La historia de Tezulutlán-Verapaz corrió paralela a la del Territorio del Mayab. De suyo, era una provincia distinta a la de Guatemala. Con su propio Gobernador q’eqchi’, su propio obispado y con una restricción geográfica, política y militar que impedía a los españoles entrar en el territorio.
Esta provincia estaba exenta de la Audiencia de Guatemala, de la Audiencia Real de los Confines, del Consejo de Castilla y del Consejo de Indias. Su Gobernador se entendía únicamente con el Rey.
Fascinante entramado éste que tuvo como motivo y protagonistas, la amistad entre Aj Pop O’ Batz, Aj Jolomná (Cacique de caciques) de Tezulutlán; fray Bartolomé De las Casas en el intento de llevar a la praxis su De Unico Vocationis Modo; y, al mismísimo rey Carlos quien, en una disposición inusual para su manera de ser, involucró en el Proyecto Lascasiano a su hijo Felipe II y a la Princesa Juana cuya tarea en la Corte era refrendar las cédulas emitidas por el Rey.
El título es solemne: Imperial Ciudad. Aún más si consideramos que, para el año de 1558 en que por Cédula Real le fue adjudicado, Carlos I de España y V de Alemania ya había abdicado en favor de su hijo Felipe II. El Rey dimitió el 16 de enero de 1556. Todo apunta entonces a que el Príncipe solamente cumplió el deseo de su padre.
El 25 de octubre de 1555, Felipe II se hizo cargo de los Estados y sus Estamentos. Tres meses después, Carlos I abdicó el gobierno de Castilla, Aragón, Sicilia y todos los países que pertenecían a España y los puso en manos de su hijo. El Imperio lo dejó a su hermano. Sus restantes días los pasó en el Monasterio de los Jerónimos de Yuste donde murió el 21 de septiembre de 1558, año en que Felipe cumplió su voluntad de dotar de Título Real a Santo Domingo de Cobán.
¿Por qué este largo preámbulo? Bien. Se trata de una demostración explicativa de la seriedad con la cual la historiografía eclesiástica y secular ha tratado las fechas trascendentes de esta región.
Razones a continuación.
Como si esa rigurosidad no existiera, de cierto tiempo para acá, en algunos círculos de nuestro medio se ha confundido la fecha de fundación de Cobán con la fecha del inicio de la Evangelización Pacífica de Tezulutlán y, semejante equívoco, ha llevado a personas entusiastas —y poco versadas en investigación— a proponer el 19 de mayo de 1544 como fundacional.
Parten de un fragmento del Manuscrito o Documento de Chamelco donde la traducción paleográfica textualmente reza: “Donde estamos vamos a dar constancia y título de fundación Real de (llegada de) la palabra de Dios en el lugar de Santo Domingo Chi Mon'a, así como en San Juan Chamil, así como Al Tun Raxaj, así como la parte de Cobán que es la aglomeración de Chic-chén, así como la aglomeración de Chi Nim Xol Santo Tomás, así como en San Pedro Carchá, en este año de 1544. Cuando vinieron el padre fray Juan de Torres, el padre fray Pedro de Angulo y fray Luis Cáncer...”
Y más adelante detalla fechas fundacionales, literalmente: “3 de mayo de 1543, 24 de junio de 1543, 29 de junio de 1543, 4 de agosto de 1543, 28 de agosto de 1543, 4 de octubre de 1543, 29 de diciembre de 1543...” llegando a datas de 1544. Vale decir que previamente se lee: “…en este año de 1544” y luego detalla las siete de 1543 arriba consignadas y cinco de 1544. Entre las de 1543 está la correspondiente al 4 de agosto.
¿Es suficiente ese pequeño texto (referente a 1544) para contradecir todo el contexto historiográfico detallado desde 1511 con la elección de Aj Pop O’ Batz como Aj Jolomná de toda la Tierra de Guerra? Me parece que no. Quienes así piensan tendrían que consultar con rigurosidad metodológica a Juan Rodríguez Cabal, Hierónimo Román, Enio Bossú, Helen Parish Rand, Antonio de Remesal y André Saint-Lú entre muchos otros. También, remitirse a la información de Opúsculos Casas, Missionalia Hispánica y un sinfín de documentos que pueden encontrarse fácilmente porque, para interpretar un texto es necesario conocer el contexto, mismo que sirvió a investigadores de la talla de Agustín Estrada Monroy para afirmar que Santo Domingo de Cobán fue fundado el 4 de agosto de 1543.
Estamos en el Siglo XXI y no debemos seguir musicalizando al oído. Proponer cambios sin suficiente sustento y sin consultar a expertos puede llevarnos a trasgresiones de lesa historia. Hay cuando menos, tres escuelas superiores de historia en Guatemala. ¿Por qué no acudir a ellas?
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