Los otros cuatro niveles son mucho más aplicados, empezando por uno que es vital para el desempeño de las instituciones públicas: los estudios organizacionales, que abordan todas las condiciones que alientan, favorecen y generan condiciones óptimas para los empleados públicos, o por el contrario, las condiciones estructurales, el contexto concreto y las reglas vigentes que sistemáticamente producen un entorno desfavorable para el trabajador en la administración pública. La premisa fundamental es que el recurso más valioso que tiene la administración pública es su recurso humano, por lo que entender el entorno en el que se desenvuelve es fundamental para hacer eficientes y eficaces las acciones en la administración pública.
El tercer tipo de investigación es más conocido: los estudios de administración pública como tal, especialmente en su entendimiento sobre las complejidades del paso de la visión estática sobre la administración pública, hacia la visión más dinámica y flexible de la gestión pública, especialmente en su vertiente más reciente, la gestión para resultados
El cuarto tipo de investigación es la investigación prospectiva y estratégica, que se puede plantear son los estudios prospectivos, diseñados para recopilar información sistemática y relevante para la toma de decisiones, especialmente si se considera que las autoridades de gobierno están sometidas a demasiadas presiones, y una respuesta certera y adecuada podría resolver muchos problemas a futuro.
Finalmente, el último tipo de investigación es la que debe arrojar información sobre el ciclo de las políticas públicas, especialmente en sus últimas dos fases: los problemas en la implementación de las acciones, y los procesos de evaluación, seguimiento y reformulación de las mismas. La idea central en este aspecto es que hay demasiadas políticas públicas muy lindas y muy cargadas de buenas intenciones, pero que casi nunca pasan de ser declaraciones de buena voluntad.
En resumen, repensar de forma diferente a las instituciones es el objetivo fundamental de la investigación que se quiere impulsar desde el Instituto Nacional de Administración Pública -INAP-, es decir, tradicionalmente se ha pensado que las instituciones son el “resultado contingente” de las luchas sociales; las últimas corrientes institucionales piensan, más bien, que los malos resultados sociales, políticos y económicos se deben a las deficientes reglas institucionales y a los entornos institucionales debilitados y sin poder de cohesión.
Esto es especialmente importante, ahora que el Instituto cuenta con un programa, largamente anhelado, de formación que inicia desde la licenciatura, hasta culminar con programas de maestría y doctorado, lo que viene a complementar la oferta de capacitación de empleados públicos que ya se tiene.
Me han preguntado repetidamente, ¿por qué se justifica la investigación en un país con tantas carencias y urgencias? Y siempre que me topo con este tipo de preguntas, mi cabeza da mil vueltas. ¿Por dónde empiezo, si hay tantas cosas que se podrían decir? Justo por eso, se requiere una respuesta larga y tendida; prometo, por tanto, será lo primero que quisiera comentar en mi próxima entrega para Plaza Pública.
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