Y esto sin contar los casi cuatro millones de puertorriqueños que viven en la isla, lo cual sumaría 54 millones. Hoy por hoy, los hispanos representan el grupo minoritario con mayor crecimiento poblacional, un grupo pujante cuyo incremento fue cuatro veces mayor que el de la población total (43% contra 9.7%).
Al igual que hace 10 años, los grupos hispanos predominantes siguen siendo el mexicano y los del área caribeña (Puerto Rico, Cuba y República Dominicana). Sin embargo, los hermanos salvadoreños rebasan ahora a los dominicanos. En ese orden, los habitantes de origen mexicano suman 31.7 millones (63%); los puertorriqueños 4.6 millones (9.2%); los cubanos 1.7 millones (3.5%); los salvadoreños, 1.6 millones (3.3%); los dominicanos, 1.4 millones (2.8%) y los guatemaltecos alcanzan poco más de un millón (2.1%).
Sin embargo, los guatemaltecos crecieron más que el resto de estos grupos. Mientras que la población de origen mexicano creció 54% y la salvadoreña 152% desde el último censo, la guatemalteca creció 180%. La mayoría de guatemaltecos viven en los estados de California, Florida y Nueva York y más de dos tercios (68%) son inmigrantes. De aquí que no sea sorprendente que a finales del año pasado, el primer Pollo Campero abriera sus puertas en Minnesota, en uno de los suburbios al oeste de su capital política, San Pablo, donde sus residentes son mayoritariamente mexicanos. Es evidente que la población hispana se vuelve más diversa y los llamados productos nostálgicos siguen las tendencias e incursionan en este mercado.
Otros datos revelados por el Censo incluyen la autoidentificación étnica de los guatemalteco-estadounidenses. Cuando se detalla por raza o etnia con la cual se identifican, casi la mitad (49.4%) se autoidentifica como “alguna otra raza” (AOR) o “some other race” (SOR); es decir, una combinación de varias etnias u orígenes nacionales. Por otro lado, 38% se identifican blancos; 7.2% de dos o más razas; 3% indígena estadounidense y apenas 1.1% negros. Las categorías AOR y más de dos razas capturarían quizás a los grupos mayas y ladinos o mestizos. Según el Censo, los guatemaltecos y salvadoreños se identifican más que cualquier otro subgrupo centroamericano como indígena-estadounidenses.
Lo anterior denota que al igual que la comunidad hispana en su totalidad, la guatemalteca es heterogénea, al contrario de la idea generalizada de que somos un grupo compacto debido a que compartimos algunos rasgos comunes, ya sean culturales, lingüísticos o históricos. En unas cuantas semanas se obtendrán mayores datos de los hispanos por origen nacional y étnico en localidades más pequeñas, como condados, ciudades y vecindarios, y se podrá determinar mejor el porcentaje de guatemaltecos por estado y cómo este mosaico cambia según las unidades geográficas que ofrece el Censo 2010.
Estas estadísticas debieran respaldar una serie de políticas que beneficien al conjunto de la población hispana debido no sólo a su peso demográfico, sino también económico, social, cultural y político. Sin embargo, aunque existen avances en algunos indicadores socio-económicos para los hispanos en la última década, las desigualdades siguen siendo preocupantes y urgen de mayor atención, ante todo después de la reciente crisis económica. Las brechas en educación, empleo, acceso a la salud y vivienda así como los niveles de pobreza en relación con otros grupos étnicos, amenazan de seguir ensanchándose para muchos de los subgrupos hispanos. Estos indicadores son más agudos para la población inmigrante y afectan el capital social y humano a la base de cualquier sociedad viable.
Por eso es de saludar que el Migration Policy Institute, en Washington, haya iniciado un estudio para apoyar las políticas migratorias en la región, incluyendo no solo a México sino que también a Centroamérica, con especialistas de Guatemala, Honduras y El Salvador. El proyecto “Regional Migration Study Group” estará dirigido por del ex vicepresidente guatemalteco Eduardo Stein, junto al ex presidente mexicano Ernesto Zedillo y el ex secretario de Comercio estadounidense Carlos Gutiérrez. Uno de los principales aspectos del estudio es que abarcará políticas de integración de inmigrantes. Además, el grupo de estudio explorará otros temas, como seguridad en las fronteras, flujos migratorios, y la coordinación y promoción de sistemas educativos y de inserción laboral.
Es de esperar que este estudio técnico no se centre solamente en la economía de la inmigración, sino también aborde otros temas, como la protección de los inmigrantes y derechos laborales. Sobre todo, los responsables de este estudio, dadas su influencia y peso político, están llamados a ejercer la presión necesaria para solucionar el tema número uno de los hispanos; a saber, la autorización de las personas indocumentadas y sus hijos, medida esencial para insertarlas plenamente en la vida social, política y económica de este país. Más allá de una cuestión estratégica, la reforma migratoria integral es una cuestión humanitaria.
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