La obra que cito es importante porque aborda el problema de la tensión política romana en la República tardía desde una perspectiva que, aunque novedosa, es muy apegada al espíritu político romano. A decir, los grupos de poder debían legitimarse ante el pueblo, y eso significaba necesariamente poder beneficiar al populus Romanus.
Lo primero que resulta interesante es la primacía del tema agrario. Emil Jean presenta en su obra Historia Económica desde la Antigüedad hasta 1789, los primeros manifiestos escritos en demanda de tierras encontrados en Normandía con fecha posterior al siglo XII. La fecha y el hecho son interesantes pues habría que preguntarse por cual razón el anclaje del liberalismo en las élites criollas está en la demanda con respecto a los nobles de la Inglaterra de 1215 y no, en una experiencia social que haya sido mayormente inclusiva.
El problema de la tenencia de la tierra parece ser una constante en la producción de movimientos sociales de protesta o de resistencia. Las reformas agrarias de los Graco y hasta César (todo un continuo de transformación política que abarca del 133 al 44 aC) parecía haber dejado inmune al estamento de la oligarquía de Senado, quienes entendían que mientras la tierra concedida fuese un resultado de la política colonial, entonces habría un beneficio para el sistema político y formas de enriquecerse expandiendo las líneas de comercio.
La esencia de las reformas de los Graco era muy diferente: Gravar el disfrute de la tenencia de la tierra cuando esta excediese una extensión determinada. Y si grandes latifundios eran otorgados de nuevo, habría obligatoriedad de dar trabajo a los hombres libres.
La situación es interesante: Los Graco (tanto Tiberio como Cayo) pertenecían a una de las familias romanas más acomodadas; su madre había desposado con Octavio llamado Augusto. Podrían entonces haber pertenecido al estamento de los optimates (buenos entre los buenos) y sin embargo, tomaron partido en las posturas del vulgo: ciudadanía para los itálicos, tierra para los soldados, tierra para la plebe urbana, representación política para los que habitaban en las colonias conformadas por los mismos colonos y, garantía de trabajo en las grandes extensiones concedidas.
Demás está decir que Tiberio Graco murió asesinado… y las posteriores reformas fueron echadas atrás en el Senado. Como diría Plutarco: ´a toda costa, sin importar el accionar dentro o fuera de la ley´.
No debe sorprender el asesinato y la sátira que sufrieran los Graco, sus progresistas reformas habían puesto el dedo sobre la llaga. Resultaba fácil para el estamento senatorial oligárquico producir una enorme riqueza sin permitir que el vulgo y la mano de trabajo liberta pudiera tomar parte en el proceso: Grandes villas, haciendas, casas de campo veraniegas en Pompeya y en España hechas y construidas a costa del estamento inferior, quienes jamás recibían algún tipo de compensación.
Suena mucho a la Guatemala de hoy, esa que tiene el mayor número de aviones privados por ciudadanos y al mismo tiempo afirma que no hay dinero para pagar más impuestos.
Semejante comportamiento atroz del estamento optimate, de esos ´buenos entre los buenos´ es comprensible: Los Graco habían atacado su institucionalidad. Cicerón, –patricio y senador– hablará sobre la belleza de la República: Sí, la República de unos cuantos construida con el trabajo de muchos. Si creemos a Dion Casio (Historia Romana), cada Senador Romano recibía en promedio 400 esclavos para el uso de sus familias, para atender sus graneros, fincas, villas y demás propiedades concedidas por Roma. Es sarcástico que Cicerón argumentara en contra de los gastos onerosos de la República y del despilfarro… claro, sin contar el que le beneficiaba... claro está.
Resulta interesante que los neoliberales latinoamericanos admiren tanto a un sujeto como Cicerón, endiosen la República Romana, tiren el ancla en la idea conceptual de la República y de los mecanismos de la República.
Toda República –no popular– es un mecanismo de resistencia de aristos . El tipo de unidad política perfecta: Un sistema diseñado para servir a los optimates, basta ver la llamada reforma fiscal, o la infinidad de casos en que ese mismo sistema que niega las medicinas y la educación puede con rapidez fantástica cumplir órdenes de desalojo en las fincas de los oligarcas.
República de Optimates.
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