente a la experiencia de la maternidad porque nosotros, como hombres, por más que podamos acompañar un embarazo o ver una ecografía, nunca experimentaremos de la misma manera el proceso de la gestación porque simplemente no ocurre en nuestros cuerpos.

El debate sobre la gestación subrogada apenas comienza en Guatemala o debería comenzar para buscar un equilibrio entre el derecho a la paternidad y a tener alternativas para la gestación, y la protección de los derechos de las mujeres y de quienes nacerán de sus vientres.

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  • Investigación y locución: Gabriel Woltke
  • Idea original y edición: Enrique Naveda
  • Producción: Diana Cóbar
  • Dirección: Francisco Rodríguez
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