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En América Latina el crédito verde es gris y escaso

La Iniciativa también promueve la investigación y medición del impacto social y ambiental en las operaciones y productos financieros, y la capacitación para mejorar estos aspectos dentro de las instituciones.
La meta para 2012 es el reemplazo de 1,9 millones de aparatos. El gobierno subsidia parte del costo y el usuario aporta el resto.
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En América Latina el crédito verde es gris y escaso

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Los préstamos bancarios destinados a actividades ambientalmente sostenibles están en minoría en América Latina, por lo que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) busca fomentar más créditos verdes.

Por Emilio Godoy

Por ello, PNUMA y la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), que aglutina a más de 500 entidades financieras de 19 países de la región, presentarán en junio un diagnóstico del tema y plantearán recomendaciones para que los créditos, los seguros y las inversiones incluyan un mayor componente ambiental.

 "En México apenas empieza el crédito verde. La banca de desarrollo ofrece algunos financiamientos. Hay mucho crédito y hay buenas condiciones, pero el sector bancario es oligopólico, la economía está poco bancarizada", analizó para IPS la representante del PNUMA en México, Dolores Barrientos, quien trabajó casi dos décadas en la banca.

 En 1991, el PNUMA y un puñado de bancos comerciales internacionales crearon la Iniciativa Financiera, que cambió de formato en 2003 por su fusión con un proyecto similar con la industria aseguradora, creado en 1997.

 La Iniciativa Financiera: Finanzas Innovadoras para la Sustentabilidad (UNEP FI, por sus siglas en inglés) congrega ahora a 207 instituciones públicas, privadas y multilaterales de más de 40 países, entre ellos los latinoamericanos Brasil, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Venezuela y Uruguay.

 Sus prioridades temáticas son la banca, el cambio climático, los seguros, la inversión, la construcción y la administración sustentable. La Iniciativa también promueve la investigación y medición del impacto social y ambiental en las operaciones y productos financieros, y la capacitación para mejorar estos aspectos dentro de las instituciones.

 "Se necesitan soluciones integrales al cambio climático, que incluyan también formas de producción y consumo sustentables. Los bancos pueden organizarse y dar ese tipo de créditos", sostuvo la integrante de Bond for International Development, Joanna Rea.

 La institución nuclea a organizaciones no gubernamentales británicas que trabajan por el desarrollo y la inclusión financiera.

 La banca mexicana de desarrollo y el gubernamental Fondo Nacional de Infraestructura han destinado recursos millonarios para actividades ambientalmente sustentables.

 Por ejemplo, el manejo de aguas residuales recibió 960 millones de dólares, el Programa de Residuos Sólidos Municipales, 98 millones, y el transporte público masivo, 960 millones.

 Un monto de 350 millones de dólares fue destinado a la construcción de campos de generación eólica, mientras que Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura, que se han adherido a UNEP FI, erogaron 72 millones de dólares para proyectos rurales.

 En el sureño estado de Oaxaca, la banca privada de España, con presencia predominante en América Latina, ha financiado el desarrollo de proyectos eólicos, con base en experiencias similares en la nación europea.

El gobierno del presidente conservador Felipe Calderón puso en marcha en 2009 el Programa de Sustitución de Electrodomésticos para el Ahorro de Energía, con el cual busca reemplazar refrigeradores y aparatos de aire acondicionado de más de 10 años con otros nuevos, para disminuir el consumo y aumentar la eficiencia.

La meta para 2012 es el reemplazo de 1,9 millones de aparatos. El gobierno subsidia parte del costo y el usuario aporta el resto.

En 2011 comenzó el Programa de Luz Sustentable, que consiste en cambiar casi 46 millones de focos incandescentes por bombillas ahorradoras para este año. Desde su arranque, 22 millones de ellas fueron instaladas.

"Se podría destinar créditos para alumbrado público, rellenos sanitarios y tratamiento de agua. Lo ideal es que el programa financiero establezca metas de crédito verde y estándares para la banca", planteó Barrientos.

En su informe de noviembre de 2011 "El desarrollo financiero en América Latina y el Caribe. El camino por delante", el Banco Mundial fustigó a la banca latinoamericana por no abrir la llave del crédito para fomentar el crecimiento económico mediante la inclusión financiera, en especial de las pequeñas empresas y de los usuarios de hipotecas.

Pero el reporte no hizo referencia a la vertiente ecológica de los préstamos.

En UNEP FI, el Grupo de Trabajo sobre Cambio Climático se enfoca en la medición y seguimiento de la llamada "huella carbónica" que dejan a su paso los fondos de inversión, como se define el impacto en el calentamiento global provocado por los desarrollos financieros e industriales.

También supervisa las condiciones bajo las cuales las empresas mantienen o no un compromiso con la sustentabilidad.

En 2010, las empresas aseguradoras incorporadas a UNEP FI empezaron a deliberar sobre el borrador de un texto sobre principios para incorporar la sustentabilidad a sus operaciones.

Esos nuevos principios serán anunciados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable, la llamada Río+20, que se realizará en junio en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, dos décadas después de una cumbre similar que la tuvo como escenario.

 Esos principios "representarán una contribución notable y un compromiso de largo plazo de la industria aseguradora global para construir una economía mundial sustentable", según la explicación del sitio electrónico del proyecto.

 UNEP FI y Felaban elaboran una investigación sobre el estado actual de la banca sostenible en América Latina, en que se pretende describir fortalezas y oportunidades de mejorar e identificar buenas prácticas de sostenibilidad.

Para ello, el análisis se centra en el compromiso de las instituciones con el desarrollo sostenible, la visión y políticas que lo respaldan, las regulaciones ambientales e instituciones financieras.

También tiene en cuenta el apego a aspectos de sustentabilidad en las operaciones de las diferentes unidades en relación con riesgos ambientales y sociales, manejo de recursos internos y desarrollo de productos y servicios verdes.

El PNUMA ha planteado que los objetivos de Río+20 son los de renovar el compromiso político alrededor del desarrollo sustentable, evaluar el progreso hacia los objetivos internacionalmente acordados dos décadas atrás y el abordaje de los nuevos desafíos.

Asimismo, la reunión se concentrará en la construcción de una economía verde en el contexto de la erradicación de la pobreza y el desarrollo sustentable, así como un marco institucional para ese propósito.

"Se puede tener un modelo sustentable de préstamos que sea ambientalmente responsable. Es necesario tener un modelo justo de crédito global", señaló Rea, de la red británica.

 

*Este artículo es parte de IPS y es reproducido con su autorización por Plaza Pública.

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