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Fisuras en la bancada oficial

Ninguno de los diputados del PP se siente en la libertad de declarar abiertamente sobre esta situación debido a las consecuencias que le puede acarrear lavar este tipo de prendas en público.
Hay una inconformidad creciente entre varios diputados del interior del país, especialmente entre quienes no ocuparon las primeras casillas en las planillas durante la elección.
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Fisuras en la bancada oficial

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La sombra de viejas rivalidades amenazaba la estabilidad de la bancada del Partido Patriota, desde el inicio de la actual legislatura, pero no son las divisiones partidarias identificadas entonces las que provocan las primeras dificultades para mantener una bancada unida. Los diputados departamentales se sienten desoídos y muchos otros encuentran incómoda la relación con algunas fuerzas del Ejecutivo.

Una de las características del Partido Patriota (PP), mientras fue bancada de oposición, era su disciplina. Fue gracias a ésta que lograron bloquear muchas de las medidas impulsadas por el gobierno de Álvaro Colom. Su forma de actuar dentro del Congreso les permitió atrasar la agenda legislativa  aun  cuando, en algunas ocasiones, eran los únicos contrarios a los convenios alcanzados por el resto de bancadas. Y hasta ahora, esa disciplina parece haber continuado tras la llegada del partido al poder.

El apoyo de algunas de las bancadas aliadas y los consensos obtenidos con otras de ellas le permitieron al PP la aprobación de leyes importantes para su gestión como la creación del Ministerio de Desarrollo Social y la Ley de Actualización Tributaria, por citar algunas. Además, es innegable que contar con una bancada numerosa, que asegurara los votos en cada una de las decisiones tomadas por el pleno, era un requisito fundamental para alcanzar los objetivos buscados.

Sin embargo, esto no significa que todo sea paz y armonía en el interior del partido. Antes de la toma de posesión se conocía de la existencia de varias facciones dentro del bloque oficial.  Desde entonces se había identificado la existencia de un grupo de representantes que respondían a la vicepresidenta Roxana Baldetti, quienes convivían en tensa calma con los afines al ministro de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi. Además, se hablaba de  otros pequeños grupos que incluían a los congresistas provenientes de la casi desaparecida bancada del Frente Republicano Guatemalteco (FRG).

El escenario ha cambiado poco. Pero puede ser que algunas viejas rencillas no resueltas, o nuevos conflictos, provoquen una ruptura en un mediano o largo plazo.

Gudy Rivera, presidente del Congreso y secretario del partido para el departamento de Guatemala, asegura que la bancada nunca había estado más unida que ahora, y que es la búsqueda de los objetivos comunes lo que mantiene esta cohesión entre sus integrantes.

No obstante, un diputado de este mismo distrito establece que la división entre los diputados de Baldetti y los de Sinibaldi sigue en pie. Los grupos se denominan informalmente como los roxyboys y los sipiboys. La rivalidad entre los dos altos funcionarios, Baldetti y Sinibaldi, según el diputado distrital, no ha mermado desde la campaña de 2007. Sin embargo, asegura que de momento hay una tregua entre los dos grupos y el problema no ha llegado a mayores confrontaciones.

Pero los temblores que pudieran sacudir la torre, quizás no provengan de las evidentes fuerzas en tensión dentro del partido. Según algunos entrevistados, no es en estos grupos que el PP enfrenta los mayores riesgos. Las fisuras surgen de uno más pequeño y de formación más reciente: el de los diputados del interior del país.

El descontento de los distritales

La agenda del Congreso lleva más de tres meses sin producir resultados debido a la interpelación al Ministro de Finanzas, Pavel Centeno, a cargo de la bancada de Libertad Democrática Renovada (Lider) y esto ha mantenido a los oficialistas libres de tener que someterse a pruebas de lealtad en las votaciones, pero dentro de sus filas se habla de una insubordinación que para algunos es inofensiva, pero para otros puede llegar a fraccionar el partido en un corto plazo.

Arístides Crespo, uno de los diputados oficialistas provenientes del FRG, asegura que hasta el momento las relaciones dentro del partido se mantienen como al inicio de este gobierno y que aún no ha detectado ningún descontento generalizado. Sin embargo, las opiniones de algunos de sus compañeros son muy diferentes.

Ninguno de los diputados del PP se siente en la libertad de declarar abiertamente sobre esta situación debido a las consecuencias que le puede acarrear lavar este tipo de prendas en público, pero son varios los que confirman la existencia de un problema. Comparten una especie de pacto de silencio, pero difieren en  los verdaderos motivos de las desavenencias tanto como en las consecuencias que éstas pudieran provocar.

Hay una inconformidad creciente entre varios diputados del interior del país, especialmente entre quienes no ocuparon las primeras casillas en las planillas durante la elección. El relato de un diputado del distrito central indica que el disgusto se debe a que el partido ha sido incapaz de cumplirles  una serie de ofrecimientos y han sido sólo los que encabezaron los listados departamentales quienes cuentan con los beneficios ofrecidos de  la construcción de obras. Según el congresista, esta facción puede abandonar el partido en las próximas semanas, si no encuentran una respuesta a sus demandas.

Esta versión establece que el problema de fondo es que sin  apoyo por parte del Ejecutivo, estos congresistas no tendrán la oportunidad de congraciarse con sus electores y financistas en sus departamentos y esto pone en peligro su relección.

Otro miembro del PP, uno del interior e identificado como afín a Baldetti, sostiene que la causa del malestar en los diputados está en que no han sido escuchados por los ministros. No tanto en el tema de obras, sino en aspectos que van desde no brindar soluciones a problemas de sus departamentos, hasta negarse a contratar en sus carteras a funcionarios sugeridos por los mismos congresistas.

Pero el resentimiento con los ministros no es exclusivo del grupo de diputados departamentales. Un legislador del PP por el departamento de Guatemala asegura que al final de cuentas, el Ministro de Comunicaciones es el único que les da audiencia cuando lo solicitan, mientras que resulta casi imposible establecer una comunicación cercana con el resto.

Otro ejemplo del distanciamiento entre funcionarios del ejecutivo y los diputados oficialistas es el que describe Gustavo Medrano, también del departamento de Guatemala y presidente de la Comisión de Comunicaciones del Congreso, quien lamenta que el director del Fondo Nacional para la Paz (Fonapaz), Armando Paniagua, no haya asistido a una citación. “Aun siendo del partido oficial, no atiende nuestras llamadas, ni nos recibe, ni siquiera manda representantes a las citaciones”, expresa.

La búsqueda de una nueva bancada

La historia se repite. El gobierno de Pérez Molina no es el primero en enfrentar el debilitamiento de sus filas. El caso más reciente se vio durante los cuatro años del gobierno pasado, cuando los  integrantes de la bancada de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) se negaban a apoyar las iniciativas del Ejecutivo, en señal de protesta porque los bloques aliados como la Gran Alianza Nacional (Gana) recibían más beneficios que la bancada oficial, que incluía posiciones preferenciales en los listados para las elecciones que se aproximaban.

La falta de acuerdos internos se vio reflejada en 2009, cuando un grupo de diputados distritales de la UNE, dirigidos por Manuel Baldizón, abandonó el entonces bloque oficialista y formó la bancada  Lider.

Mario Taracena, jefe de la UNE, asegura que problemas de este tipo aquejarán siempre a los partidos de Gobierno, pues no existe manera de mantener contentos a todos los miembros de su bancada y al mismo tiempo asegurar los consensos con los otros bloques.

Taracena señala que ningún miembro del PP se ha acercado a su bancada con la intención de integrarse a  ella, pero también considera poco probable que esto suceda, ya que generalmente se trata de simples chantajes de  los diputados para hacer cumplir sus peticiones, sin que ello signifique que cumplirán con las amenazas. Taracena recuerda que varios de los exmiembros de la UNE que llegaron hasta el final del gobierno como oficialistas “pasaron todo el tiempo diciendo que se iban y se iban, pero nunca se fueron”.

Es posible que la UNE no represente un destino muy atractivo para diputados en busca de una bancada que los adopte, pues es el partido que el pasado 14 de enero salió del poder -en un país en el que nunca en su era democrática una fuerza política ha repetido en la presidencia-. También porque con la toma de posesión, la bancada que anunciaba ser la segunda más numerosa del Congreso se derrumbó y perdió a la mayoría de sus integrantes para quedar con cerca de una docena de ellos.

Pero es posible que los presuntos congresistas disidentes busquen una alternativa más nueva. Un miembro del recién formado Bloque Independiente, señaló que algunos diputados del PP se han acercado a esta bancada –formada con egresados de la UNE– explorando  un posible espacio a cambio de representación departamental. Sin embargo, señala que hasta el momento no se ha logrado un acuerdo definitivo.

Uno de los diputados distritales del PP considera poco probable la marcha de sus compañeros en un corto plazo y cita el caso de Lider, que se formó de los disidentes de la UNE hasta el segundo año de gestión. Además, tanto Taracena, como los oficialistas consultados, consideran que abandonar  al partido de Gobierno en este momento sería una medida poco inteligente por parte de los congresistas descontentos.

Los sospechosos de insubordinación

Según algunos diputados del PP, el grupo que amaga con abandonar la bancada está integrado, hasta ahora, por unos 10 o 12 correligionarios. Entre ellos, Luis Balcárcel, del departamento de Guatemala; Edin Casasola, de Baja Verapaz; Floridalma Leiva, de Escuintla; Mynor Cappa, de Izabal; William Recinos, de Jalapa, y Francisco Mérida, de San Marcos.

Plaza Pública intentó contactar a esos diputados, pero no todos respondieron a las llamadas. Entre quienes sí lo hicieron se encuentra Balcárcel. Según Balcárcel, “aun en familias pequeñas es común que haya desacuerdos y en una bancada con más de 60 integrantes esto es más que normal”. No obstante, asegura que no está considerando abandonar el PP. Al ser consultado sobre los motivos de sus inconformidades, el representante señala que no puede hablar por sus compañeros, pero que en su caso, su frustración no se centra en cuestiones internas, sino en las dificultades para hacer avanzar la agenda ante la interpelación que mantienen los diputados de Lider. Casasola también niega su intención de abandonar el partido.

Diputados del PP señalan que el problema ya se hizo notar por parte de los congresistas Iván Arévalo y Oliverio García, que en la reunión de bancada del martes pasado argumentaron que no se podía exigir el apoyo incondicional de los diputados si no se les cumplían también sus peticiones. Arévalo tampoco respondió a las llamadas y García se encontraba fuera del país. Pero Felipe Cal Lem, congresista de Alta Verapaz, asegura que el planteamiento de los diputados era para abogar por un cambio en el horario de las reuniones de bancada, ya que a muchos legisladores distritales se les dificulta llegar temprano la mañana de los martes.

A pesar de que es en el grupo señalado en el que se identifica mayor malestar dentro del partido, se puede identificar que, en menor medida, las inconformidades se dan también en gran parte de la bancada. Uno de los diputados del departamento de Guatemala sostiene que es esta la causa de que el viernes 30 de marzo casi la mitad de la bancada no asistiera a una reunión privada ofrecida por el presidente del Ejecutivo a los diputados de la bancada Patriota.

Cal Lem también atribuye la inasistencia a la reunión a los problemas de movilización de los diputados, pues indica que en su mayoría, los ausentes eran diputados distritales, que por lo general no se encuentran en la capital los viernes, debido a que “es en sus distritos donde desarrollan sus actividades de fiscalización”. Aun así, algunos de sus compañeros ven con desconfianza que se rechace una invitación firmada por el mandatario y enviada tres días antes.

Aunque la mayoría de consultados coincide en que es poco probable que las amenazas de fuga se concreten en breve, se evidencia de nuevo que para un partido en el poder no es tan fácil mantener la cohesión partidaria, cuando se debe pactar con otras fuerzas políticas, a la vez que se cuida a los que se supone leales al partido.

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