Frente a una coyuntura de crisis económica interna en el país caribeño y de ausencia de una estrategia agresiva en política exterior (como lo hacía Chávez), pasarán todavía algunos meses para que la figura de Maduro pueda consolidarse entre los países que conforman el bloque regional bolivariano ALBA.
Ante esta situación surge el cuestionamiento: ¿cuál es el futuro de la ALBA? Sin duda, durante las últimas semanas y a raíz del incidente del bloqueo aéreo al avión presidencial del presidente de Bolivia, la figura de Evo Morales ha cobrado gran relevancia a nivel regional e internacional. Una de las consecuencias a raíz del bloqueo aéreo ha sido el hecho de que Morales se haya dedicado a impulsar ideas como la conformación de un bloque de defensa regional (explícitamente, un ejército de la ALBA) y la realización de una cumbre antimperialista (la más reciente en Cochabamba). ¿Qué nos hace pensar esto? ¿Acaso Evo Morales pretende liderar la ALBA y evitar su declive ante el fallecimiento de su principal impulsor, Hugo Chávez?
Considero que existen dos respuestas ante esta decisión de Morales de liderar el bloque regional conformado por países con un discurso crítico a la influencia estadounidense en Latinoamérica. En primer lugar, existe un cierto temor de que sin Chávez la ALBA desaparezca a largo plazo. El factor de la reciente creación de la Alianza del Pacífico (conformada por Perú, Chile, Colombia y México) es visto por diversos académicos como un nuevo bloque con intereses implícitos de la diplomacia estadounidense por contrarrestar la influencia de los países del eje bolivariano. Ante ello, Morales es consciente de que, más que una lucha ideológica a nivel regional, parte de su legitimidad como presidente de Bolivia reside en el apoyo internacional como la ALBA, ya que, en caso de que se dé una crisis de gobernabilidad en el país altiplánico, contaría con países aliados para darle legitimidad internacional. Esto se da, curiosamente, de cara a los comicios presidenciales en Bolivia para el año 2014.
Una segunda idea es que Morales busca demostrar cohesión y unidad en la ALBA ante cualquier coyuntura internacional (las recientes declaraciones de los presidentes Correa, Maduro y el propio Morales ante la crisis en Egipto son una muestra de ello). Ahora, si bien Evo Morales no cuenta con el dinero para impulsar desde Bolivia los programas de la ALBA, es consciente de que Venezuela seguirá apoyando económicamente a este bloque regional. Sin embargo, sin un liderazgo fuerte, los resultados obtenidos en cada país gracias a la ALBA no podrán tener relevancia a nivel internacional. Por ello Morales pretende fungir de líder del eje bolivariano y, con ello, no permitir que los avances en cuestión de integración gracias a la ALBA queden en el olvido. Y, si logra consolidar este liderazgo del bloque regional, será un aliciente más para lograr la ansiada reelección en los comicios del 2014 en Bolivia.
Como vemos, el futuro de la ALBA aún parece incierto. Y, si bien comienza a resaltar la figura de Evo Morales como líder del eje bolivariano, habrá que esperar todavía algunos meses y estar atentos a la situación que vive Venezuela (principal financista de la ALBA) y seguir evaluando los avances que hace este bloque regional en cada una de las cumbres que realiza. La integración regional en América Latina pasa por un momento de transición pos-Chávez y habrá que esperar para ver los resultados que impulsen los países de la ALBA en los próximos meses y que puedan dilucidar su porvenir como un organismo internacional.
(*) Alejandro Mejía Tarazona es politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), investigador asociado de la Revista Andina de Estudios Políticos (RAEP) y director de la web Tíntero Político. Se está especializando en el estudio de la Región Andina y la ALBA.
*Publicado en Asuntos del Sur el 23 de agosto de 2013.
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