En días recientes pude comprobar que el término “Ordenamiento Territorial” no es conocido e incluso es definido de manera equivocada.
El ordenamiento territorial no es para nada como se dijo en esa ocasión “un instrumento de intervencionismo estatal que pretende mediante una Ley dirigir la producción en el campo, de manera similar a los gobiernos comunistas”. Nadie prohibirá sembrar orquídeas en la playa según el reclamo de ese día, tampoco es necesario ideologizar sobre el tema, si se sigue ideologizando no quedará país para ensayar la ideología.
En Guatemala y en cualquier lugar del mundo, bajo cualquier nivel de intervención estatal en la economía, el ordenamiento territorial es una política de Estado y proceso de planificación territorial integral y concertada, con la que se pretende configurar en el largo plazo, una organización espacial del territorio acorde con los objetivos de la política ambiental y los del desarrollo económico, social y cultural.
Su objetivo es actuar sobre el orden territorial existente para inducir nuevos escenarios de desarrollo, uso y ocupación del territorio que se ajusten a una imagen objetivo previamente concertada por la sociedad. Los tres elementos claves del ordenamiento territorial son: La Oferta Ambiental (qué ofertan los territorios en materia de tierras, agua, vegetación, espacio; sus potencialidades y limitaciones); La Demanda Social (determinar las necesidades de la población vinculadas al territorio y las necesidades del Estado en general) y la Visión Prospectiva del Territorio (visión a largo plazo para estudiar la compatibilidad de la Oferta Ambiental con la Demanda Social y ajustarla en función de una visión objetivo).
La Oferta Ambiental es muy difícil que pueda crecer porque los recursos naturales son finitos y su creación excede con mucho nuestra capacidad de espera: el suelo tarda miles de años en formarse y puede erosionarse con suma facilidad debido a la deforestación. Aunque lo deseemos, no podemos crear más tierra, más agua, más aire ya que esto forma parte de un sistema natural al que pertenecemos, que se rige por sus propias leyes y estas nos afectan.
La Demanda Social crece a la velocidad del crecimiento de la población, Guatemala tiene una de las tasas de crecimiento poblacional más alta del mundo (2.7% anual), la población se duplica cada 22 a 25 años, pero si esto lo vemos localmente, hay zonas del país que crecen al doble, por ejemplo Sololá o Petén. De esta manera podemos entender cómo, la que debería ser nuestra región líder en modelo de Desarrollo Rural, o sea el lago de Atitlán, ahora es la mejor muestra de lo que puede pasar ante la carencia de ordenamiento territorial, con la mayoría de los municipios que lo rodean duplicando su población cada 10 años. No sucede igual con los servicios públicos, el saneamiento, el manejo de los recursos naturales y entonces la economía local nos queda diversificada en el papel pero colapsada en la realidad, generando al mismo tiempo un clima de ingobernabilidad; en resumen una ausencia total de capitales para el desarrollo.
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