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Entrevista a ‘Artemio’ en el Huallaga

¿Cómo yo voy a traicionar a mi jefe, como le dije a monseñor Bambarén? ¿Usted traicionaría a su dios, a su biblia eclesiástica, ecuménica, evangélica, apostólica, católica, etc.? ¿Renunciaría, la traicionaría? No.
Mira, nosotros luchamos contra el Estado, no podíamos luchar contra todos a la vez, sabiendo que la gente, la población vive de esa fuente.
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Entrevista a ‘Artemio’ en el Huallaga

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El jefe de Sendero Luminoso revela detalles de la "guerra perdida", de los fallidos intentos de diálogo, su lealtad incondicional a Abimael Gúzman y del narcotráfico en la zona de Huallaga.

Por Gustavo Gorriti y Romina Mella.-  IDL-Reporteros-. Son las diez de la noche del primero de diciembre y nos alistamos a dormir en el campamento del jefe senderista, ‘Artemio’, en la meseta que corona un cerro boscoso en un punto remoto del Huallaga. Hemos llegado al lugar después de una escalada fatigosa.

Somos cuatro los periodistas que arribamos después de un trayecto largo por carretera, por río y a pie: Romina Mella y Gustavo Gorriti, de IDL-R; Bladimir Angulo, periodista de Aucayacu y corresponsal de IDL-R en esa localidad; y Dan Collyns, colaborador de The Guardian y la televisión china (antes lo fue de la BBC).

Al llegar, encontramos a otros dos periodistas: Aurelio Anaya, de radio Pajatén, de Juanjui; y Moisés Campos, de TV Cable 24, de Tocache. ‘Artemio’, el veterano jefe senderista del Huallaga, con 30 años alzado en armas nos ha recibido con una cordialidad sutilmente contrapunteada por la treintena de senderistas uniformados, bien armados y, según parece, entrenados, que lo protegen.

El campamento es rústico pero bien organizado. Toldos de tensado plástico negro en gradiente hacen las veces de carpas en el aire húmedo pero fresco de la meseta boscosa. El dosel de árboles coposos previene la observación aérea y otros toldos actúan como difusores de humo en la cocina a leña. Bancas de troncos delgados y bejucos, hechas en el momento por los senderistas a golpe de machete, sirven como todo mobiliario.

El campamento, todo indica, se ha armado en corto tiempo y puede levantarse aún en tiempo menor. De la paila emerge la cena cuando ya ha oscurecido: un tazón de arroz con leche por persona, pensado más como bebida que comida.

Después, hacemos una primera entrevista a ‘Artemio’, iluminados por un rato por las lámparas de las cámaras, hasta que se acaban las baterías y solo queda el registro de las grabadoras y algún flash infrecuente. Luego, a las diez de la noche de la primera línea, nos acostamos todos, lado a lado, dentro del tambo/toldo que nos han separado.

Sobre una delgada cama de hojas, han echado unas mantas y colchas en el suelo y dormiremos ahí. Dormimos, ¿hay que decirlo? vestidos y hasta calzados, con el toldo encima pero con la visión del bosque y el cielo de noche entre los árboles.

Mientras se espaciaban las conversaciones, las luces de linternas de los senderistas hacían un juego surreal desde la oscuridad en la que nos encontrábamos. En medio de esa danza extraña de luces, dormimos ligero, vigilados a toda hora por los centinelas senderistas, unos apostados, otros en movimiento.

En la mañana, después de algunas ceremonias marciales, que parecían más castrenses que guerrilleras, y un sobrio desayuno, tuvimos la entrevista principal con ‘Artemio’. Después, iniciamos el regreso mientras ellos desmantelaban con rapidez el campamento y nos acompañaban parte del trayecto. L o que sigue es la primera parte de las entrevistas.

El texto ha sido organizado por temas, combinando a veces preguntas hechas la noche del primero y mañana del dos de diciembre. Se ha hecho una edición mínima para limpiar la hojarasca verbal y resaltar los conceptos principales.

‘Artemio’ nos da la bienvenida al ‘corazón del Alto Huallaga’. “Mi nombre oficial” dice “es José ‘Pepe’ Flores Hala, natural de Camaná, departamento de Arequipa”. Le preguntamos por su edad y nos responde que tiene 47 años. Según la investigación que hizo Óscar Castilla, de El Comercio, ‘Artemio nació el 8 de setiembre de 1961, lo cual suma 50 años.

Pequeñas vanidades del monte, quizá. Sobre el nombre con el que figura en el registro: Florindo Eleuterio, lo desestima con un gesto despreocupado: antes obligaban a los padres a coger el nombre del calendario, dice. ‘Artemio’ se ve en buen estado de salud y no se le percibe ni el maltrato del monte ni el de la huida. Y la forma de contestar, concentrada pero calma, revela una larga familiaridad con la discusión política. La derrota

¿Usted está de acuerdo, coincide, en que la guerra iniciada por ustedes el 17 de mayo de 1980 terminó en derrota para ustedes?

Sí, eso es real. No vamos a negarlo. Entonces el tipo de acciones que usted lleva a cabo ya no son acciones de una insurrección que busca la victoria sino acciones meramente defensivas. El objetivo político sigue siendo el mismo con que nos levantamos en armas, aunque en la práctica hoy día eso no es posible. Creo que eso es fácil de entender.

En segundo lugar, mantenemos una fuerza armada en aras de garantizar la postura nuestra en relación de nuestros camaradas que están presos; y creo que eso es fácilmente comprensible. No tenemos la mínima intención de blandir las armas de la guerra, de la lucha armada.

No. Con sinceridad queremos plantear que nosotros queremos una solución política; queremos que termine, pero a través de los métodos de una mesa de negociaciones. Negociación, tregua o rendición Ustedes quieren desmovilizarse. Por supuesto. El tema es que pasa por una situación de tregua militar. Tregua. Que no es igual a desmovilización.

Claro, pero son los pasos iniciales. Una tregua militar que dé los espacios y las garantías correspondientes en una determinada área a fin de que se pueda entablar por un proceso de conversaciones en pro de negociaciones; (…) Depende de la decisión que tome el Estado y el gobierno de turno.

¿Es decir, la desmovilización y la entrega de armas como resultado final de la negociación?

La desmovilización y la inutilización de las armas públicamente.

¿Usted no piensa, se resiste a entregar o, si se quiere, a devolver las armas?

Es una cuestión de principios, de postura. Más que entregarlas, inutilizarlas.

¿Destruirlas?

Destruirlas. Públicamente. Pienso que debe de haber organismos mediadores como la Cruz Roja Internacional, la Iglesia, que en estos casos donde ha habido conflictos deben de intervenir para hacer la verificación del caso.

Pero todo requiere de… que haya la voluntad política del Estado y del gobierno en que sí realmente se quiera solucionar este problema de este conflicto armado y no nos estén paseando como ya sucedió antaño con anteriores gobiernos.

Negociaciones con ‘Artemio’

¿Me puede decir algo sobre las negociaciones de paz de antaño?

Yo entablé conversaciones a través de monseñor Luis Bambarén Gastelumendi, [y con] el jefe de la delegación de la Cruz Roja Internacional de ese entonces –estamos hablando del año 2003– y con el gobierno de Toledo.

¿Con qué persona del gobierno de Toledo?

No puedo decir exactamente quién. Pero sí eran representantes del gobierno. Idas y venidas de mes en mes. Creo que como en tres, cuatro o cinco ocasiones… (…) Entonces en ese tiempo hicimos esos intentos de conversaciones.

Tuvimos reuniones concretas. Vinieron personas de El Vaticano, de Roma, a conversar conmigo y a hacer el papel de mediadores con el Gobierno… Idas y venidas, tiras y aflojas… yo pienso que fue un paseo, una mecida política; mientras iban asesinando a mis camaradas, iban capturando otros… el plan de exterminio nunca cesó.

Entonces hasta que llegó un momento en que yo exigí un paso concretas en aras de ese sentido de la voluntad política de si se quiere o no. Vino alguien del ministerio del Interior.

¿No lo quiere usted identificar?

Prefiero guardarlo en reserva. (…) Se me dijo concretamente a mí que me acoja a la ley de arrepentimiento y colaboración eficaz, que deponga las armas y que me ponga a derecho; que garantizaban mi vida y que me podrían sacar al extranjero a mí y a mi familia, y que dejara al resto.

Objetivamente yo no accedí porque no podría negociar en esos términos. Les rechacé y les dije “puesto que no veo la más mínima intención, entonces no nos queda otra opción que cortar este proceso de conversaciones”.

Todavía no había ningún tipo de negociaciones, sólo conversaciones. Y dejé una ventana abierta por si acaso. Ni más volvieron a tocarme el tema hasta que entró el gobierno aprista y planteé otra vez la misma postura y el rechazo fue total, guerra total. Sabemos el quinquenio cómo terminó, el aprismo de Alan García Pérez.

Y ahora yo voy a decir dos cosas aquí: he hecho dos intentos dirigidos al Presidente de la República, señor Ollanta Humala Tasso.

¿Desde julio o antes de julio?

En estos tiempos. En estos últimos meses. Por dos fuentes que yo tengo, fidedignas, la respuesta ha sido negativa. Me piden igual: rendición incondicional, que deponga las armas, que entregue la coordenada en donde están las armas, que me ponga a derecho, que van a garantizar mi vida, de mis hombres, de mi familia y que incluso que la recompensa… [por su captura] me la darían a mí para sacarme al extranjero, a otro lugar y que haga todo esto. Objetivamente, por principios, eso no puedo aceptar. No puedo aceptar.

¿Excepto que sea una orden directa de Abimael Guzmán?

No es cuestión de orden, es cuestión de principios. ¿Cómo yo voy a traicionar a mi jefe, como le dije a monseñor Bambarén? ¿Usted traicionaría a su dios, a su biblia eclesiástica, ecuménica, evangélica, apostólica, católica, etc.? ¿Renunciaría, la traicionaría? No.

Objetivamente yo no puedo traicionar a mi jefe ni a mi partido ni a mi pueblo por el cual me levanté en armas. ¿Qué sería? El hazmerreír de todo el mundo. No, por principio no puedo aceptar eso.

¿Puede describirme con algo más de detalle cómo han sido sus intentos de aproximación con el gobierno del presidente Ollanta Humala?

Hay dos hechos, no voy a señalar nombres por cuestiones de seguridad. Son hombres de Ollanta Humala. De confianza. Dirigí personalmente dos cartas al presidente de la República. Y con la sana intención, con el sinceramiento que me caracteriza, porque jamás voy a ser un mentiroso, señalé mis puntos de vista en pro de esta solución política: que se considerara varios aspectos de los que estoy planteando acá.

Sin embargo, la respuesta ha sido de que me acoja a la ley de arrepentimiento, colaboración eficaz, que deponga las armas, que entregue las armas, y que me darían incluso la recompensa que es para mí, para que puedan sacarme a mí y a mi familia, respetar mi vida y que se acabe todo esto.

Bueno, ya no respondí por escrito, sino verbalmente. Les dije que eso era un imposible político. Eso no puedo aceptarlo. (…) No hay ningún paso concreto de lo que se suponía más o menos que podía haber: una ventana de respiro, de salida, de esperanza.

Pienso que todavía la hay, no podemos cerrarnos a decir que no. (…) Pero desde que se iniciaron las primeras conversaciones el 2003, como indica,… su organización ha recibido golpes muy fuertes, lo que obviamente ha afectado su capacidad operativa y su posición militar.

¿No es parte de la lógica de una jefatura militar el saber reconocer cuándo una situación no tiene esperanza alguna y… saber reconocer que… en lugar de marchar a un sacrificio absurdo hasta el final, deponer las armas y salvar vidas?

Sí, estamos dispuestos nosotros a negociar. Creemos fervientemente lo que hemos dicho. Lo que pasa es que el Estado y los gobiernos de turno juegan a dos cosas. Dicen que [tenemos] un doble discurso: “plantean por un lado solución política, pero por otro lado su empecinamiento es seguir la lucha armada, esa lucha criminal, etc.”.

Y no es así. Nosotros no tenemos el ánimo de blandir las armas, de continuar la guerra. … sólo que hay un empecinamiento por parte del Estado, por parte de quienes son los ganadores de la guerra y quieren ser absolutos (…)

¿Por qué no se puede dialogar? Pero durante los años de la guerra, si recuerdo bien, ustedes, ante cualquier sugerencia de diálogo, decían que lo único que se discute es la rendición y que no cabe hablar entre enemigos, que se discute solamente la rendición, porque en ese tiempo ustedes estaban avanzando y creciendo. Ahora que las suertes han cambiado, ¿no cree usted que pueden tomarles la palabra de lo que ustedes dijeron en los ochenta: que lo único que se discute es la rendición?

Siguiendo esa lógica, se puede pensar así, pero los contextos histórico-políticos no son los mismos de esos tiempos a los de hoy. Y si la suerte no nos acompaña, y si el Estado se resiste en dialogar contra esta salida, estamos dispuestos a inmolarnos si es preciso en aras de no renunciar a nuestros principios.Y si lo último que puede pasarme, como dijo monseñor Bambarén, es morir, no le temo a la muerte.

Creo que hice lo que tengo que hacer. Lo último que me queda por hacer es la última obra y con eso habré concretado mi misión.

¿Tregua, treta o trato? En el caso que usted llevara a cabo negociaciones directas bajo el pedido o la orden de Abimael Guzmán, ¿usted estaría en condiciones, en caso de deponer las armas, de garantizar por parte de usted y de toda la gente que lo sigue paz perpetua; o lo que usted está pensando es [solo] en una tregua?

Una paz perdurable, lógicamente. No podemos hablar a medias tintas. Estamos hablando acá en un contexto a largo plazo. La historia no se mide por años sino por décadas. Los procesos revolucionarios de igual manera.

Pero ¿usted sigue creyendo que la violencia es la única salida a la lucha de clases?

Por principio nosotros somos marxistas. Pensamos que es la única forma de poder cambiar un sistema capitalista por un sistema socialista. Pero en estos momentos eso no es posible. Y si no es posible, lo que corresponde en este momento es terminar lo que comenzó ayer.

¿Y “este momento” cuánto significa en tiempo?

En cuestiones de política, de lucha de clases, no se puede jugar a adivino.

Pero entiendo yo que eso tiene para rato. El marxismo es predictivo. Y una de las cosas que predice es precisamente, en la interpretación radical, una lucha de clases perpetua.

Por supuesto [que] la lucha de clases va a seguir. La lucha política va a seguir. El hecho es que termina la guerra, pero la lucha política continúa. Nosotros nos avocaremos a seguir la lucha política sin armas, el trabajo político organizativo como organización del partido Comunista del Perú.

No vamos a tirarnos a dormir, lógicamente.

O sea, ustedes no estarían dispuestos solamente a entregar las armas, sino [tampoco] a desmantelar el partido, es decir a renunciar al partido.

No, no, no. Nosotros pensamos que el Estado debe considerar la actividad política del Partido Comunista del Perú. En este momento no plantea, y eso se puede constatar en los hechos, que no vamos a blandir las armas, no vamos a cometer ningún acto en contra de la integridad de la Nación, del Estado, nos vamos a dedicar a hacer trabajo político, actividad política que es un derecho… que debe considerarnos el Estado, y a mantener los principios que tenemos.

¿Dentro de los términos de la democracia burguesa que antaño denostaban tanto?

Bueno, esa es la situación, esa es la tendencia política que tenemos como nación, como peruanos, tenemos que aceptarla…

¿Incluso estarían dispuestos a hacer listas para la representación en el Congreso?

Mire, yo pienso que esto objetivamente, la tendencia política lleva a que el Partido Comunista no participe directamente pero sí pueden haber movimientos políticos colindantes…

Generados. Generados, legalmente constituidos, que tengan derecho de participar como en los tiempos de Lenin, a participar en el Parlamento, luchar por ejemplo por una nueva Constitución, en la defensa de los derechos fundamentales y del pueblo, creo que eso es nuestro legítimo derecho, no hay nada subversivo allí, no hay que atente contra el Estado o contra la democracia burguesa.

¿Usted se ve a sí mismo participando en ese tipo de acciones?

No creo.

Vida civil ¿Qué haría usted [si se logra deponer] las armas?

Yo soy político, me dedicaría a hacer trabajo político, a hacer trabajo campesino, estudiaría algo de agronomía, algo que me sirva de acuerdo a la realidad actuante. O no sé, uno no puede adelantarse a qué hará mañana.

Usted lleva tantos años alzado en armas, ¿cree que tendría una posibilidad de volver a la vida civil?

Creo que sí, pero las garantías siempre estarán en cuestión, qué pasó con el comandante Cero y con otros, todos sabemos cómo terminaron.

¿Usted no cree mucho, entonces, en sus posibilidades de vivir una vida normal de darse una amnistía?

Objetivamente no lo creo.

Y, como ha dicho, si usted recibe la indicación o la orden [de Abimael Guzmán], ¿estaría dispuesto a entregarse?

Por supuesto, yo tengo que sujetarme al mandato de mi partido y a la necesidad política de la Patria. Si debo inmolarme yo lo hago, no tengo ningún inconveniente. Yo soy peruano de nacimiento, soy patriota, y estoy dispuesto a pelear en esta y en cualquier otra guerra en defensa de la patria, por la democracia, por el Perú, por los peruanos.

Yo nací en el Ejército, allí fue mi inicio como hombre, estoy aquí en otro ejército, del lado del pueblo, pero igual soy patriota. Hay muchos que dicen ser patriotas pero son tan apátridas que no merecen ser patriotas, yo sí lo creo.

Usted que en forma muy obvia está influenciado por su paso por el Ejército y por la vida militar, ¿cómo se ha sentido cuando ha tenido que combatir contra el Ejército en el que, como usted mismo indica, nació como hombre, como persona?

Es muy difícil, muy complejo. Lo he visto de cerca, muchachos como yo. Pero la lucha de clases es así, me puso en esta orilla del pueblo, tuve que aceptarlo, es hasta irónico, pero tuve que aceptarlo. (…) Lamento mucho que hayamos segado vida de soldados como yo lo fui ayer.

Sí, me duele que nos hayamos desangrado entre peruanos, pero era la guerra interna, y hay que aceptar la historia, porque la historia ya no se puede cambiar, ya está hecha.

Los asesinatos de Sendero El frente del Huallaga ha sido uno de los más violentos en la guerra, en general, y también ha sido uno de aquellos en los que ha habido más asesinatos o eliminaciones selectivas por parte de ustedes. Ha sido en los 80 y los 90, y también en la primera década del siglo XXI. ¿Cómo explica eso usted y cómo se lo explicaría a los parientes de las víctimas?

En primer lugar, la guerra popular [sic] tiene cuatro formas. La principal es la agitación y propaganda, la segunda forma de sabotaje, la tercera de combates guerrilleros, con modalidades de asalto y emboscada, y la cuarta y última de aniquilamiento selectivo. … Y

o, a modo de autocrítica, como ya lo hizo el doctor Guzmán, (…) lo vuelvo a reiterar [sic]: hemos cometido excesos, errores y limitaciones, en el caso de Lucanamarca, Tarata, y algunos casos en los que se ha eliminado a personas inocentes consideradas como soplones por decirlo así.

Entiendo el dolor que esto embarga y no solo a veces es suficiente una autocrítica sino el perdón necesario a las familias que hemos enlutado creyéndolas enemigos, cuando en realidad no lo fueron.

Y la raíz política de eso también lo hemos sustentado en su debido momento, que obedece a la falta de preparación política de sus militantes [los senderistas] cuando [tienen] una expresión de clase campesina y con las justas algún indicio de primaria.

Son personas que llegan al fanatismo, a no diferenciar amigos de enemigos, confunden las cosas y sin investigar ambas partes, los pro y contras, toman una decisión impulsiva y eliminan a personas consideradas como soplones cuando en realidad no lo eran.

¿No tenían que pedirle permiso a usted? ¿No tenían que esperar su autorización?

Eso es bastante complicado, en el momento de la guerra que era tan fuerte, era bastante complicado, siempre hemos sido críticos en las reuniones del Comité [Regional del Huallaga], de que si se va eliminar, se elimina con pruebas fehacientes, que no se incurra en estas decisiones unilaterales, subjetivas, basadas en información parcial de los casos, siempre hemos criticado en las reuniones.

Pero [luego] de la guerra ha habido eliminaciones en el siglo XXI, cuando ya no estamos en guerra. Sí, claro. [Los de] la Cruz Roja Internacional, que son los que cuestionaron este asunto, me trajeron toda una lista, y la Iglesia Católica.

En el listado sí hubo algunos hechos que sí los hicimos nosotros y otros que no, en los que no hemos intervenido. Entonces dijimos nosotros: solo en los casos en los que se evidencia con pruebas fehacientes de un soplonaje, directo y abierto, por traidores, vamos a eliminar, en otros casos no. Nos resistimos.

Hemos sido reticentes a llegar a este final fatal de eliminar a personas, por otros errores que no necesariamente deben terminar en la eliminación. Ahora estamos planteando que vamos a ajustarnos lo más estrictamente a los artículos terceros común de la Convención de Ginebra para no eliminar a civiles. Ya no están en guerra, usted mismo lo reconoce, ya no necesita la Convención de Ginebra sino la ley normal. Pero por supuesto, pero usted póngase en mis zapatos.

Detecta usted que hay un elemento civil que te traiciona, va y trae como guía a la patrulla para eliminarte, porque ellos no vienen a abrazarte. ¿Qué haría usted?¿Qué haría yo? Tengo que eliminar, porque si no elimino me eliminan y esa es la lógica militar de supervivencia de un ejército en armas como el nuestro. A ese punto nos llevó una situación.

Solo en el caso de traición, de un soplonaje directo, podremos intervenir, en otro caso me resisto.

Hay una contradicción en el hecho de que [ustedes] reclaman para los presos senderistas, que ustedes llaman políticos y prisioneros de guerra, que se le dé las máximas garantías legales, incluyendo el perdón por todo lo hecho mediante una amnistía, y mientras tanto ustedes … se adjudican el papel de juez, fiscal y verdugo, sin derecho de defensa.

Pero le vuelvo a reiterar [sic], qué haría en ese caso, en una confrontación directa, militar. No vienen a respetar tu vida, vienen a matar, qué hago. ¿Me cruzo de brazos y dejo que me maten? Lo mínimo que hacemos es defendernos.

Asesinados por Sendero Pero aquí se ha dado muerte a civiles [sin ninguna confrontación], más allá del 2000. Una de las víctimas ha sido el hermano de [el periodista] Bladimir [Angulo]. La otra víctima ha sido esta dirigente cocalera, Diodora [Espinoza Vara], en Aucayacu, ¿Dio usted las órdenes para eso y [qué] posible justificación [puede haber] para haber llevado a cabo esas acciones contra civiles?

Mire, en el caso de esta persona [Diodora], todo el mundo conocía que era sumamente conflictiva, abiertamente desafiante, provocadora, por años la hemos contemplado, por años. (…) Qué se busca con eso, qué se provoca con ello, desafiantemente, donde llegaban ellos, abiertamente, desbocadamente, y nosotros le hemos advertido, le hemos dicho varias veces, qué cosa es lo que se busca, a dónde se quiere llegar. Nos hemos rehusado hasta que el final desembocó…

¿Usted dio la orden?

Sí, tomamos el acuerdo.

¿Sigue de acuerdo con eso?

Ya lo dije. No podemos seguir haciendo eso. Las contradicciones en el seno del pueblo deben buscarse a través de otra salida, ya no condenar con este tipo de eliminaciones. Si usted volviera a estar en la misma circunstancia …

¿volvería a tomar la misma decisión?

De ninguna manera.

¿Y en el caso del hermano de Bladimir? [Carlos Magno Angulo, asesinado el 16 de octubre de 2007]

Allí hubo un grupo llamado Los Orejas. Bladimir Angulo: Liderados por Leo [Artemio Silva y su hermano, Óscar Silva Huamanta, ‘Alex’] Artemio: Esos son delincuentes. No eran miembros de mi partido. … Cuando nosotros capturamos a esos tipos, ellos dijeron “no pues, es un soplón”. … personalmente yo intervine, en el caso de tu hermano, antes nomás, y le dije yo: Loco no te metas en esas, ten cuidado, te están viendo, no te metas, desde entonces no supe más de tu hermano, un alto.

¿O sea que usted no dio la orden en este caso?

No pues, porque ellos lo hicieron.

¿Fueron sancionados de alguna manera?

Esos están con la policía, con Dircote. Cuántas veces ellos han operado en nombre nuestro, y sigue haciéndolo ahora, como extorsionaron a grupos de la Selva Central y a otros. Siguen extorsionando por allí a nombre de nosotros, con el nombre de Artemio. Eso no es ninguna novedad.

[Sin embargo, los hermanos Silva Huamanta no fueron sancionados por Sendero después del asesinato de Carlos Magno Angulo, pese a que fueron detenidos por esta organización. Posteriormente, se convirtieron en colaboradores eficaces, según fuentes confiables].

Guerra sin esperanzas ni futuro ¿No le parece que esto es fruto de proseguir lo que en los hechos es una guerra sin esperanzas y sin futuro?

Nosotros somos conscientes de que esta guerra ya terminó. Nosotros vamos a insistir en lo que está aquí arriba. Una solución política negociada y global a los problemas derivados de este conflicto armado interno. Y lo decimos con sinceridad. Que eso es lo que queremos y que es viable. Depende del Estado y del gobierno.

¿Usted es la garantía armada de Sendero Luminoso, de Abimael Guzmán?

Sí, pienso que sí. Particularmente es mi postura. … No la voy a abandonar. No voy a desmovilizar a mi ejército mientras no haya un proceso de negociaciones franco y real.

Y mientras usted no se desmovilice, ¿cuál va a ser la actividad militar que va a llevar a cabo? ¿Van a seguir llevando a cabo emboscadas, asaltos, aniquilamientos, asesinatos?

Quisiera que lo explique, ya hemos hablado sobre eso ayer En forma determinante, no. Nada de eso. Nosotros nos vamos a limitar a hacer trabajo político organizativo. A hacer labor política. Mantenemos una fuerza armada por seguridad, para defendernos. Si nos atacan, nos defenderemos. Responderemos medida por medida.

Es decir, ustedes están en una posición estrictamente pasiva…

Defensiva, militarmente hablado.

¿No va haber ningún tipo de ataques?

No va haber ningún tipo de ataques. Eso lo puedo garantizar. No vamos a atacar.

¿Eso incluye aniquilamientos selectivos?

Así es. (…) Muchos dirán que ese cambio desituación es [producto del] debilitamiento por los golpes que ha sufrido usted. No creo. Creo que la cuestión política la decide, no las armas ni un ejército. …, no vivamos de sombras y fantasías… porque tengo armas yo hago lo que quiero. La realidad actuante te dice que ya no podemos proceder de esa forma.

Mantenemos principios sí, pero las formas tienen que ser variadas. Tenemos que cambiar. Y ahora la situación real exige, el mundo exige que ya no podemos proceder de esa manera. Pero de por medio está que el Estado atienda nuestras demandas, nos escuche. (…)

¿Por qué ahora no se nos toma en cuenta a querer participar de ese proceso de amnistía que es factible, que es posible, que es viable? ¿Qué hace que no podamos participar en las negociaciones, en las conversaciones, ponernos de acuerdo? (…) De frente tomar el toro por las astas y decir estos vamos a hacer o esto no vamos a hacer.

Pero no cerrarse, que nada se puede hacer. ¡No se puede dialogar con terroristas! Me parece eso una intransigencia obcecada, cerrada, que no sirve al país. (…) Lo que usted pide, lo que su partido pide,es … un perdón de 360 grados, que incluya a quienes cometieron atrocidades y excesos desde Sendero Luminoso, a quienes cometieron atrocidades y excesos desde el Estado. …Y a los que incluso después robaron.

¿Es eso lo que ustedes piden? ¿Que cubra a todos, que [vayamos al] día original de la creación, cuando toda la humanidad estaba libre de pecado?

Usted lo acaba de decir …. Si el perdón cabe para zanjar este conflicto armado, que no es lo mismo que un caso específico de corrupción, ¿de qué otra manera podría hacerse si no se llega a un proceso de amnistía? Es un proceso, (…) pero que se dé un paso concreto en ese sentido en aras de un proceso de amnistía porque no va a ser una sola y ya se acabó. No va a ser así.

En mi opinión, van a haber varias amnistías [sic]. Va a ser todo un proceso. Pero no hay ningún indicio de dar un paso en ese sentido. Y desgraciadamente cargamos con todas esas responsabilidades.

¿De qué otra manera podría zanjarse este conflicto armado que aún subsiste o lo que queda de este conflicto armado?

¿Cómo podría zanjarse? ¿De qué otra manera? ¿A la modalidad de ellos: ríndete, sino exterminio, se acabó? No creo….

Pocos asuntos tan espinosos para Sendero Luminoso (y para otros) como su relación con el narcotráfico.

Ese fue uno de los temas en los que nos pareció ver más defensivo a ‘Artemio’ durante la entrevista. El trasfondo histórico de esta parte de la entrevista es el siguiente: el ingreso de Sendero Luminoso al Alto Huallaga coincide con la veloz expansión del narcotráfico en la región.

Durante los primeros años de la década de 1980, las principales bandas armadas de narcotraficantes –sobre todo las basadas en Uchiza, Paraíso y Tocache– controlan sus zonas, pelean entre sí y aterrorizan al resto de la población.

Desde 1984 Sendero empieza a emerger como un factor de poder en el Alto Huallaga y un año después ya es la principal fuerza ilegal en la región. Tiene enfrentamientos con algunos narcotraficantes hasta fines de 1987, como sucedió en el caso de ‘Machi’ (y más al norte, tal cual fue el caso de Campanilla, hasta mucho después), pero la mayoría de las organizaciones narcotraficantes aceptaron la hegemonía de Sendero y continuaron funcionando bajo su permiso.

Coexistieron a la vez con las fuerzas de seguridad en un complejo y sangriento entramado de insurgencia, contrainsurgencia, narcotráfico y corrupción que se prolongó hasta fines del siglo XX. Sobre ese período versó esta parte de la entrevista, realizada en la noche del 1 de diciembre y la mañana del día siguiente.

La parte que concierne a la guerra de Sendero con el narcotraficante ‘Machi’, informa sobre hechos no conocidos hasta ahora. En la ilustración fílmica del caso, IDL-R agradece a la cineasta Sonia Goldenberg por habernos permitido reproducir el fragmento pertinente de su laureado documental “Memorias de Paraíso”, de 2003.

En la entrevista, ‘Artemio’ acusó a varias figuras militares y políticas de complicidad con el narcotráfico. IDL-R no reproduce esas acusaciones ahora, pues considera necesario investigarlas en mayor detalle.

Relación con el narcotráfico Durante los años de la guerra, usted pasó de militante de base a jefe del Comité Regional del Huallaga y miembro del Comité Central,usted manejó el comité regional militar y económicamente más poderoso y eso coincidió … con el crecimiento explosivo del narcotráfico en esta zona, que ustedes llegaron a controlar.

¿Cuál ha sido la relación de Sendero Luminoso, específicamente la del Comité Regional del Huallaga, con el narcotráfico en esos años, en los 80, 90 y también ahora?

Bueno, cuando nosotros aparecimos aquí en los primeros años del 82 y 83, ya existía el boom de la coca, del narcotráfico y el medio este de violencia cotidiana por parte de las mafias. Nosotros hemos venido … [para] poner orden en todo rincón del Alto Huallaga, a quitar este tipo de muertes innecesarias, desorden, donde estos señores vivían en el viejo oeste, hacían lo que les place [sic], donde la ley del más fuerte es la que manda.

Creo que la mayoría de la gente reconoce nuestra labor política que hicimos en ese sentido, labor social, para poner cierto orden en las poblaciones y que se respete la vida de las personas, motivo por el cual nos hemos ganado mucho odio de estas firmas, que es distinto a los pequeños. Desde un principio no nos vieron con buenos ojos.

¿De qué alianza se puede hablar con estos señores? jamás he tenido alianza con esta gente, al contrario atentaron contra mi vida, coludidos con la Policía y el Ejército para asesinarme por no aceptar la pretensión que ellos querían de territorio o mercado para las drogas.

Entonces, jamás podrán decir que me han visto en una cantina con un narcotraficante, o reuniéndome con narcotraficantes, no hay ningún hecho que pruebe. Que me presenten una prueba.

Ellos [los narcotraficantes] operaban bajo la autorización de ustedes.

Ellos operaban bajo el respeto político a mi Partido y al amparo de las fuerzas armadas y policiales, ellos son los que autorizan, no nosotros, puesto que ellos están más cerca de ellos que nosotros.

Pero cuando ustedes dominaron el Alto Huallaga, ustedes tenían un control territorial muy superior.

Sí, es verdad eso.

¿Y ustedes les permitían actuar?

Por supuesto, porque el objetivo no eran ellos, el objetivo era el Estado. Son tres objetivos: contra el imperialismo, contra el capitalismo burocrático y contra la semifeudalidad. Esos eran los objetivos, no podíamos pelearnos contra todos a la vez.

¿Y [los narcotraficantes] qué tipo de impuesto pagaban para poder dedicarse a esa actividad sin que ustedes se lo impidieran?

Particularmente, que yo sepa, no. A la Policía y al Ejército eso creo que todo el mundo lo sabe, por cada vuelo.

¿Y a ustedes no les pagaban nada? ¿ni por kilo?

No, no. Nunca hemos establecido ni por kilo ni por nada, nunca. Ustedes eran una de las fuentes principales de financiación de Sendero a nivel nacional.

El Comité Regional del Huallaga aportaba continuamente y esos aportes si no salían de impuestos a la actividad cocalera y al narcotráfico, ¿de dónde salían? Pero están las estadísticas …que las tiene el Comité Central para verificar cuál es la cantidad de dinero que nosotros aportábamos, nunca ha sido tan voluminosa, nunca. …Nosotros solo hemos trabajado con campesinos cocaleros, en ese tiempo estaban en buena posición algunos. Aportaban cocaleros u otros rubros, u otras fuentes, pero no directamente de narcotraficantes.

¿Usted me dice que nunca han aceptado ningún tipo de impuesto, contribución, diezmo o lo que fuera de las firmas importantes del narcotráfico?

No, mire, a mí se me propuso, como le dije, un tiempo, de colombianos y Machi una negociación por dinero para darles el mercado y golpear a la banda del Tigre, y nosotros no aceptamos, […]. A mis camaradas siempre les he dicho, nosotros guardamos un principio lineal, marxista, no somos fuerzas mercenarias al servicio de las mafias, ni para el trasteo, ni para el traslado, ni para cuidar avionetas ni para otra cosa.

Tenemos que diferenciarnos nítidamente de otras fuerzas que sí lo hacen, nosotros no podemos hacerlo. No me consta lo que digan en Colombia o el VRAE, no puedo hablar por ellos, yo puedo hablar por lo que nosotros hemos vivido, jamás mi ejército se ha prestado para resguardar pozas de maceración, para resguardar el traslado de mercancía, ya sea por tierra, por río o por vehículo, o para resguardar aeropuertos o vuelos de avión…jamás lo he permitido.

Pero solamente el hecho de que ustedes les permitieran trabajar era suficiente como para que … les dieran otro tipo de contribución o impuesto.

No necesariamente desemboca en eso. El hecho que permitamos no quiere decir que nosotros los llamemos a que tengan que contribuir. Pregunta sobre un hecho concreto: en 1989 o 90 el periodista de Newsweek, Joseph Contreras, fue secuestrado por narcotraficantes cerca de Uchiza, y [el traficante que era] su jefe tuvo que pedir permiso al jefe de Sendero para saber qué hacía con él.

Este, luego de un tiempo de espera, ordenó que [los narcotraficantes] lo dejaran libre y [eso sucedió]. Entonces, lo que eso indicó es que casi todo narcotraficante, antes de tomar una acción de implicancias mayores, como la de matar a un periodista, tenía que pedir permiso [a ustedes] y por eso le quiero volver a preguntar lo que le pregunté anoche.

En el caso del secuestro de Todd Smith en Uchiza, que me parece fue en 1989, ¿qué pasó? Está claro que a él lo levantaron narcotraficantes. ¿Se comunicaron con ustedes? ¿Pidieron permiso [antes de matarlo]?

Conmigo no, yo me enteré cuando lo asesinaron, porque seguramente vio más de la cuenta. Se supone que cubría un reportaje de narcotraficantes. En ese momento, Uchiza era una zona altamente convulsionada, llena de mafias, armas por doquier, bandas armadas. Barbita, Tigre, cuánta gente. Esa gente no obedecía, era rebelde.

¿No les obedecían a ustedes? ¿No temblaban cuando pasaban cerca?

Sí, pero por ejemplo, Machi se rebeló, Barbita se rebeló, esos hacían lo que querían allí. Esos pagaban a la policía y hacían lo que querían. Pero Machi quedó fuera de acción el 87. Después Vampiro, esa gente se rebelaron. Imagínese, esa gente estaba más coligada con la policía y algo que no les gustaba es que se descubriera lo que hacían, lo eliminaban.

O sea, ustedes no tuvieron nada que ver con ese asesinato.

No. La guerra con Machi Artemio: … Las mafias actúan independientemente. Por ejemplo, yo le cuento el caso de Machi, porque se dice que nosotros somos aliados del narcotráfico. Machi me propone a mí, llegando yo con el doctor Santiago [líder senderista en el Huallaga, en los 80] , que era médico de profesión, trabajaba conmigo, nos invita a su búnker, después de haber puesto orden en una asamblea.

Y nosotros fuimos con el temor de que, bueno, qué puede pasar, que nos maten, vamos. Preparé a mis hombres y nos fuimos. Llegamos, entramos de frente. Se molestó Machi porque entramos de sorpresa. Lo vi a él allí y a dos colombianos.

Al grano, me dijeron. Nosotros queremos el mercado de Uchiza, ustedes tienen armas y hombres, queremos que nos apoyen, queremos tumbar al Tigre, y aquí hay tres sacos de plata, dólares. Yo lo vi, lo pulseé. Lo miré a mi camarada, los miré a ellos y les dije: “Ah… Nosotros tenemos un principio, somos fuerzas revolucionarias no mercenarias y no entramos al negocio de ustedes. Si ustedes se disputan el territorio y el mercado, eso lo dejamos a ustedes, no intervenimos. Nosotros no podemos resguardar aeropuertos o cargamento de drogas, ni avionetas. Somos revolucionarios por principio, no nos metemos en los asuntos del narcotráfico, quédese con su dinero”. Bladimir Angulo.-

¿Cómo queda esa situación en la que [Sendero Luminoso] ponía las balanzas para …[regular] la compra de los intermediarios de firmas grandes?…

No, mire, fue una demanda de los campesinos cocaleros, que, como usted sabrá, en esa época no había organización de cocaleros. […]. Entonces no había quien reivindicara sus demandas y quejas frente al abuso y explotación de los narcotraficantes en contra de los agricultores cocaleros. Entonces, ellos pidieron que … ellos, los propios campesinos, controlaran una balanza…

¿De droga?

De droga

¿Entonces los propios campesinos desde ese entonces ya han estado elaborando pasta básica?

Sí pues. Quizá no todos, pero ya había esa venta.

Ahora, ¿el cupo que se cobraba?

Decían un dólar, medio dólar por cada kilo. Que lo que se cobraba iba para el Comité Central. No, eso es falso. Eso lo hacían ellos, los agricultores hacían eso. Por ejemplo, en Paraíso los agricultores compraron su motor, compraron sus cosas para ellos. Nosotros jamás hemos puesto impuesto, ni a la coca ni a la droga .

… para el despegue de los vuelos, que salían de las pistas clandestinas, había un impuesto.

Pero fácil pues, preguntarle al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas o a los jefes policiales de dichas unidades que estaban cercanas, si eran los que cobraban por vuelo. Ellos saben.

¿Sendero no cobró?

No, nosotros no.

¿Ustedes dónde y cómo lograban sus ingresos económicos, porque lo que yo entiendo es que ustedes también enviaban al Comité Central?

La base campesina que había en ese entonces por el boom de la coca, entonces naturalmente había el apoyo de los agricultores, de ellos y de otras fuentes que no necesariamente son droga. Pero jamás hemos hecho alianza. Incluso hay una política paralela del partido para hacer frente al narcotráfico, desde los 80, […]

Nosotros combatimos a Machi porque este señor se nos volteó a partir de que yo no acepté su propuesta de mercado y el territorio de Uchiza. […] Machi fundó el MAT (Movimiento Anti Terrorista) junto con Mantilla y Alan García para exterminar a los míos.

En ese entonces nosotros atacamos, los arrinconamos y al día siguiente vinieron fuerzas helitransportadas de la policía, lo salvaron a Machi y se lo llevaron. Luego, como tenía deuda con los colombianos, yo pedí información dónde está.

Ellos me dijeron, está en Colombia, en tal sitio. Correcto. A nosotros nos debe mucha plata nos dijeron. Muy bien, quédate con tu plata les dije, no queremos eso, lo queremos a él. Así que nos pusieron el avión, pusimos los hombres, lo ubicamos en Colombia y lo eliminamos.

¿Por qué los narcos entregaron a Machi?

Porque les debía mucha plata. Querían toda su mercancía allí en Colombia.

¿Y con el Tigre qué pasó?

Bueno, al Tigre. Fue un ataque de la gente de Machi al Tigre. Y el Tigre huyó, escapó. […] A partir del 84, todos ellos sabían que tenían que obedecerles a ustedes porque ellos no tenían ninguna fuerza que pudiera hacerles frente. Sí, entre nosotros pusimos el control, pusimos orden. Que las armas que tenían ellos las usen para su negocio pero no contra el pueblo.

¿Por qué permitían que haya eso? El narcotráfico es una cosa ilícita y ustedes tenían un deslinde, si ustedes podían controlar, como dice, en ese momento.

Mira, nosotros luchamos contra el Estado, no podíamos luchar contra todos a la vez, sabiendo que la gente, la población vive de esa fuente.

No podíamos hacerlo. Nosotros sabíamos que en un determinado momento tenía que lucharse contra el narcotráfico, tiene que hacerse, tiene que eliminarse pero ese no era el momento, no solamente el narcotráfico, corrupción, delincuencia, prostitución, hambre, verdaderos males sociales que tienen por centurias.

Sobre los senderistas del VRAE ¿Qué opina usted del grupo senderista del VRAE que ahora es militarmente más fuerte que usted, que moviliza más gente, recursos y que ha llevado a cabo una gran cantidad de acciones cruentas que han ocasionado muchas víctimas de las fuerzas armadas?

Claro. El Estado y los gobiernos de turno a través del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y frentes policiales han determinado que primero deben tomar el Huallaga, destruirlo y después el VRAE. […] ellos consideran como prioridad destruirme. Destruir el Huallaga y entonces nos queda el Ene. Por eso es que están como están, En cierta forma los han dejado, militarmente hablando.

¿Qué opina usted de ellos?

Mi posición es de deslinde, de repudio, de rechazo y condena a este grupo mercenario del VRAE, liderado por estos dos mercenarios [los hermanos Quispe Palomino] […]. Han generado una posición anti jefatura, anti partido, anti maoístas, anti pensamiento Gonzalo, anti revolución, y anti pueblo. No compartimos en absoluto con su posición. Sustitución de cultivos

En lo que respecta a la sustitución de cultivos en el Huallaga, ¿usted se identifica con la postura de las organizaciones cocaleras o usted como me parece haberlo visto en algún vídeo, está a favor de una sustitución de cultivos?

La situación es bastante compleja… . Nuestra postura siempre ha sido en contra del proceso de la erradicación forzosa de cocales, porque no soluciona el problema de sustitución de cultivos por la forma cómo ejecuta USAID, Devida y las ONGs [sic] como Chemonic.

La estrategia está mal planteada. Aquí se castiga … a la parte más débil. Creo que es una política equivocada y … está condenada al fracaso. […]. Y en lugar de reducir las áreas de cultivo han crecido. Se han duplicado. Lo que demuestra que la estrategia es equivocada.

Pero siguen empecinados en eso porque les da buenos dividendos. Cada quinquenio o mediado de quinquenio viene un dinero de cooperación internacional y de otras entidades. Son millones de dólares.

¿Dónde va ese dinero?

Si lo que llega supuestamente bajo los programas de desarrollo alternativo son bicocas, […] son los propios agricultores los que han podido salir con su propio esfuerzo y sacrificio. Eso no puede ser pues ningún modelo de Tocache. Yo admiro el sacrificio de los agricultores cacaoteros, palmicultores, cafetaleros. […].

A mí me consta con nombre propio cómo es que han comprado autoridades y sensibilizadores con dinero para firmar esos convenios marcos y así logra más del 80 por ciento de aprobación para que se dé el proceso de autoerradicación. Eso todo el mundo lo sabe.

¿Usted está a favor de la sustitución de cultivos?

Si es política de Estado que va a seguir la erradicación, no se va a poder detener, entonces tiene que haber una verdadera alternativa de producción y esta se refleja en una cuestión muy simple: una verdadera política agraria que determine el gobierno. Y se dé un verdadero proceso en donde el agricultor realmente pueda vivir de lo que va a producir. Si yo fuera el ministerio de Agricultura le dijera: señor usted es cocalero, ¿cuántas hectáreas tiene? Una hectárea, entonces lo vamos a ayudar y sus tierras, de acuerdo al suelo, produzca usted cacao. Lo vamos a apoyar con cinco hectáreas de cacao, desde el comienzo que se prepara la tierra hasta que se produzca.

Eso más o menos son cuatro años en que usted va a vivir de cacao. Luego que se reglamente la política de sustitución o reducción gradual y concertada de la hoja de coca. Que se le respete pues mínimo a media o una (hectárea de hoja de coca), depende del acuerdo, por familia, que sirva como su caja chica. Y que Enaco pueda comprar a un precio más o menos rentable, porque sesenta soles la arroba no alcanza para nada.

Y no se les satanice, pues. Creo que si la gente encuentra una sostenibilidad, un buen mercado, precios justos, mercado interno y externo que garantice la sostenibilidad de su supervivencia, creo que poco a poco va ir dejando de sembrar más coca. Está la salida en el cacao, el café, la palma aceitera, arroz, ganadería u otras líneas agrarias, el plátano, la papaya. […].

El Estado no hace nada para recuperar sus suelos.

Pero la expansión descontrolada de cocales es a su turno un gran depredador de suelos…

Claro, pero imagínese quién empuja eso.

¿Quién es responsable de eso?

¿Los agricultores o es el Estado que los mira de espaldas? Ya no tenemos solamente tres cuentas cocaleras, son más de quince cuencas cocaleras a nivel nacional. Se ha nacionalizado [expandido] el tema de la coca. ¿Y cómo vamos a resolver eso? Con verdaderas políticas agrarias, que haya la intención y la voluntad política del Estado, pero no la tiene. No la quiere hacer. Obedece a políticas de Estados Unidos. A reprimir, a reprimir, erradicar. Y esa no es la solución. Lo único que se está generando es que se expanda más. Estamos 30 años acá, ¿y qué se ha logrado? La expansión de cocales, el mayor crecimiento del narcotráfico.

¿Quién es responsable de eso?

Nosotros no; es el Estado.

¿Lo cambiará?

No lo creo, porque hay intereses muy fuertes.

**Este artículo es parte de IDL-Reporteros y es reproducido con su autorización por Plaza Pública.

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