Grass y Shakespeare

Esto debido a que se relacionan de forma íntima con el derecho a la cultura y el derecho al conocimiento, sin que dejen de ser derechos de naturaleza individual. Las expresiones artísticas y las ideas son precisamente productos individuales que reflejan sentimientos o situaciones sociales. 

Las nuevas tecnologías nos permiten tener más, más acceso, más criterio, más información, etc. Y por eso, es patético que en este mundo global pasen cosas como que el Gobierno de Israel prohíba el ingreso del autor Günther Grass a territorio israelí o que un grupo de artistas de uno de los teatros más importantes del mundo, el Globo, prohíba que la compañía de teatro israelí presente su obra. Las dos noticias circularon por el mundo esta semana.

En el caso del famoso autor alemán la situación es que por haber escrito un poema en el cual se hace una crítica directa al Gobierno (no al pueblo) israelí, este le prohíbe la entrada al país. El hecho es patético, y me parece injusto que por el hecho de ser alemán se le tache de nazi y se le prohíba criticar las políticas israelís. Igualmente ridículo me parecen muchos comentarios racistas que he leído en redes sociales respecto de este caso, ya que el declarar a Grass non grato es una postura del gobierno no del pueblo israelí. Existe un grupo grande de israelís que están en desacuerdo con la postura de su gobierno y esto casi nunca es tomado en cuenta. Considero reprochable en grado superlativo la actitud del Gobierno de Israel, es efectivamente una violación a los derechos humanos y debería ser sancionado.

Al mismo tiempo, una situación muy parecida, el Globo organiza un festival de teatro en el cual se presentan obras de Shakespeare en todos los idiomas.  La Compañía de Teatro Israelí era una de las invitadas, hasta que como si fuera un pleito de adolecentes, un grupo de artistas promovió que se retirara la invitación. La razón de esto: aducen que porque la Compañía ha presentado en Asentamientos ilegales no puede presentar en el Globo. Esta es una Compañía de Teatro Nacional que debe presentar donde el Gobierno quiere que presente. Sin embargo, no considero que esta censura y, de nuevo, violación al derecho de expresión y difusión, sea justificable bajo ningún sentido.

Pareciera que el mundo está de cabeza. Entre políticos y racistas pareciera que a nadie le importa la libre expresión y todos sus derivados.