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Fuga, captura y muerte de unas gaviotas

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Fuga, captura y muerte de unas gaviotas

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Los 48 jóvenes mayores de edad que se encontraban internos en el Centro Juvenil de Detención Provisional, conocido como Las Gaviotas, y que el lunes protagonizaron un motín en ese lugar, el cual se saldó con tres fallecidos, una decena de heridos y el destrozo de las instalaciones, fueron enviados este martes al Centro de Detención Preventiva para Varones de la zona 18. Otros 300 jóvenes en conflicto con la ley, aún menores de edad, fueron regresados a ese correccional, tras permanecer más de 15 horas en las carceletas de la Torre de Tribunales, a donde fueron llevados para declarar sobre los incidentes.

El motín —el segundo en ese lugar en lo que va de este año— desató la furia de miles de usuarios de las redes sociales que reclamaban muerte para los internos, como una medida definitiva para acabar con el problema. Autoridades, expertos en temas de la niñez y adolescencia, y analistas políticos, participaron en sendas entrevistas y programas de debate en las que expusieron sobre las condiciones en que los jóvenes se encuentran internados, las debilidades de los sistemas de justicia y de reinserción social, y sobre qué se debe hacer para evitar nuevos incidentes similares y mantener bajo control a los internos.

Pocos hablaron de las causas y los porqués de la suerte de los jóvenes y adolescentes que —dentro o fuera de las correccionales y las cárceles— han tenido a la calle, las pandillas, las drogas, el crimen organizado y la delincuencia como únicas respuestas a su situación. Nadie habló de responsabilidades históricas, sociales, económicas y políticas. Nadie habló de oportunidades, educación, salud y trabajo para los millones de jóvenes que viven en la pobreza y la desigualdad. Quizá lo hagan en el próximo motín.

Fotografía: Esteban Biba/Agencia EFE

Texto: Plaza Pública

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