Es que el mal nunca paga bien. Y quien lo ejerce en cualquiera de sus formas queda atrapado en ese dinamismo que fascina, gusta, atrae y también enreda. Y «cuando más enredado se está, muestra al enmarañado su verdadero rostro para decirle “este soy yo”. Para entonces es demasiado tarde». Así me lo dijo un jesuita. Así me lo dijo un anciano q’eqchi’. En diferente tiempo, en diferente lugar, con diferentes palabras. No obstante, pude colegir el mismo mensaje en los dos razonamientos. Uno, desde la visión cristiana católica. El otro, desde la cosmovisión maya q’eqchi’.
Allá por 1974 conocí a don René de León Schlotter en un contexto poco usual. Confluimos en un velorio. Yo tenía 21 años. Y desde aquella condición de maestro que tenía no tardó en entablar diálogo conmigo, habida cuenta de que nos sentamos uno cerca del otro. En algún momento me aleccionó desde su enfoque político. Gusté de su plática. Al despedirnos me dijo: «Mire, patojo. Todo político tiene tres objetivos: el institucional, el personal y el objetivo escondido. Si se mete usted a política, cuide de que su objetivo escondido esté del lado del bien o se le revierte».
Estoy convencido de que la reversión de ese objetivo escondido está destruyendo personas, familias y grupos sociales a guisa de cobro infernal. Y como el mal nunca paga bien, ese propósito secreto y abstruso también está llenando cárceles y cementerios utilizando incluso la vía del suicidio. Algunos enmarañados no estaban ni están preparados para afrontar sus propios demonios.
Tal parece que estamos comenzando una nueva época que se anuncia con el fin de la injusticia, la corrupción, los miedos y la constante histórica de la inmunidad de los poderosos, que pocas veces se veían en el banquillo de los acusados.
Esos supuestos inmunes y todopoderosos tuvieron tal capacidad de avorazamiento que provocaron cientos de mártires. No con balas, no con fuego, sino con la indiferencia y su dureza de corazón. Porque mártires son aquellas personas fallecidas a causa de un sistema de salud colapsado no por ineficiencia del personal de salud, sino por la falta de un presupuesto digno. Infamias estas devenidas de un objetivo escondido, tan solo uno: el insano deseo de ciertos políticos de hacer dinero fácil, a toda costa y sin reparar en las consecuencias.
Encima de ello, algunos de estos felones hasta se dieron baños públicos de santidad o se confirieron coronas de leyenda. Y en el intento de lograr su objetivo escondido olvidaron que «delante de la sangre incontestable de un mártir se caen por sí solas las leyendas» (monseñor Pedro Casaldáliga).
Solo así se explican las perversidades que ahora están al descubierto y a diario se notician. Y por supuesto, la persecución penal consecuente. Financistas de partidos políticos, empresarios de la televisión abierta, altos funcionarios de bancos, encubridores de fondos y un sinfín de sujetos en cuyo raudal se vislumbran ya los nombres de muchos diputados esperan hoy —en el mejor de los casos— ser investigados. Los más, encausados penalmente, perseguidos o aprehendidos.
En estos momentos el epicentro de la batahola está en el Congreso de la República. Ese tablado que debió haber sido proscenio, infortunadamente convertido hoy en un antro de irracionales. Por ello, a manera de conclusión, dejo a los diputados de Alta Verapaz una reflexión. Me la compartió en 1972 don Antonio Pop, el filósofo q’eqchi’, abogado y notario, luchador de la causa de los pobres. Don Tono, graduado con honores en la Universidad de Salamanca, me decía: «Del Tzuul Taq’a se manejan dos conceptos: el tzuul y el taq’a. Lo bajo y lo alto, el inframundo y el supramundo, el mal y el bien, la tierra y el cielo de ustedes. El inframundo es un lugar oscuro, sin vida y de donde ninguna persona que entra vuelve a salir. La oscuridad es una de sus características y se asocia con las tinieblas. Allá van los malos, los violadores de la naturaleza, los que roban, los que matan».
Señores diputados, a ojo de buen cubero se nota que algunos de ustedes están más cerca del inframundo. ¿Acaso estarán a tiempo de echar pasos atrás?
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