Yo no puedo hacer eso –cuestión de ética– pero vaya si puedo hablar de Claudia Paz y Paz como Fiscal General y Jefa del Ministerio Público, como funcionaria de un Estado que empuja siempre para no cambiar.
En el período de 2011 a 2014, hubo logros, como lo demuestran los diferentes informes que el Ministerio Público se encargó de compartir, que no dejó engavetado, y que fue para muchos los números que no se pueden dejar de ver. En general, las condenas fueron en ascenso, ese inamovible “98% de impunidad” que fue tantas veces mencionado como muestra de la situación del país, se logró arrancar de las mentes de los guatemaltecos. Este período se recordará por el avance en el caso Pavón, la persecución de funcionarios públicos por corrupción, por atrapar a narcotraficantes, violadores de avenidas capitalinas, de casos de masacre de uno y otro bando, de jefes de policías que pensando que desapareciendo podían seguir libres...
Y además, este mandato logró instalar todas las oficinas para la atención de la víctima para tener una cobertura total, contrató intérpretes maya-parlantes para asegurar el derecho a la justicia en su propio idioma a miles en este país. Se reorganizaron fiscalías, se modernizó la manera de acercarse a una escena del crimen, existió coordinaciones interinstitucionales e internacionales, se apoyó al migrante, a la niñez, a la mujer. La fiscal extendió 293 sanciones entre 2011 y 2013, de las cuales 132 fueron remociones.
Lo que no se puede mostrar en un informe como éste, y que muchos intentarán mantener en el silencio y en el olvido, es la confianza que esta funcionaria del Estado de Guatemala ha logrado encender en nosotros, los ciudadanos. Hablo de confianza porque creo que mientras Claudia Paz y Paz estuvo en el MP muchos pensamos que existía alguien valiente que defendía la justicia, alguien que se interesó en que se investigara, que se llevara a tribunales. Claudia Paz y Paz nos enseñó que la lucha se debe hacer, no publicó cobardes panfletos o gastó dinero en campañas de comunicación social que publicitaran sus logros y sus esfuerzos, pero su trabajo nos enseñó que en este país se debe pelear por un Estado que pertenece a todos, menos a aquellos que roban, que siguen con políticas racistas y discriminatorias, que fingen ser mamá de quien vive acá, que con arrogancia empresarial se atreven a imponer agendas…
Con esa valentía, con esa confianza, con ese ejemplo, también vino el cariño que estoy segura es de muchos. Nunca había visto salir a un trabajador del Estado con el aplauso de hombres y mujeres que no encontraron otra manera de decir gracias que entregando flores. Nunca vi salir a una mujer de una entidad pública llorando y riendo, y ojalá sepa que mucho se puede decir de ella en los medios de comunicación desde columnas abusivas y omisiones complacientes, o que igual muchos postuladores no pensaron que había sido suficiente su gestión y podrán dar mil y un argumentos y justificaciones cuando todos sabemos que no era conveniente para la transformación de este país. Ojalá sepa que lo importante es lo que se dice en las mesas de almuerzos, en las camionetas, en la calle, en los tribunales, que lo importante es que cuando pensemos en que se pueden cambiar cosas en este país, vamos a pensar en ella.
Gracias, gracias, gracias Claudia.
PD: Bienvenida Licda. Aldana. Aunque la nota apreciativa que usted creyó que merecía la gestión de la Dra. Paz y Paz fue bastante mediocre, creo que las expectativas son muy altas. Ojalá no haya decepciones.
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