Con los años, y mientras vencía un poco más mi timidez, me interesó no solo la lectura, sino también escuchar de viva voz a las mujeres. Entendí que eso era lo que buscaba desde joven: conocer a otras mujeres, saber qué piensan y, más importante, saber qué sienten. Es una manera de comprenderme a mí en mis contradicciones, en mis impulsos, en aquello que siento en determinadas ocasiones y que no logro explicar, pero de lo cual encuentro pistas escuchándonos, pistas que se agregan a conocerme ...
Con los años, y mientras vencía un poco más mi timidez, me interesó no solo la lectura, sino también escuchar de viva voz a las mujeres. Entendí que eso era lo que buscaba desde joven: conocer a otras mujeres, saber qué piensan y, más importante, saber qué sienten. Es una manera de comprenderme a mí en mis contradicciones, en mis impulsos, en aquello que siento en determinadas ocasiones y que no logro explicar, pero de lo cual encuentro pistas escuchándonos, pistas que se agregan a conocerme más.
Sin embargo, a la poesía llegué con dificultad. Fueron las historias las que siempre me hipnotizaron. Abrirme a mis emociones, a excavar las profundidades del sentir, significaba entrar en terreno desconocido. La poesía me condujo suavemente a nombrar mientras leía. Parafraseando a Consuelo Meza, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, leer poesía fue un punto de partida para quebrar mi silencio, para obviar el mandato de invisibilidad que se nos ha impuesto a las mujeres.
Al escuchar a Guisela López, que me habla sobre el Seminario de Literatura Feminista —iniciativa que nace de la Colectiva de Mujeres en las Artes, fundada por ella, Brenda Solís Fong, Lucía Morán, Carolina Escobar Sarti y Maya Alvarado—, me vuelvo a decir que la literatura es un espacio de encuentro para las mujeres, las que escriben y las que leemos. El seminario ha impulsado diplomados con aval académico del Instituto de Estudios de la Literatura Nacional y del Instituto Universitario de la Mujer, ambos de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Han hablado de las ancestras, de las mujeres que han abierto camino en un mundo de hombres en el que escribir contradice la lógica del deber ser doméstico.
El 26 de marzo, a las 7 p. m., en la Librería Sophos, se presentará el cuarto libro que nace del Seminario de Literatura Feminista, el segundo libro en el que las participantes comparten sus textos. Esta vez, las mujeres trascienden fronteras y, desde Cuba y Guatemala, poetas publican una antología que celebra la palabra. Proponen también la poesía como camino para la vida, para ellas y para muchas que sin escribir nos reconocemos en sus versos.
Invitados todos y todas a leer lo que hay por decir.
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