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Escolares afganos aprenden con libros plagados de errores

"La figura del newton, la unidad de fuerza, que aparece en la página 40 de los libros de onceavo grado, está completamente mal".
Maestros y estudiantes se esfuerzan por entender libros apenas legibles y plagados de errores.   Crédito: Najibullah Musafer/Killid
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Escolares afganos aprenden con libros plagados de errores

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Los nuevos libros de texto en Afganistán, elaborados en el marco de un multimillonario proyecto de reforma de las escuelas públicas, están llenos de errores garrafales, un problema más para la educación, ya carente de dinero, en este país atribulado por la guerra.

Por Kreshma Fakhri

El Ministerio de Educación invirtió 91 millones de dólares para imprimir los manuales en el marco de una revisión general de la educación pública. Los autores recibieron sumas cuantiosas por garantizar textos de la mejor calidad. 

 Pero maestros y estudiantes se encontraron con libros apenas legibles, y deben esforzarse por encontrar un sentido entre los innumerables errores tipográficos, entre muchos otros. 

 Organizaciones de la sociedad civil y algunos legisladores responsabilizan a la "despreocupación y corrupción del Ministerio de Educación", el que aseguró que los errores serían rectificados. 

 Farooq Nekbin, maestro de la escuela secundaria Habibia, de Kabul, dijo que "hay muchos errores científicos". Por ejemplo, la fecha de invención del microscopio varía en los manuales de décimo, onceavo y doceavo grado. 

 Un maestro de matemática de la misma escuela, que no quiso ser identificado, dijo: "La figura del newton, la unidad de fuerza, que aparece en la página 40 de los libros de onceavo grado, está completamente mal". 

 Nadera Saeedi, directora del departamento de matemáticas de la Escuela Secundaria Rukhshana, en Kabul, cree que los autores contratados no hicieron más que plagiar el contenido, pese a que el Ministerio de Educación les pagó viajes a Irán, Turquía y Jordania para participar en cursos sobre redacción de manuales escolares. 

 "El texto de los libros fue copiado del de otros países", se lamentó. "Son muy difíciles de entender. Nadie puede resolver los ejercicios", apuntó. 

 Una de las profesoras de física de esa misma escuela encontró 15 errores en las primeras 15 páginas del nuevo libro para onceavo grado. Hasta las ilustraciones están equivocadas, protestó. 

 Además, la organización de los libros no tiene lógica, sin el concepto de los niveles de educación de Afganistán. 

 Ahora los maestros deben tratar de encontrar sentido al nuevo plan de estudios. 

 Este problema podría tener consecuencias especialmente destructivas en este país, donde el analfabetismo alcanzaba a 30 por ciento de la población en 2010. 

Siendo uno de los llamados países menos adelantados, Afganistán se esforzó mucho por avanzar hacia el logro del acceso universal a la educación para 2015, como se propone uno de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio. Esto podría hacerlo retroceder varios años. 

Indiferencia oficial 

Las autoridades del Ministerio de Educación no negaron el problema, pero minimizaron su alcance. 

El director general de desarrollo del plan de estudios y compilación de libros de texto, Abdul Zaher Gulistani, dijo: "Reconocemos que hubo errores, pero no puede usarse esto para poner en duda el contenido de los libros". 

 El subdirector de la misma área, Asadullah Muhaqiq, dijo que los errores serían rectificados en la próxima edición. 

 Sediq Patman, viceministro para asuntos académicos del Ministerio de Educación, insistió en que los errores se habrían evitado si los autores hubieran aprobado las muestras. Pero fue imposible porque "los libros no fueron hechos en nuestras imprentas, sino en el extranjero". 

 Pero Khalil Ahmad Shahed Zada, legislador por la occidental provincia de Herat y miembro de la comisión de cultura del parlamento, responsabilizó de la lamentable producción a la "despreocupación de las autoridades". 

 "Si los errores ocurrieron durante la impresión fue por falta de supervisión", indicó, y añadió que los escolares afganos tendrían que haber recibido los mejores libros porque "pagamos para tener los mejores", subrayó. 

 También se lamentó de que ni la comisión parlamentaria ni los profesores locales hayan sido consultados sobre el diseño, el contenido o la producción de los nuevos manuales y de los planes de estudio. 

 El responsable de literatura de una de las escuelas más famosas de Kabul dijo que el Ministerio de Educación pidió la opinión de los profesores sobre la calidad de los libros después de que ya estaban impresos. 

 El Ministerio de Educación "debió pedir la contribución de maestros con experiencia antes de terminar el plan de estudios", observó. "¿De qué sirve opinar cuando está todo resuelto?", preguntó. 

Especialistas externos 

 El proyecto de reforma de los planes de estudio comenzó en 2002 e insumió millones de dólares, incluso un décimo del presupuesto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para Afganistán en los últimos tres años, según Aziz Froutan, portavoz de la agencia. 

 Funcionarios del Ministerio de Educación y del Directorio de Desarrollo del Plan de Estudios dijeron que los costos siguieron aumentando por las demoras, la contratación de especialistas externos y los exorbitantes gastos de producción. 

 Según funcionarios del Ministerio, unas 400 personas trabajaron en la elaboración del plan desde el inicio del proyecto. Según Gulistani, la mitad eran asesores externos, principalmente afganos residentes en el extranjero, cuyos salarios se pagaron con asistencia del Banco Mundial. 

 "Cada asesor trabajó con nosotros un año y se fue. Solo 40 siguen con nosotros", apuntó. 

 No sorprenden las discusiones considerables que se suscitaron por la diferencia de salarios entre expertos externos y locales. Incluso Gul Ahmad Saghari, responsable del proyecto de libros de texto, tiene quejas. 

 Los afganos residentes en el extranjero "trabajaron con nosotros por salarios exorbitantes, mientras nosotros por sueldos magros estuvimos ocupados toda la noche mejorando los libros", se lamentó. 

 Mientras, lejos de las disputas políticas, los escolares afganos hacen lo mejor que pueden con los libros. 

 *Kreshma Fakhri escribe para Killid, un grupo de medios afganos independientes asociado con IPS.

*El anterior es reproducido con la autorización de IPS Inter Press Service

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