Empezar por el principio, partidos políticos y Congreso

Lo anterior significa un Congreso que exprese la voluntad popular, capaz de desarrollar eficazmente sus funciones constitucionales y que sea el centro del debate político sobre la Nación. Sin un Congreso fuerte, respetado, percibido como verdadera expresión del pueblo y de sus intereses, podremos seguir durante décadas hablando que vivimos en “democracia” sin que esto sea una realidad.

Fortalecer institucionalmente al Congreso significa crear las condiciones para que pueda ejercer efectivamente las funciones de representación, de producción de legislación, y de deliberación, orientación y control, sin las cuales no existe verdadera democracia, ni puede funcionar eficientemente el mercado, ni podrá desarrollarse un verdadero Estado Social de Derecho. Para crear estas condiciones no basta con desarrollar organizacional e institucionalmente la institución, es necesario un esfuerzo nacional concertado entre los grandes actores sociales y políticos, para partir sobre nuevas bases, valores y  reglas del juego de la vida política. Así de simple, es necesaria una nueva forma del quehacer político.

El primer objetivo de esta gran tarea nacional consiste en fortalecer la credibilidad representativa del Congreso y por lo tanto la primera condición de la legitimidad democrática, significan reformas profundas al sistema electoral y especialmente al sistema de partidos políticos. En nuestro país, la falta de credibilidad en las elecciones ya no es el problema, sino la conciencia de que el sistema electoral actual, combinado con un sistema de partidos políticos defectuoso, y dada la vigencia de la cultura política tradicional, conduce a la exclusión del proceso político de capas muy amplias de la población.

En este contexto, es fundamental que el proceso de reformas a le Ley Electoral y de Partidos Políticos que recientemente ha iniciado a tomar forma tenga por objeto resolver los principales problemas que enfrenta nuestro sistema electoral y especialmente sea el fundamento de nuevas instituciones políticas.

¿Por qué son necesarias nuevos partidos políticos? Y cuando digo nuevos no quiero decir que se creen otros y otros y otros que sesn al final más de lo mismo. Cuando digo nuevos me refiero a instituciones diferentes en su concepción y actuar.

Como ciudadanos debemos estar atentos, exigir y darle seguimiento a este tipo de reformas porque los partidos políticos son tan importantes para la democracia que no podemos dejarlos solos; ya que son ellos quienes  reforman la Constitución, aprueban las leyes, monopolizan las elecciones, son el Congreso, forman el gobierno, dirigen instituciones, empresas y organismos públicos, y deciden libremente sobre nuestros impuestos.

Por lo tanto, su creación y disolución, sus objetivos, su régimen de financiamiento, su organización y funcionamiento interno, no son una mera cuestión privada, sino deben interesarnos profundamente a todas y todos. Especialmente cuando dentro de los partidos, las mujeres, los jóvenes y los indígenas están subrepresentados y las decisiones se sigan tomando desde una lógica machista, racista y excluyente.

Solo y solo si se reforma profundamente y de manera radical el sistema de partidos políticos  podemos pensar en un Congreso verdaderamente democrático y que cumpla con sus funciones, y especialmente que represente la voluntad popular de todas y todos los guatemaltecos.