Para gran parte de la población, la crisis económica representa mayor preocupación que la crisis sanitaria. Según datos del Icefi, a nivel centroamericano el 20.0 % más rico de la población concentra más de la mitad del ingreso nacional, equivalente al 52.6 %, en tanto que el 20.0 % más pobre se queda con el 4.3 %.
Ante esta situación, visualice y dimensione un escenario que refleje las distintas condiciones de vida de dos sujetos. El sujeto A, del reducido 20.0 % de la sociedad que cuenta con los medios económicos para tener acceso a servicios básicos de calidad y a otros que representan un lujo. Este sujeto, que forma parte del reducido grupo de personas que históricamente han sido blindados con privilegios económicos, políticos y legales, posee un amplio margen de maniobra para resistir las crisis.
Por otro lado, el sujeto B, que forma parte del 20.0 % que se reparte las migajas del ingreso nacional a pesar de generarlo, carece de la posibilidad de acceder a servicios básicos de calidad.
La discrepancia social que existe entre estos dos sujetos en términos de calidad de vida es significativa. Es responsabilidad directa de los Estados, mediante la aplicación de medidas de política económica congruentes con la realdad social, reducir el impacto negativo de la crisis y generar las condiciones necesarias para reactivar la economía.
En Guatemala se presume de estabilidad macroeconómica debido al buen comportamiento que han tenido algunos macroprecios. Pero la estabilidad macroeconómica no es un aspecto concluyente en términos de desarrollo económico. Es decir, si bien existe estabilidad en ciertas variables macroeconómicas, esto no necesariamente se traduce en bienestar social.
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Se necesitan acciones contundentes para promover el desarrollo. La teoría básica de la macroeconomía moderna refiere algunos elementos básicos que considerar, entre ellos el gasto de gobierno como instrumento de política fiscal. La efectividad de esta variable en épocas de crisis es ampliamente desarrollada dentro del modelo keynesiano.
La bondad del modelo radica en la preponderancia que tiene el papel del Estado dentro de la economía mediante un eficiente sistema de gasto público. Se demuestra matemáticamente cómo el aparente efecto recesivo del incremento en los impuestos es menor que el efecto expansivo que tiene el gasto de gobierno, es decir, mediante un efectivo sistema de gasto público debe existir estímulo económico.
Uno de los elementos planteados por el modelo es el denominado efecto multiplicador, que se refiere al efecto positivo que tiene el gasto del Gobierno en la economía. Por ejemplo, el aumento en el gasto público para paliar la crisis de la pandemia debe estimular la economía a través de ciertas variables. El consumo de los hogares, por ejemplo. Hasta ahora, el efecto multiplicador en Guatemala es reducido debido a que la inversión pública ha sido deficiente.
En este país existe pobreza no por escasez de recursos, sino por las grandes desigualdades sociales. El Informe sobre Desarrollo Humano publicado a finales del año pasado indica que existe una pérdida neta del 27.0 % en el Índice de Desarrollo Humano por concepto de desigualdad en sus distintas dimensiones.
La prioridad en esta crisis somos los seres humanos. El fin último de la economía es el bienestar humano, que empieza con la universalización del acceso a servicios públicos de calidad.
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