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Guatemala empata con Tayikistán (con uno de los peores índices de desarrollo humano del mundo)

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Guatemala empata con Tayikistán (con uno de los peores índices de desarrollo humano del mundo)

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El puesto 127, en una lista de 189 países, resultó en un empate: Guatemala y Tayikistán. Ambos países comparten puesto en el ranking del Índice de Desarrollo Humano que presentó el mes pasado Naciones Unidas. La situación es alarmante, los indicadores de desarrollo en Guatemala se estancaron y dada la situación política y social, los expertos temen que retrocedan. Algo que solo ocurre en países en guerra o naciones sumidas en el caos. “Vamos para atrás”, es la voz de alerta que nadie escucha.

Cerca de la mitad de los niños menores de cinco años de Guatemala sufren desnutrición, casi un 20 % de la población no sabe leer ni escribir, el promedio de escolaridad es de seis años y medio. Todos esos datos, que este año actualizó el informe de Desarrollo Humano, ya los conocemos. Y como fantasmas ya conocidos no nos asustan. Pero deberían. Porque cada vez están peor y no hay señales de que puedan mejorar. De hecho, los expertos temen que se llegue a un retroceso en el índice, algo que ha ocurrido muy pocas veces en la historia y solo en países sumidos en conflictos (Siria cayó 27 puestos este año, Venezuela 16).

Desde su oficina en la zona 14, Gustavo Arriola Quan, coordinador del informe en Guatemala, mira por la ventana: “aquí hay crecimiento, si no, no veríamos todos estos edificios; cada vez hay más”, reflexiona. “El problema es la desigualdad”, sentencia, mientras muestra en la pantalla de su computadora un mapa del mundo, en donde los países están clasificados por colores, según su nivel de desarrollo humano. Guatemala aparece en el amarrillo, color que identifica a los que tienen un índice de desarrollo medio. En naranja, el color de bajo desarrollo, solo aparece Haití en este continente, y una serie de países africanos. “Pero ese mapa es, por promedio —se apresura a explicar Arriola—, si desagregamos el país encontraríamos muchos municipios en naranja”. El promedio lo salvan los ricos, que cada vez tienen más y hacen que la situación no parezca tan grave. Pero lo es. Sobre todo si se pone atención a la caída en el crecimiento de los indicadores. Arriola, filósofo y matemático, busca otra imagen, esta marca que en 2010 la escolaridad en Guatemala crecía un 3.61 % anual, lo cual era esperanzador, pero para 2017 ese crecimiento ya había bajado al 1.57 %.

“Guatemala es el país con mayor número de vehículos de lujo de la región”, dice Arriola, al tiempo que muestra los datos de desnutrición: 47 % de los niños sufren desnutrición crónica.

“El desarrollo humano se estancó en los últimos tres años. La tendencia que tenía desde 1990 hasta 2015 era de subir por lo menos un 1 % anual, pero los últimos años ha subido menos de 0.5 % anual. La tasa de matriculación de primaria ha caído terriblemente, eso impacta en el índice y creemos que el índice puede llegar a tener un comportamiento negativo en los siguientes años”, dice alarmado Arriola. Este año Guatemala cayó un puesto, el año pasado alcanzó el 126.

¿Podríamos retroceder en el índice de desarrollo humano?

El índice de desarrollo humano tiene la cierta virtud de que no es tan variable como el comportamiento de la economía; por ejemplo, el crecimiento económico se puede decir que es bastante volátil, el índice de desarrollo humano es mucho más estable, más estructurado. Entonces cuando hay un cambio así, es de preocuparse, por qué es algo que podría reflejarse ya en el mediano plazo, estamos ante un estancamiento de país en temas sociales. Si seguimos esa tendencia creo que es realmente preocupante qué es lo que pueda pasar, si no se toman acciones inmediatas, si no hay reformas que permitan cierta estabilidad política… porque finalmente todo viene a eso, la inestabilidad no permite diseñar una política de desarrollo que sea sostenible.

Hay países que ha retrocedido porque tienen guerras, por eso es tan preocupante, porque si llega a retroceder Guatemala realmente significa que estamos en un caos, y si se mantiene esta tendencia a los cinco años podría haber una caída del índice y eso sí sería bastante grave. Son pocos los países que caen. Sólo Haití y algunos países africanos. Un retroceso en el índice de desarrollo humano no es una cosa que se dé, todos van poco a poco aumentando, son raros los que retroceden.

En 2015 estábamos ante un cambio político que daba ciertas esperanzas, pero eso no se tradujo en el cambio social que este país necesita. Estamos hablando de educación, estamos hablando de desnutrición, estamos hablando de una generación que ya viene comprometida. Posiblemente la mitad de los niños que representan lo que este país va a ser en el mediano plazo no se les están garantizando las condiciones para generar desarrollo. El desarrollo es un cambio que se da en cierto plazo y tiene que ver con el cambio generacional, con empoderar a las nuevas generaciones, eso se está viendo muy complicado ahorita.

¿Todos los indicadores se han estancado?

Todos con excepción de los ingresos. Esa es la paradoja de Guatemala, que tiene una economía relativamente saludable en el sentido promedio. Porque si uno analiza la desigualdad económica vemos que hay un 70 % de la población que está en la informalidad y la gente que está en pobreza económica anda alrededor del 60 %, y toda esta gente está excluida de ese crecimiento económico. Entonces tenemos un crecimiento económico relativamente estable, no podríamos decir que robusto. Si queremos transformar la estructura social necesitamos crecer por lo menos un 6 % y estamos creciendo entre 3 y 4 %, y eso solo favorece a las élites. Hay una parte de la economía del país que sigue creciendo. Una clase media que más o menos anda aguantando y una clase alta que está creciendo bien. De los tres indicadores del índice de desarrollo humano el único que está creciendo es el económico, incluso mejorando su desempeño. 

Pero tanto la esperanza de vida, la escolaridad y la esperanza educativa se cayeron, en consecuencia, el índice también, que no alcanzó ni 0.5 en estos últimos dos años. 

Entonces tenemos un crecimiento económico relativamente saludable pero que no se traduce en desarrollo.

Y que tampoco se refleja en la recaudación tributaria...

Ese es otro tema. Tenemos una de las cargas tributarias más pequeñas del mundo. Este gobierno ni siquiera se planteó la posibilidad de hacer un cambio en la carga tributaria. Por supuesto no existen condiciones políticas, porque esto tiene que ser un pacto social en el que la gente acepte que es necesario un incremento en la carga tributaria. Pero eso tendría que traducirse en un gasto de calidad y ahí es donde tampoco se ve que ocurra, y con todo esto que sucede parece difícil. Entonces tenemos un gasto público qué es la tercera parte del gasto público social latinoamericano, y eso obviamente no se traduce en mejores condiciones ni en salud ni en educación.

Además, la política macroeconómica del país indica que no se debe subir la deuda, eso también es parte de la discusión —que algunos piensan que es una discusión ideológica— de qué tanto le Estado debe endeudarse o no. Guatemala es un país conservador en ese sentido, no se arriesga, entonces mantiene estabilidad, pero el crecimiento no llega la gente. Y si no estamos más graves es por las remesas. Dependemos mucha de las remesas y a la hora de que haya un cambio migratorio muy grave o una crisis en Estados Unidos sería un impacto grave para el país.

La caída se da justo en 2015, supongo que eso se debe al momento político que estábamos viviendo en ese año y a la inestabilidad que ha seguido hasta estos días…

En realidad, es desde el gobierno de Otto Pérez Molina que empieza a retroceder abruptamente la tasa de matriculación de la primaria principalmente; en 2007 casi habíamos alcanzado el 100 % de matriculación primaria, esto tenía que ver con los programas sociales, porque estaban condicionados a que los niños estudiaran. Pero después esos programas se abandonaron, cambió la política y la gente sacó a los niños de la escuela, y poco a poco fue cayendo. Y por eso ahora estamos a casi un 25 % de déficit de la tasa de matriculación neta. Los niños están abandonando la escuela. Este informe también muestra que hay un 25 % de deserción en la primaria. Los indicadores educativos son los que más alarman, y por supuesto el tema de la desnutrición. Tenemos un 46 % de desnutrición crónica, estamos hablando de niños que no sólo no están yendo a la escuela, sino que están con desnutrición crónica, entonces qué futuro espera. 

¿La esperanza de vida también bajó?

Se estancó. La esperanza de vida es un indicador todavía más estructural, porque es a largo plazo. La de Guatemala está más o menos igual a la de los países del triángulo norte, alrededor de 74 años. Es un indicador que más o menos está empujado regionalmente, que no cambia abruptamente. Y por eso es más alarmante, porque está cayendo su comportamiento. En el índice de desarrollo humano que se calculó a nivel nacional se muestra que la salud es el tema que está más grave, tenemos una bajísima inversión pública en salud, menos del 2%. Ha sido muy registrado el caos en el que está el sistema de salud, y esta crisis se va a ver reflejada en unos años en la esperanza de vida.

¿Nuestro mayor problema es la desigualdad?

Sí, aquí el problema es la desigualdad. Es una desigualdad terrible, y eso me lleva a otro indicador: la pérdida que hay por desigualdad. Este índice nos muestra cuánto se pierde por desigualdad. Para esto hay un criterio de un economista que se llama Anthony Atkinson, que permite ver cuánto se pierde en bienestar por la desigualdad, eso se aplicó al índice de desarrollo humano y nos permite decir que hay un 28 % de perdida por desigualdad en Guatemala. En el mundo se pierde un 20 %. Y en la región Costa Rica pierde un 18 %, Honduras 29 %, El Salvador 27 %. Hay un 33 % de pérdida en ingresos y 14 % en la esperanza de vida. 

¿Y en desigualdad de género?

En ese sentido Guatemala está entre los países más altos, de hecho, es el más alto de la región. Es el que tiene mayor desigualdad de género. Ocupa el puesto 120 de 156 con relación a la desigualdad de género. Por cada quetzal que gana un hombre en Guatemala la mujer gana 48 centavos.

La tasa de la población económicamente inactiva en las mujeres es superior al 50 % y en los hombres es aproximadamente 18 %. El tema es que esa inactividad de las mujeres es porque ellas se dedican al trabajo doméstico y eso aquí no se considera económicamente activo. En otros países eso ya se mide. En Guatemala más del 80 % de los hombres están entre la población económicamente activa y en las mujeres es más o menos un 45 %.

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