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Entre dos lealtades: ¿los electores o el partido?

La heterogeneidad que impera en los votos de los diputados distritales contrasta con una mayor uniformidad de votos la del distrito Central y el de Guatemala.
Al hacer las comparaciones de las tendencias de votos las cifras revelan que la lealtad de los diputados pertenece a su partido y no a su distrito.
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Entre dos lealtades: ¿los electores o el partido?

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Son mayoría y representan, supuestamente, a la mayoría. El 80 por ciento de los congresistas fueron elegidos para defender los intereses de los distritos en que se postularon. Y en Guatemala, territorio con diferencias inobjetables entre la capital y los departamentos -económicos, culturales y sociales, parecería lógico que los diputados que representan la diversidad votaran en líneas divergentes. Pero el análisis de Plaza Pública “Intereses distritales vs intereses partidarios: ¿en dónde queda la representación del elector?” demuestra que los diputados no recuerdan mucho a quienes los llevaron al poder.

Es sabido que en el Congreso confluye una diversidad de intereses: económicos, políticos y electorales. En el caso de los distritales, además de las obligaciones de legislar temas de interés nacional, se ven obligados a cumplir ofrecimientos de campaña muy puntuales. El listado geográfico de obras, por ejemplo, es una de sus batallas.

“Parecería lógico pensar que, en una democracia liberal, el distrito debería ser una variable determinante para el trabajo de diputados dentro del Legislativo”, es una de las sentencias de las que parte el análisis del equipo de base de datos de este medio, y a través de la evaluación de magnitud de votos (MVOTE) evalúa si las decisiones de cada diputado se acercan más a los intereses de su jurisdicción o se alinean a las decisiones generales del partido al que pertenecen.

Para realizar el análisis se utilizó la variable magnitud de votos, que mide la tendencia de las elecciones de cada diputado dentro de cada sesión. Se registran los votos a favor y en contra. Luego, en sus valores totales, puede relacionar la disposición de cada diputado según sus decisiones y relacionarlos de acuerdo a los homólogos que votan de manera similar.

Por ejemplo Julia Maldonado Echeverría, de LIDER, según la MVOTE es la diputada que más diferente vota, en comparación con el resto de congresistas de su distrito.  En el extremo contario, el valor máximo de la variable es 236 y corresponde a Mynor Cappa Rosales, del PP. Se han registrado ya 272 votaciones desde el 14 de enero.

Dentro de las 21 sesiones ordinarias que se han celebrado hasta ahora, los diputados tienden a votar a favor de todas las mociones presentadas en el hemiciclo. Los valores negativos, es decir la tendencia de algunos diputados a votar en contra, son mínimos.

Al hacer las comparaciones de las tendencias de votos las cifras revelan que la lealtad de los diputados pertenece a su partido y no a su distrito. Contrario a lo que esperaría, que en determinado tipo de decisiones el parlamentario optará por alinearse con sus colegas del distrito, éstos deciden por estar siempre alineados con su partido.

Una mayor similitud de votos con agrupación política que con el distrito es un fenómeno que también se reafirma con los ejemplos expuestos, pues Maldonado es la única representante de Lider entre los nueve diputados de San Marcos; mientras que Cappa es uno de los dos diputados del PP electos por Izabal, un distrito de tres diputados.

Esa lealtad partidaria no es novedad. En el análisis de Plaza Pública sobre el poder femenino en el Congreso se revelaba que las diputadas votan disciplinadamente según lo dicta su partido, sin que haya una relación de género con sus colegas mujeres y se repite la situación en el caso de los distritales. Todo indica que los intereses de los electores a nivel departamental “se mantienen sub-representados dentro del Congreso”. Pareciera que la respuesta es que el centralismo que opera en el sistema político, se refleja perfectamente en el hemiciclo.

Lo mismo que sucede en el caso de las diputadas que podrían tener mucho peso si decidieran unir fuerzas al momento de querer impulsar o aprobar determinada iniciativa o ley en el pleno; se daría, probablemente, en el caso de los diputados distritales. ¿Qué ocurriría si decidieran unirse para promover leyes que promuevan la descentralización, por ejemplo? O, iniciativas que promovieran el desarrollo rural desde otra lógica, o que se plantearan otros modelos de desarrollo.

Entre le heterogeneidad que impera entre los votos de los diputados del interior del país contrasta con una mayor uniformidad de votos la del distrito Central y el de Guatemala; los diputados pertenecientes al Listado Nacional muestran magnitudes cercanas a éstos.

Esto puede explicarse como una centralización del poder o dominación de intereses de la capital. Lo que se evidencia es el centralismo político; alineado con una mayor uniformidad partidaria. Podría explicarse, quizás, con el hecho de que haya una serie de iniciativas de ley, de temas ambientales por ejemplo, como la ley de aguas, que beneficiarían determinadas zonas del área rural, pero que afectarían intereses económicos centralizados o respaldados desde el distrito central. La ley de minerías podría ser otra de éstas.

El hecho de que los diputados voten alejados de sus pares distritales también podría también estar relacionado con el financiamiento de los partidos. La centralización del poder económico en la capital, también podría inclinar la balanza para que los distritales olviden a sus electores.

Una causa de esta tendencia se puede encontrar también en el sistema electoral. Las papeletas empleadas en los comicios no muestran las fotografías de los candidatos, pero sí los símbolos de los partidos. Y aun cuando el elector conozca el nombre de la persona a la que quiere poner en una curul, no existe una garantía de que la mayoría de votos para el partido de su candidato le dé la victoria, ya que sus probabilidades dependen de la casilla que ocupe en el listado de la agrupación.

Al final, el control del votante se reduce a elegir el partido de su candidato. Sin embargo, el inicio de la actual legislatura se caracterizó por un movimiento masivo de diputados, quienes se pasaron de una bancada a la otra. Es decir que lo que queda es un alto grupo de congresistas que no responde a sus electores, ni por distrito, ni por partido.

Finalmente, lo que pone en evidencia “Intereses distritales vs intereses partidarios: ¿en dónde queda la representación del elector?” es que si la democracia liberal depende en gran medida de una noción de representación del elector, aún hay grandes fisuras y brechas. En la mayoría de casos diputados apuestan por el partido en el que estén y olvidan a aquellos que los eligieron o los intereses específicos de sus comunidades.

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