Por eso decidiste adoptar su causa y caminar con él, con tu pueblo y con su gente. Por eso te quitaron el derecho de ver a tu país y ver a tu familia, a tus hijas, tu compañera, a tu hermana y tus hermanos.
Son 32 años ya y, en aniversarios previos, muchas veces te hemos contado lo que acontece. Así que ahora, me limitaré a dibujarte lo que ha pasado en el último año, de los muchos transcurridos desde que te arrebataron y te desaparecieron querido Emil.
El año pasado, entre abri...
Por eso decidiste adoptar su causa y caminar con él, con tu pueblo y con su gente. Por eso te quitaron el derecho de ver a tu país y ver a tu familia, a tus hijas, tu compañera, a tu hermana y tus hermanos.
Son 32 años ya y, en aniversarios previos, muchas veces te hemos contado lo que acontece. Así que ahora, me limitaré a dibujarte lo que ha pasado en el último año, de los muchos transcurridos desde que te arrebataron y te desaparecieron querido Emil.
El año pasado, entre abril y mayo, se llevó a cabo el juicio oral y público por genocidio contra el pueblo ixil. Durante los días que duraron las audiencias, decenas de testigas y testigos acudieron al Tribunal y contaron su tragedia, nuestra tragedia. Masacres, persecución para matar por terror o inanición. Violaciones sexuales masivas. Tortura. Robo de propiedad privada. Invasión a la privacidad. Negación de auxilio. Ésos y muchos otros actos de barbarie fueron explicados con detalle. Los mismos actos que las y los peritos explicaron desde la academia para documentar con fundamento científico la acusación por genocidio. El Tribunal dictó sentencia. Hubo genocidio y el culpable fue condenado.
Y, ¿qué creés que pasó? Pues que las aguas de la impunidad se juntaron en el torrente de la desvergüenza y, retorciendo la ley y el estado de derecho, pretendieron desaparecer lo actuado. Procesalmente han obligado a que el juicio vuelva a arrancar. Pero no se han quedado ahí, que conste. No. También armaron grupos neofachos que vociferan su veneno antihumanidad y condenan a la muerte pública cuando menos, a quien tan solo ha hecho uso de los derechos y garantías del orden que ellos vuelven a romper.
No conformes con retorcer la ley hasta desaparecer una sentencia legal y además legítima, también la destrozan pasando la factura a quien creen responsable de un acto jurídicamente sustentado y documentado. Han dirigido sus baterías contra la fiscal general, Claudia Paz y Paz. Al extremo de inventarse el mecanismo mediante el cual, pretenden reducir en siete meses su período constitucional.
Esos monstruos que tus ojos claros vieron hace más de tres décadas. Esos dinosaurios que aplastaron la primavera democrática hace más de medio siglo. Esos truhanes que violentaron tantas veces su propia ley excluyente, aún están aquí. Siguen detentando el poder y siguen manejando los hilos de la ley para tejer su andamiaje según el antojo de su estado de impunidad.
Ésa es una parte del país que no has visto. La otra, Emil querido, es la lucha incansable de la giganta de ojos claros, que no cesa de exigir justicia por tu desaparición forzada. Esa lucha que ella marca dignamente con cada paso en pos de tu huella y tu paradero. No ha cesado de exigir, de llamar, de gritar, de caminar. Tampoco ha dejado de acompañar. Como si fueras vos, ella ha ido junto a las y los ixiles así como junto a otros pueblos, buscando el camino para un mejor país.
Como ella, la gigantona, otras y otros seres también caminan y luchan en busca de memoria, de verdad y de justicia. Otras y otros están y resisten en pie contra la destrucción del territorio. Otras y otros, como vos, construyen día con día, la ruta para un nuevo día.
Mientras llega, Emil, volvemos a recordar que un día de febrero de 1982, fuiste retenido por el ejército de Guatemala y hasta hoy, continúas como otros miles, siendo un detenido desaparecido. No lo olvidamos, no te olvidamos.
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