El jueves pasado, Mario Andrés Duarte García, hasta ahora flamante secretario de Inteligencia Estratégica de Jimmy Morales, nos obsequió una muestra más de la forma en que el actual gobierno está relacionándose con otros países al renegar de las reglas de la inteligencia que caracteriza a un diplomático efectivo y decantarse por la torpeza de un bruto. Ayuda a entender por qué Jimmy Morales mantiene a Sandra Jovel como canciller, ya que, aun con su empeño denodado de hacer el ridículo internacional cada vez que puede y de aislar a Guatemala del concierto de las naciones, la vergonzosa realidad es que el resto de los funcionarios es muchísimo peor que ella.
Y es que no es solamente la desfachatez de su bastante torpe ofrecimiento de devolver los vehículos J8 o de cuestionar las cifras de fuente estadounidense sobre incautación de drogas ilegales. Ambas imprudencias son descomunales, pues ponen a Guatemala en zona de riesgo de ser objeto de sanciones y comprometen la asistencia de Estados Unidos, que puede ser suspendida como reacción de la mayoría demócrata y de no pocas voces republicanas sensatas en el Congreso de ese país.
Uno de los aspectos más graves de la perorata nacionalista de Duarte García es que evidencia ignorancia profunda y menosprecio irresponsable de las razones por las cuales Guatemala sí necesita de la cooperación internacional. Dichas razones son causa para que Guatemala sea vergüenza a nivel mundial, como los hechos de que la mitad de sus niños estén desnutridos, de que tenga a alrededor de cuatro millones de menores de edad fuera del sistema educativo, de que sufra niveles altísimos de mortalidad materno-infantil y un largo y trágico etcétera. Por ello, solo quien ignora esta situación, el necio, el egoísta o el corrupto criminal que voltea a ver a otro lado conociéndola, puede tener dificultad para explicarse la tragedia de la migración, de por qué, pese a peligros incluso mortales, los guatemaltecos son los centroamericanos que están migrando más que en años anteriores.
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Todo funcionario público debería entender que las capacidades nacionales, por ejemplo el espacio fiscal hoy disponible (ingresos tributarios y nivel de gasto público), son abrumadoramente insuficientes para resolver estos que son los principales problemas de Guatemala y que por ello deberían ser las principales prioridades de todo gobierno. Así, en tanto en Guatemala no resolvamos esos problemas, cosa que nos puede tomar generaciones para lograrlo, tiene mucho sentido y debería continuar siendo parte de una política exterior prudente y sensata que los recursos para resolver problemas como el narcotráfico u otros temas que benefician principalmente a otros países continúen proviniendo principalmente de la cooperación internacional. Es decir, esto es lo que uno esperaría de un estadista verdadero, honesto y consciente de su realidad.
Por esta razón es que el nacionalismo necio, populista, egoísta y barato de Duarte García y de la gavilla que acompaña a Jimmy Morales debe ser primero desenmascarado y luego rechazado con convicción. A ver cuándo como sociedad nos ponemos serios, tomamos conciencia con honestidad de la enorme gravedad de nuestros problemas y les ponemos atención a los datos y estudios técnicos que nos muestran lo complejas, caras y difíciles que son la soluciones.
Cada segundo que pasa sin que empecemos a resolver de verdad nuestros problemas prioritarios o, peor aún, retrocediendo lo pagaremos aún más caro de lo que ya es. Las soluciones de estos problemas requieren de inteligencia de verdad, no de un bruto ostentando un cargo de inteligencia.
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