Esquizofrenia de la competitividad

Probablemente esta forma de hacer las cosas se da porque no estamos partiendo de hechos  sino de percepciones que se alejan de la realidad, y eso se parece a la esquizofrenia y se manifiesta por ejemplo en las acciones propuestas y las tomadas para alcanzar competitividad.

La esquizofrenia es un diagnóstico psiquiátrico en personas con un grupo de trastornos mentales crónicos y graves, caracterizados por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad^[]; causa además una mutación sostenida de varios aspectos del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente de la conciencia de la realidad, y una desorganización neuropsicológica más o menos compleja, en especial de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas. La anterior definición, para mí, describe nuestra forma de actuar respecto a la competitividad.

El aumento de la competitividad internacional constituye un tema central en el diseño de las políticas nacionales de desarrollo socioeconómico. Una condición necesaria para ello es la existencia, en cada país, de un ambiente institucional y macroeconómico estable, que transmita confianza, atraiga capitales y tecnología, y un ambiente nacional (productivo y humano) que permita a las empresas absorber, transformar y reproducir tecnología, adaptarse a los cambios en el contexto internacional y exportar productos con mayor agregado tecnológico. Tal condición necesaria ha caracterizado a los países que, a su vez, han demostrado ser los más dinámicos en los mercados mundiales.

En este sentido, y con el objetivo de identificar los niveles y determinantes de la competitividad de los países, el World Economic Forum presenta en forma anual, a través de su publicación The Global Competitiveness Report, indicadores de competitividad a nivel mundial, generando un escalafón por países. Los componentes generalmente utilizados para calcular el Índice de Competitividad para el Crecimiento son: el ambiente macroeconómico, la calidad de las instituciones públicas y la situación tecnológica.

No se aprecia que las políticas públicas nacionales tiendan en los últimos tiempos a soportar estos componentes, y algunas acciones todavía hacen pensar que no es esa la intención; la nueva ley de Aduanas es una muestra de esto, todo lo que se podía complicar y encarecer se complicó y se encareció. Así como se manifiesta en temas de gran envergadura se muestra en acciones aparentemente pequeñas, que por lo general son concesiones a sectores que ni siquiera son económicos, acá hasta los Colegios Profesionales cobran timbres por las importaciones de insumos para la producción agrícola o productos terminados, todavía me pregunto por qué le cargan a los productores y consumidores sus planes de prestaciones profesionales.

Para finalizar esta referencia a la esquizofrenia de la competitividad, no bastaría con seguir inventariando las acciones que desdicen las intenciones, hay que tratar también algunos temas estructurales que no dejen del diente al labio los planteamientos, nadie puede decir que basará ventajas comparativas y competitivas en la dotación de recursos del país, si no considera recapitalizar su recursos principales, los naturales y los humanos.