Ir

Inicia el juicio por la desaparición de Marco Antonio Molina Theissen

Tipo de Nota: 
Información

Inicia el juicio por la desaparición de Marco Antonio Molina Theissen

Palabras clave
Historia completa Temas clave

En el primer día del juicio por la desaparición forzada de Marco Antonio y los abusos sexuales a su hermana, Emma Molina Theissen, el Tribunal rechazó las peticiones de los acusados, de celebrar las audiencias a puerta cerrada y sin la presencia de los detenidos.

Han tenido que pasar 37 años para que los cinco exjefes militares, acusados de la desaparición del adolescente de 14 años, Marco Antonio y la violación sexual de su hermana, Emma Molina Theissen, enfrenten a la justicia.  Son ahora ancianos, que en su mayoría tienen más de 80 años. Debido a los achaques de la edad, los jueces les han permitido guardar prisión en las habitaciones del Centro Médico Militar. Ahí mantienen un estatus como jubilados, enfermos, pero también como presos.

El argumento del Ministerio Público (MP) es que los cinco acusados tenían jerarquía militar y desde sus posiciones, ordenaron, conocieron y dirigieron las acciones en contra de los hermanos Molina Theisen.

Francisco Luis Gordillo Martínez era el comandante de la base militar Manuel Lisandro Barillas, en Quetzaltenango, lugar en donde Emma Molina Theissen, que entonces tenía 21 años, estuvo secuestrada durante 9 días. Ella formaba parte de la Juventud Patriótica de Trabajo, adscrito al subversivo Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) y viajaba en un bus cuando fue capturada en un retén militar. Entre sus ropas llevaba copias del periódico de la organización.  

Edilberto Letona Linares fue subcomandante de esa base militar. Hugo Ramiro Zaldaña Rojas fue oficial de Inteligencia en esa sede y participó en el retén en la ruta Interamericana en donde la víctima fue capturada.

Simone Dalmasso

Manuel Antonio Callejas y Callejas fue director de Inteligencia Militar (G2) y Manuel Benedicto Lucas García era el jefe del Estado Mayor del Ejército. Los cinco están acusados de la violación continuada y delitos contra los deberes de la humanidad. Los últimos tres también suman el cargo por desaparición forzada de Marco Antonio Molina Theissen, un niño de 14 años al que sacaron violentamente de casa.

[relacionadapzp1]

Primer día de juicio

En la primera jornada del juicio, realizado este 1 de marzo, la defensa de los cinco exjefes militares trató de impedir que la audiencia fuera pública. La decisión de los tres jueces del Tribunal C de Mayor riesgo fue que no podían cerrar la puerta y que el proceso debía realizarse de manera oral y pública.

La sala de audiencias del 13 nivel de la Torre de Tribunales estaba llena, principalmente de activistas de derechos humanos que respaldan a las víctimas que piden justicia. Emma Theissen y Emma Moliana Theissen, madre e hija, llevan años en la búsqueda de los restos de Marco Antonio.

En 2004, después de un largo proceso, consiguieron que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenara al Estado de Guatemala por la desaparición forzada y los abusos cometidos en contra de Marco Antonio y Emma Molina Theissen. En la sentencia se especifica que el Estado debe buscar los restos del joven, que nunca apareció, e investigar los hechos. Lo primero no se ha cumplido, y lo segundo empezó a tener frutos en enero de 2016, cuando fueron capturados los cinco exjefes militares. En 2017 un juzgado los envió a juicio.

Durante la audiencia, la defensa de cada uno de los militares tomó la palabra para rebatir los argumentos del MP y los querellantes.

Waldemar Leonardo, abogado de Zaldaña, insistía en que la teoría que plantean el MP y los querellantes no se podía probar, porque no había documentos oficiales que lo respaldaran. Para la fiscalía ha sido difícil tener acceso a documentación oficial. Algunos planes militares, como Victoria 82, Operación Sofía o Firmeza 83, fueron obtenidos por colaboración de entes internacionales y no por las autoridades locales.

Leonardo también hizo referencia a que la sentencia de la Corte Interamericana, no puede “obligar” a que los jueces resuelvan en contra de los acusados. El abogado trataba de convencerlos de que no deberían sentirse presionados y que más bien, debían ejercer su independencia judicial.

Simone Dalmasso

El juez presidente, Pablo Xitumul, tuvo que llamar al orden al defensor de Letona, cuando desvió su defensa para señalar que Emma Molina Theissen había sido detenida por homicidio y tenencia y portación de arma de fuego cuando tenía 17 años, y que por ser menor de edad no fue sancionada.

La defensa de Callejas y Callejas insistía en la prescripción de los delitos y en la falta de denuncia de la víctima, cuando sucedieron los hechos. Emma Molina y su madre buscaron ayuda, pero tuvieron que exiliarse luego de amenazas y otras presiones a su familia.

El abogado de Benedicto Lucas, se concentró en explicar que su cliente no tuvo cadena de mando. “El Estado Mayor del Ejército no era más que un órgano consultor o asesor. El jefe del Estado mayor era tercero al mando” explicó.

La defensa del coronel Gordillo pidió que se le permitiera a todos los implicados participar de las audiencias por videoconferencia. Un derecho que tenían y al que apelaba por “humanidad” debido a las condiciones de salud de los implicados. El abogado Alejandro Arriaza, que defiende a Gordillo, explicó que a su cliente, de 82 años, se le había intentado trasladar en un picop lo cual ponía en riesgo su vida y su salud. Y que los grilletes le habían provocado heridas en las manos.

Simone Dalmasso

A pesar de la insistencia de Arriaza, que reclamaba constantemente, el Tribunal le negó la petición. Los únicos lugares donde hay instalados equipos para videoconferencias son Fraijanes, Pavón y Pavoncito. Y son específicamente para que los utilicen en casos de riesgo, como se hace con los pandilleros.

El punto más álgido de la audiencia ocurrió por la tarde, cuando Gordillo decidió declarar. A sus 82 años, sentado frente al Tribunal, con voz temblorosa, señaló que estaba enfermo, y que se sentía afectado por ser acusado de violador de derechos humanos. Explicó que estaba jubilado del Ejército desde 1983 y que se consideraba inocente de los cargos.

“Tengo la conciencia limpia” y “estos procesos se han ideologizado” indicó. Además señaló que había grupos extranjeros interesados en el proceso y que con antelación él se sentía ya condenado. Luego de esa aseveración, el juez Xitumul le aclaró de la independencia del Tribunal, que el juicio estaba en su fase inicial y que sopesarían todas las pruebas que les presentaran.

Simone Dalmasso

[relacionadapzp2]

Alejandro Arriaza interrumpió en varias ocasiones a su cliente para impedir que respondiera las preguntas del MP y los querellantes.

Los fiscales y abogados le pedían que leyera documentos que hacían referencia a la captura de Margarita Chapetón (nombre que usaba Emma Molina Theissen para ocultar su verdadera identidad) y que informara por qué tenía documentos oficiales con el sello de “secreto” en su vivienda. Durante los allanamientos de la Fiscalía de Derechos Humanos, se encontraron esos archivos que ahora forman parte de las pruebas en el proceso.

Estos papeles corresponden a informes de la zona militar de Quetzaltenango, que Gordillo dirigió. En una de las páginas que Gordillo no quiso leer, se indicaba que las tropas tenían problemas de enfermedades venéreas.

El interrogatorio a Gordillo terminó cuando dijo que no respondería ninguna pregunta y que no se sentía bien de la cabeza.

Zaldaña, otro de los militares acusados, se abstuvo de declarar. Para el lunes 5 de marzo se tiene prevista la continuación del juicio. Ese día podrán declarar los otros sindicados. En el desarrollo del proceso también se espera escuchar a las víctimas.

Simone Dalmasso

Autor
Edición
Autor
Edición