Hilar memorias

La resolución final de la Corte de Constitucionalidad, decidiendo repetir etapas del juicio y de hacerlo hasta 2014, nos obliga a mantener presente la necesidad de volver a la historia, a las memorias de muchas mujeres y hombres que han sido silenciados como manera de mantener las cosas en su lugar, el lugar que hace, en buena parte, de Guatemala el país que somos hoy.  

 El segundo elemento que aflora con el juicio, es reconocer en la historia y en la vida de muchos, la lucha mantenida que se ha dado por la historia, por la memoria, y por la justicia. En la Capital se vivió de muchas maneras el apoyo a las víctimas, desde la presencia en la Sala de Vistas de la CSJ hasta otras maneras espontáneas. Pero si algo debemos reconocer y aprender, es el trabajo que por años se ha dado desde organizaciones sociales y de Derechos Humanos, acompañantes de las luchas que desde los territorios en donde se vivió la guerra, han estado comprometidos en la búsqueda de la justicia como camino de la reconciliación. Luchas nunca agotadas en el juicio, pero que se mantienen en pie frente a un proceso que debe escuchar desde la justicia estatal la voz de los que nunca han querido ser escuchados y nunca olvidar la dignidad de aquéllos que sufrieron una violencia exacerbada.

Organizaciones de mujeres han estado a la par de muchas como ellas –mujeres−, que vivieron violencia sexual y ver su cuerpo como un instrumento de placer obligado, sumada a la muerte, a la tortura y a muchas otras maneras de ir contra la vida. No sólo las mujeres ixiles vivieron esta realidad. Ser mujer en un país en guerra es muchas veces, ser para el poder, mujer como sujeto de violencias en donde se implica nuestro cuerpo y nuestra sexualidad. También en Ciudad Guatemala mujeres fueron violadas y, descaradamente sus perpetradores lo decían en mesas de cantinas. La defensa de nuestro cuerpo, contra lógicas de violencia estatal, de poder interiorizado, de valores machistas, sigue siendo una lucha por dar, en toda Guatemala.

Debemos hilar nuestras memorias, crear puentes entre los tiempos de nuestras vidas –de las mujeres con muchos o pocos años−, y entre los diferentes lugares de dónde venimos. Hilar también nuestras maneras de ver la vida, desde nuestras maneras de explicarnos el mundo, desde los valores que rigen nuestros actos. Hilar para defender la vida y haciéndolo, tejer una nueva historia. Este domingo 7, estaremos muchas mujeres y hombres de muchos lugares, presentes por no olvidar el ejemplo de las mujeres ixiles en las semanas anteriores, y para compartir con ellas el sentido último de nuestras luchas y de nuestros compromisos. Un sentido identificado con la vida. Habrá voces de mujeres en su poesía y en su canto, mujeres que compartan sus experiencias, habrá un espacio para hablar y escucharnos. Ojalá podamos encontrarnos este domingo 7, en el parque Central desde las 9:30.