Con prisa, sin la legitimidad que garantizan la discusión técnica, abierta e incluyente, la alianza oficialista en el Congreso de la República aprobó el presupuesto para 2,023.
La propaganda del Congreso está saturada de notas y videos que pregonan beneficios maravillosos con los que Guatemala será bendecida en 2023 con la aprobación del presupuesto. ¿Cuántos ingenuos e incautos caerán creyendo estos pasquines?
Un video explica que los 3 millardos de quetzales que el Congreso incrementó al techo presupuestario, el cual pasó de Q112.3 millardos originalmente propuestos por el Ejecutivo, a Q115.4 millardos, no se financiarán con más deuda pública, ya que serán cubiertos con Q1.6 millardos de impuestos y Q1.5 millardos de saldos de caja. Pero cuidado, porque esto no quiere decir que no se haya aprobado deuda pública, porque en el vasto resto del presupuesto, sí que incluye Q12.8 millardos en bonos del tesoro, deuda pública onerosa por contratarse a tasas de interés más altas y plazos para pagar más cortos, de uso totalmente discrecional y sin control.
El alarde propagandístico de más dinero para la lucha contra la desnutrición infantil omite realidades relevantes. La gran mayoría de esas asignaciones son preexistentes, por lo que en realidad el incremento es muy pequeño, solo Q0.5 millardos (4.4 %) del total de Q10.7 millardos. Pero, cuidado, porque más dinero no significa más y mejores resultados. La tal «Gran Cruzada Nacional por la Nutrición» (GCNN), es así, entre comillas, porque desde 2,020 no ha sido cruzada, ni grande.
En una de las enmiendas aprobadas por el Congreso en la última sesión en la que aprobaron el presupuesto, se incluyeron Q600 millones adicionales para que los ejecuten los Consejos Departamentales de Desarrollo (Codede) como apoyo a la GCNN, asignación que replica una similar aprobada en este 2,022, sin resultados, ya que la mayoría de estos fondos se están malversando en contratos espurios de reparación y mantenimiento de caminos. La experiencia alarmante en 2,022 comprueba que esta asignación es lo más cercano a un robo descarado, que será mucho peor en el año electoral 2,023. La lucha contra la desnutrición infantil como tapadera de robos y abusos… ¡hay que tener cuero de danta!
Igual con el alarde por haber aprobado Q26.0 millones para el funcionamiento de los Centros de Apoyo Integral para Mujeres Sobrevivientes de Violencia (Caimus). En realidad, el Ejecutivo ni siquiera incluyó esta asignación en su propuesta inicial, la Comisión de Finanzas Públicas y Moneda (CFPM) la incluyó repartiéndola a 17 organizaciones, grupo que excluyó a organizaciones con experiencia y capacidad. Finalmente, el oficialismo aprobó una enmienda que no especificó las organizaciones receptoras de este apoyo, dejando al Ministerio de Gobernación decidir cuáles organizaciones apoyar, y cuáles no.
[frasepzp1]
El presupuesto para 2,023 quedó plagado de artículos con ampliaciones preaprobadas para los ministerios de comunicaciones y energía, los Codede, y de manera escandalosa y grave, para regalarle dinero a los exmilitares en el año electoral. Además de su evidente y descarada ilegitimidad, estas ampliaciones preaprobadas deberían declararse inconstitucionales, ya que no especifican el monto, por lo que, en realidad, se desconoce cuál es el techo presupuestario aprobado, ya que no se sabe cuánto más arriba de Q115.4 millardos.
La lista de anomalías, espacios amplios para el abuso y la corrupción en el presupuesto aprobado para 2023 es muy larga, y los mencionados son solo los más notorios o escandalosos. Encima, la propaganda del Gobierno y el Congreso es engañosa. Lo que nos debe quedar muy claro, es que se financiará con los impuestos que paguemos el año próximo o en las décadas futuras. La deuda pública la pagaremos usted y yo, la ciudadanía trabajadora y honesta.
Más de este autor