No pueden obligarnos a sentarnos y cruzarnos de brazos. No pueden negarnos que nos encontremos en nuestro dolor y en nuestra lucha diaria por dejar de aguantar una vida que no es digna. No pueden detenernos los comentarios de feminazis y radicales. No pueden decirnos que dejemos de estar enojadas y que mantengamos las cosas como están. No pueden impedirnos ser insolentes con la muerte y la violencia. Debemos ir al paro. Gritar e ir al paro.
Vamos al paro. Vamos juntas al paro. Vamos juntas al paro porque hay que defender la vida, la nuestra y la de quien está a la par, la de las que vinieron antes y la de quienes ya llegaron después de mí. Vamos al paro por las que están por vivir. Vamos por las niñas que nacen hoy y tendrán la revuelta honesta en su primera página de vida.
Vamos al paro porque somos nosotras las que debemos hacerles frente al mundo, a las sociedades, a los hombres que nos maltratan, a los que piensan que no somos dignas de su respeto. Vamos al paro porque hoy no somos iguales al resto. No podemos decidir sobre nosotras porque nos juzgan desde una moral violenta y perversa. Vamos porque nos matan, nos pegan (a mí también), nos violan (a mí también), nos hacen sentir chiquitas (a mí también), nos dicen estúpidas, nos mandan a la mierda, nos tratan como perros, nos tildan de putas (y todo eso a mí también).
Vamos juntas porque nuestra vida se va en un trabajo que no se reconoce de la misma manera, porque por ser mujer no valemos lo mismo. Vamos al paro porque trabajamos más de ocho horas y muchas de nosotras tienen que regresar a otra jornada de trabajo, pero sin paga, sin reconocimiento solidario y comprometido, y entonces ¿dónde está el amor? Ya vamos al paro para decir que el trabajo es el tiempo de vida que tenemos y que negar el trabajo digno y decente es negarnos a vivir plenamente.
Al paro. Vamos al paro porque en las organizaciones políticas debemos luchar por nuestra voz y demostrar en cada discusión que nuestros argumentos son tan válidos como los de un compañero. Vamos al paro para gritar fuerte que nuestro liderazgo no es porque somos mandonas o autoritarias y no es ni más ni menos que el esfuerzo y el empeño de otros. Paro porque el lugar que nos corresponde para pensar un mundo más digno necesita de organizaciones políticas que asuman que vamos al lado.
Paro, paro. Paramos porque queremos cuidarnos entre nosotras. Queremos gritar que acá estamos, juntas y fuertes. No hay vergüenza en decir que queremos un mundo diferente para nosotras, que lo valemos, que el mundo y la vida son nuestros. Paro. Paramos de tener miedo. Vamos al paro para abrazar a la mujer que está a mi lado, a las mujeres que siempre han estado conmigo y con vos. Con usted, mamá. Vamos al paro. Vamos juntas al paro porque queremos vivir como sabemos que debemos vivir.
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P. D. Gracias por su tiempo, L. Paniagua, por enseñarme que puedo «parar el tiempo» y decidir quién quiero ser. Gracias por enseñarme que el pasado no soy yo.
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