De hecho, la posición teórica de Lacqueur (en su opus magna La construcción del sexo) construye un camino paralelo entre la legitimidad que la ciencia médica dará al modelo ´de los dos sexos´ mientras al mismo tiempo actos cómo la masturbación, la prostitución o la transición de la sexualidad clitoridiana a la vaginal dejarán de ser vistos como patologías (puede uno aquí recordar el afamado texto Los Anormales).
El bien amado, bien querido y bastante ´Mcdonalizado´ M. Foucault nos recuerda siempre que detrás de cualquier norma se esconde también una pretensión de poder. Pero el mismo Foucault reconoce también que ´…. el saber científico es el resultado de procesos de eliminación y selección de enunciados, de teorías y de objetos que guardan un sentido temporal y por tanto provisorio e histórico.´ La cita proviene de La vie: l’expérience et la science”, Dits et écrits II, (pp. 1582-1595) y en realidad está haciendo referencia a G. Canguilhem, autor del libro ´Escritos sobre Medicina´. Canguilhem ha complementado (y parece obligado leerle de forma paralela a Foucalt) pues categoriza bastante bien (me parece) la cuestión en cuanto al carácter de ´lo normal´.
Dice Canguilhem en Lo normal y lo patológico, p. 185: ´ Este conocimiento administrado por la medicina le permitió arrogarse la exclusiva posibilidad para restablecer la correcta o “normal” función de los órganos del ser humano en tanto organismo vivo. Por ello, la medicina en tanto ciencia de lo normal y lo patológico, va a ser la ciencia reina […] En el poder médico está el corazón de la sociedad de normalización”. …´A partir del siglo XIX, los organismos vivientes considerados desde su fisiología como desde los marcos de su educabilidad, asumen un modo de existencia pasible de ser contrastada. Por ello, Canguilhem afirma que el término normal durante el siglo XIX “va a designar el prototipo escolar y el estado de salud orgánica”.
Para Canguilhem entonces, la construcción de la norma no solamente es un concepto polémico y mutable sino ante todo, histórico. Para Foucault existe además una problematización política al respecto y esto es precisamente lo que le une a los argumentos de Lacqueur.
Me parece que la cuestión relacionada con el criterio discrecional clasificador del poder médico-científico es bastante clara. Y si no, baste recordar la trágica historia de Herculine Barbin. Repetir aquí las palabras con las cuales Foucault cierra la reconstrucción de los hechos es por demás, vacío. Pero resuenan. ¿A quién culpamos por la muerte de Herculine Banbin?
Quizá es más interesante clavarle el colmillo a un ámbito poco criticado, el ámbito de los discursos ´liberadores´. Allí es donde Lacqueur quizá ha sido bastante genial en su esfuerzo por retirar el velo de la neutralidad al proyecto político liberal-burgués. Si bien es cierto que el espacio público a raíz de las revoluciones burguesas debía eliminar todo tipo de conflicto, las dinámicas hombre-mujer parece que toman un giro interesante en dicha literatura. A diferencia de Hobbes, quien supone (y supone bien) que las mujeres son causa de conflicto entre los hombres, Rousseau afirma literalmente en Discurso sobre la Desigualdad que…´Existe, desde luego, la atracción física bruta entre sexos, pero está desprovista del amor moral, el cual da forma a este deseo y lo fija exclusivamente en un objeto particular, o al menos confiere un mayor grado de energía al deseo este objeto elegido. En este mundo de inocencia no hay celos o mujeres en el estado de naturaleza, porque las mujeres, a diferencia de lo que sucede en las hembras de las bestias, no tienen periodos alternantes de celo y abstinencia, y por ello están siempre disponibles sexualmente.´ (Jean-Jacques Rousseau, A Discours on Inequality, trad. Maurice Cranston, Harmondsworth, Penguin, 1984, págs. 102-104).
Es decir, la normativización médica fue el instrumento para legitimar, eventualmente, el modelo de los dos sexos, Pero al mismo tiempo, construir la diferenciación puntual requirió desenterrar un punto que la antigüedad griega ya había dado por sentado. A decir de entonces, la mujer es mujer porque puede gozar del sexo. Para corroborar esto último es interesante notar la fuerte afirmación de la página 103 expuesto por Rousseau en A Discours on Inequality: ´ "En todo lo que no está vinculado con el sexo, la mujer es un hombre ... ".
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