Mediante una carta dirigida a la familia ignaciana de Guatemala el Consejo Apostólico de la Compañía de Jesús solicitó «analizar los fenómenos que tenemos delante a la luz del Evangelio y responder como cristianas y cristianos con solidaridad y compromiso»[1]. Se refieren, entre los hechos más relevantes, a la captura del periodista José Rubén Zamora en un intento de limitar la libertad de expresión.
A la luz de dicha carta que también cita el último comunicado de la Conferencia Episcopal de Guatemala de fecha 30 de julio 2022 —con relación a los mismos sucesos que denuncian los jesuitas— y en donde se exhorta a: «Luchar por el bien común, respetar la democracia y defender el Estado de derecho»[2], expondré mi pensar y sentir en orden a cuatro escenarios a los cuales desearía dedicarle un artículo a cada uno. Imposible es por razones de premura y de espacio.
1. La angustia ocasionada por la presencia en nuestro país de la enfermedad conocida como Viruela del Mono cuando no hemos terminado de asimilar el impacto de la pandemia de COVID-19 a causa de las malas gestiones gubernamentales. Desconozco las causas por las cuales la Organización Mundial de la Salud no la ha declarado como pandemia. Sus razones tendrán y habrá que respetarlas, pero lo cierto es que ya la tenemos aquí y debemos hacerle frente.
2. La necesidad de que la población guatemalteca no permita esta vez (durante la permanencia de la Viruela del Mono en nuestro territorio) otro affaire similar al de las vacunas rusas. La cartera de salud ya dijo que no existe una fecha de llegada de la vacuna por la escasez de dosis (supongo, a nivel mundial). Espero sí, que ya estén gestionando su adquisición.
3. Mi satisfacción por el logro de la Mesa de Rescate del Hospital Regional de Cobán integrada por la Asociación Médica de Alta Verapaz, el Sindicato de Trabajadores de los Servicios de Salud, el Observatorio de Salud Reproductiva —OSAR—, las universidades que en la región tienen carreras relacionadas con la salud y otras organizaciones y personas individuales que lograron revertir la decisión de trasladar la construcción del hospital a otro departamento. Considero oportuno agradecer al Ministro de Salud Pública y Asistencia Social su disponibilidad a escuchar (aunque haya sido bajo presión) y también la valiente postura adoptada en su momento por el director del nosocomio, el doctor Vicente Adán Macz. La vinculación de todas las organizaciones y personas de buena voluntad (municipalidades y COCODES entre muchas otras) constituyeron un ejemplo que debiéramos considerar a futuro porque cuando las fuerzas se unen se obtienen logros tangibles.
4. La indispensabilidad de que la Mesa de Rescate del Hospital Regional de Cobán, grupos y personas afines sigan unidas. Hay necesidad de que se siga presionando para que se ejecute la obra. Vigilar las readecuaciones presupuestarias es preciso para no sufrir otro revés (sugerencias de dos amigos personales). A mí se me hace cuesta arriba creer que los diputados de Alta Verapaz, principalmente los oficialistas, no hubiesen sabido de la decisión que se había tomado. No es solo mi pensar y sentir, también lo es de otros ciudadanos. Así que, a manera de colofón, comparto una evocación que hizo presencia en mi mente cuando analizaba ese pensar y ese sentir. Se trata de un refrán que escuché durante un episodio de una telenovela suramericana: «A mí no me engañás chaleco que yo te conocí con mangas».
Hasta la próxima semana si Dios nos lo permite.
Más de este autor