La esencia del método consiste en modelar el sistema de SAN prevaleciente, no sólo para establecer correlaciones entre sus elementos distintivos y las medidas de desempeño, sino también para hacer simulaciones acerca del impacto que tendrían ciertas prácticas familiares y política publicas vinculadas al sistema. Información primaria obtenida en los espacios rurales seleccionados e información secundaria disponible, permitirá atender las necesidades de los modelos.
El enfoque de los cuatro pilares de la SAN, ampliamente difundido nacional e internacionalmente, es el punto de partida para la construcción del modelo del sistema SAN guatemalteco. Así, hemos construido modelos de trabajo para los pilares de acceso, disponibilidad y, utilización y aprovechamiento biológico de los alimentos. El pilar de acceso se analiza en la dimensión de la unidad familiar y modela los elementos y aspectos que intervienen en la posibilidad de producir o adquirir en el mercado los alimentos requeridos por ésta. Condicionantes de la producción (tenencia, tamaño y calidad de la tierra, insumos estratégicos como el agua, entre otros), la diversificación (pecuaria, agroforestería, caza y colecta del entorno natural), las contingencias climaticas, las capacidades de almacenamiento o de la adquisición (precio, disponibilidad de empleo, aislamiento) son elementos fundamentales del análisis de este pilar.
El pilar de disponibilidad se analiza en la dimensión territorial y modela los elementos y aspectos de carácter institucional, económico, social y natural que explican la oferta de alimentos disponibles para una población determinada en un momento determinado. El Pilar de utilización y aprovechamiento biológico se analiza en la dimensión individual y modela los elementos y aspectos que determinan que la persona manifieste una determinada condición nutricional y de salud derivada de su dieta alimenticia. ¿Cómo es la dieta en términos de cantidad y calidad –ligada a acceso y disponibilidad y también a pautas culturales–? ¿Cuáles son las condiciones del entorno en que se preparan y consumen los alimentos? ¿Qué rol tiene la política pública –educación, salud, vivienda, ambiente, otros– en las condiciones que rodean el consumo individual? Éstas son solo algunas de las preguntas ligadas a elementos centrales en el análisis de este pilar.
Y aunque creo que sobre estos pilares hay suficiente análisis y algunas estrategias para su fomento, el enfoque sistémico de nuestras investigaciones, precisando la jerarquía de sujetos y subsistemas clave –la persona, la unidad familiar, el municipio, el territorio particular, el país y el ámbito internacional–, ofrece grandes expectativas para mejorar nuestro entendimiento acerca de nuestro sistema de SAN.
Poca información hay, sin embargo, acerca del pilar de estabilidad. Su análisis lo hemos asumido desde la dimensión sistémica. Es decir, la estabilidad es atinente a todo el sistema SAN. La estabilidad, más que un estado –que se alcanza y con ello terminan nuestras aspiraciones–, debe asumirse como un proceso constructivo permanente que busca mantener en el tiempo las mejoras cuantitativas y cualitativas que se han alcanzado. Ese proceso debe estar sustenado en algunos atributos de los sistemas que son universalmente reconocidos. Gilberto Gallopin, ecólogo argentino, cita algunos: la disponibilidad de recursos, la flexibilidad, la resiliencia, la capacidad de respuesta, la autodependencia y el empoderamiento.
Al juzgar el desempeño del sistema SAN guatemalteco a partir de procedimientos antropométricos, bioquímicos o clínicos, nuestra poblacion, especialmente la infantil, se encuentra, como muchos sabemos ya, sumida en realidades alimentarias y nutricionales vergonzosas e inaceptables.
Aun debemos aportar resultados territoriales de investigación y recomendaciones concretas para mejorar nuestro sistema SAN, pero podemos reconocer desde ya, que el sistema es tan inestable como perversos son los atributos que lo sostienen.
Por ejemplo, los recursos están desigualmente disponibles y los derechos y oportunidades para su acceso no se democratizan; las estructuras institucionale son rigidas y no tienen capacidad de adaptación frente a un entorno cambiante; es sumamente vulnerable y frágil por lo que no puede sostener las mejoras alcanzadas en un momento determinado; no maneja el stress; exhibe una baja capacidad de respuesta –no hace uso de multiples opciones y nuevas estrategias–; no tiene inteligencia, es decir, no tiene la capacidad de darse cuenta oportunamente de los cambios que sufre y las amenazas que se ciernen sobre sí; carece de ciertos niveles deseables de autodependencia –no necesaria autosuficiencia– y carece de empoderamiento –de las personas– suficiente como para exigir o inducir el cambio hacia la estabilidad en favor de la SAN de todos los guatemaltecos.
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