Guatemala, el eterno proyecto inconcluso de la democracia

Hace apenas unos días, la Flacso de Guatemala acaba de presentar una compilación de nueve ensayos que tienen como tema central los reiterados intentos fallidos por construir una democracia sólida. Y para ello, el título del libro no podía ser más sugerente: Guatemala, el eterno cerco a las transformaciones democráticas. Su mensaje central podría sintetizarse así: «Guatemala vive una profunda crisis sistémica de una enorme complejidad, en cuyo marco se registran retrocesos en materia de derechos y una profunda degradación institucional del Estado». Afortunadamente, la publicación del libro de la Flacso coincidió con la presentación de la última novela del escritor Mario Vargas Llosa, Tiempos recios. Ambos libros documentan desde diferente perspectiva el inconcluso proceso por construir una democracia en Guatemala. Así, el tema central de la novela son los sucesos que llevaron a la caída del coronel Jacobo Árbenz Guzmán, el segundo y último presidente de la llamada Primavera Democrática (1944-1954), para lo cual se vale de mucha imaginación literaria, pero también de una impecable investigación histórica.

Al principio, entre los actores de izquierda en Guatemala, la noticia del libro de Vargas Llosa despertó inquietud. ¿Qué hace un pensador de derecha escribiendo sobre una figura de izquierda como Árbenz? Paradójicamente, una vez conocido el argumento de la novela, los que se sintieron defraudados fueron los ideólogos de la derecha, especialmente ofendidos porque, para escribir su novela, Vargas Llosa utilizó la infraestructura bibliográfica de la Universidad Francisco Marroquín. Y ambos grupos tenían razón. Saber los detalles de la novela podría ayudar a inclinar la balanza para resolver un viejo dilema político en Guatemala: ¿Árbenz fue un héroe injustamente tratado o un villano que obtuvo lo que se merecía?

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El argumento de Vargas Llosa no podía ser más provocador: el derrocamiento de Árbenz se basó en una de las más grandes mentiras del siglo XX, ya que el objetivo del Gobierno de Guatemala no era establecer un régimen comunista, sino una democracia constitucional al estilo de la de Estados Unidos. Y las consecuencias de ese derrocamiento fueron nefastas, en primer lugar para Guatemala, pero también para muchos países de América Latina:

 «Hechas las sumas y las restas, la intervención norteamericana en Guatemala retrasó decenas de años la democratización del continente y costó millares de muertos, pues contribuyó a popularizar el mito de la revolución armada y el socialismo en toda América Latina. Jóvenes de por lo menos tres generaciones mataron y se hicieron matar por otro sueño imposible, más radical y trágico todavía que el de Jacobo Árbenz» (Tiempos recios).

Indudablemente, las heridas abiertas del trágico enfrentamiento entre los coroneles Árbenz y Arana, que desembocó en el asesinato del segundo, siguen abiertas 70 años después y se materializan entre los ideólogos de la extrema izquierda y de la extrema derecha en Guatemala. Justo en el medio, el anhelo inconcluso de hacer de este país una sociedad grande entre las grandes, tal como señala Vargas Llosa en su novela Tiempos recios, obra que seguro será un referente obligado para entender la Guatemala del siglo XX.