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¿El Estor desatorado?

Cuatro días después, lo que comenzó como un conflicto entre candidatos, traspasó a parte de la población, pues el 9 de octubre ocurrió un enfrentamiento entre simpatizantes de ambos partidos con motivo de la visita al Estor de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.
Lo importante, decían algunos observadores electorales, es que la mayor parte de la población en El Estor quiere vivir en paz y en tranquilidad.
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¿El Estor desatorado?

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Parecía un pueblo tranquilo. Los lugareños caminaban por las calles como cualquier domingo; el Lago de Izabal permanecía pausado y el clima, como la gente, no estaba demasiado acalorado. “Aquí, todo está en calma, ya lo verán ustedes, no va a pasar nada”, opinaban algunos de los ciudadanos de El Estor, uno de los cinco municipios donde se repitieron las elecciones municipales. Sin embargo, el temor que mostraban otros ciudadanos y la imagen de los numerosos soldados con sus armas patrullando por el poblado desmentían esta aparente sensación de serenidad.

Desde el 11 de septiembre, El Estor está más dividido que nunca, debido a la lucha encarnizada entre los candidatos a la alcaldía de los partidos UNE-GANA y PP, por conseguir una municipalidad casi en bancarrota, pero muy apetecible por los beneficios que puede aportar la minería.

Aunque ocho partidos presentaron candidaturas a alcalde, la contienda se riñó entre ellos dos. Joel Lorenzo Flores, de la UNE-GANA, el actual alcalde, un maestro jubilado, originario de Chiquimula, pero que vive en El Estor desde hace más de 27 años; y su contrincante, una persona de su mismo equipo, su ex concejal cuarto, Sóstenes Leiva Morataya, quien decidió separarse de su compañero para presentarse con el PP, el partido que más ha apoyado esta repetición de elecciones.

La relación de los dos, calificada de muy buena por ambos, era también antigua, pues Leiva, de 34 años, estudió becado en el colegio que fundó el profesor Joel Lorenzo en El Estor y se formó, al igual que él, como maestro. Sin embargo, esta especial unión no impidió que los dos amigos convirtieran una supuesta fiesta cívica en un grave conflicto por conseguir el tan ansiado poder político.

El estallido del conflicto

El 11 de septiembre, como el pasado 6 de noviembre, se desarrollaba todo bien. La campaña electoral había estado bastante polarizada, pero ningún estoreño presagiaba que se pudiera producir un verdadero problema con motivo de la celebración de las votaciones. Nunca había pasado. De hecho, ningún informe señalaba que El Estor pudiera ser un posible “punto rojo” y por eso, no había presencia de demasiada seguridad.

La situación empezó a tensarse cuando hacia las 14.30 horas de la tarde, algunas personas fueron acusadas de venir a votar desde otro municipio, traídas por el alcalde Flores. Los ánimos estaban tan caldeados que varios lugareños, supuestamente simpatizantes del Partido Patriota, les agredieron, les tiraron piedras y les amenazaron con quemarles, sin que las autoridades pudieran intervenir para socorrerles hasta que un guardacostas pudo sacarles de El Estor. “Eran cuatro familiares míos, que viven en Puerto Barrios, pero que votan acá”, justifica Joel Lorenzo Flores. Según el jefe de observadores de la Defensoría Q’eqchi’, Romel Reyes, se revisó la documentación y aunque todo estaba correcto, los implicados admitieron que los había traído su familiar. Por otra parte, Reyes añade que los dos partidos “acarrearon” a simpatizantes de otros municipios para que votaran en El Estor.

Minutos después de estos hechos, el gobernador de Izabal llamaba a Flores muy alarmado: “Salí de tu casa ahoritaa mismo. Dicen que van para allá a quemarla”. El alcalde, amenazado desde enero pasado –por un problema “heredado” de la anterior administración- no lo dudó y decidió, junto a su familia abandonar el municipio y ni siquiera se preocupó por efectuar su voto. Desde Río Dulce fue donde vivió todo el proceso electoral y se enteró de todos los conflictos acontecidos.

Según varios testimonios, durante la noche electoral, el Partido Patriota ya se sentía ganador, aún antes de saber cualquier dato oficial. Leiva, un hombre muy pausado en sus formas, lo confirma: “A las 4 de la madrugada nos transmitieron nuestros fiscales que ya habíamos ganado por 37 votos de diferencia, por eso la sorpresa cuando unas horas después, el primer dato oficial era que ganaba Joel”.

A las 8 de la mañana Leiva se acercó “solito” a la sede de la Junta Electoral Municipal para revisar las actas. Según su versión, descubrió que había inconformidades en las del área sur, pero tuvo que abandonar la sede precipitadamente, porque sufrió una crisis nerviosa, debido a la cantidad de gente que empezaba a llegar y a protestar por los resultados oficiales del TSE que daban por ganador al partido UNE-GANA con la obtención de 5,820 votos, 53 más que el PP. Mientras no estaba presente –relata- se enteró de que había habido un intento de quemar papeletas: “¡Que no hagan eso, esas son mis pruebas de que he ganado!”; sin embargo, según su testimonio, lograron quemar algunas.

Cuando regresó unas horas después a la sede, creyó que su sueño de ser alcalde ya estaba conseguido, que todo el sufrimiento había merecido la pena, ya que el fiscal departamental del PP, Raúl Estrada, había redactado un acta, firmada por todos los miembros de la Junta Electoral Municipal, en donde se le proclamaba vencedor de las elecciones por unos 30 votos de diferencia.

Él, que había sido pescador -y por eso, su apodo ch’ina’kar, el “pescadito” en q’eqchi’-, que provenía de una familia tan humilde que no tenía posibilidades de pagarle unos estudios -por eso se formó como maestro a base de becas-, había logrado su sueño. Porque estos obstáculos nunca le impidieron desear con ansias, y lograr ser político. Empezó en este ámbito en los puestos más bajos, pintando los símbolos de los partidos, hasta que se convirtió en síndico primero en el periodo 2004-2008 con el FRG, en la administración de Rigoberto Chub y después, concejal cuarto con Flores, el dueño del colegio en el que había estudiado becado. Pero Leiva quería seguir creciendo poco a poco, por eso su siguiente paso era ser alcalde. Y después, su próximo peldaño, con el que ya sueña, es el de ser diputado distrital, pues está en contra de las reelecciones municipales. Es por ese fuerte deseo que aprovechó el ofrecimiento del PP de representarles en El Estor como candidato a la alcaldía y enfrentarse políticamente a su entonces “jefe”, Joel Lorenzo Flores, quien entendió estas aspiraciones de Leiva y no se molestó con él. “Son las personas que le rodean las que no (son buenas)”, opinó Flores.

Esta es una versión de los hechos, la del PP, pero no coincide con el relato de los demás testimonios: otros candidatos en la contienda, observadores electorales y las denuncias presentadas en el Ministerio Público por los miembros de la Junta Electoral Municipal.

Según este otro relato, cuando ya se sabía los resultados, pero aún se estaban recibiendo las cajas de los centros de votación de las aldeas de Pataxte y Chinebal, ingresaron en la sede de la JEM entre 100 y 300 simpatizantes del PP, muchos de ellos armados. Según cálculos de Romel Reyes, quien se encontraba en el lugar y actuó como mediador, más de 15 portaban armas y hacían gestos intimidatorios. Primero procedieron a recontar las actas y al no hallar ninguna anomalía, Leiva admitió su derrota. “Perdimos, muchá”, expresó.

Pero, entonces Lucio Ramírez, síndico primero en la planilla del PP, espetó a Leiva: “¿Y quién me va a devolver ahora mi dinero? Te voy a matar”. Fue en ese momento cuando Leiva sufrió una crisis nerviosa y necesitó intervención de los doctores. Las horas iban pasando y nadie podía salir ni entrar de la sede desde las 8 mañana, era un secuestro en toda regla, según los observadores y los miembros de la JEM, en el que la planilla del PP, y sus simpatizantes, pedían que se reconociera su victoria.

Cada vez había más personas en los alrededores –unas 3000- y los rumores apuntaban a que traían consigo gasolina y estaban dispuestas a todo. Los miembros de la JEM permanecían muy asustados en el interior, desde donde se oían gritos como: “Que los quemen a todos, que son de la UNE”, declaró el vocal titular, Isabel Reyes González, en la denuncia que interpusieron todos los miembros en el Ministerio Público.

Entre la confusión y el nerviosismo del momento, algunos aprovecharon para intentar quemar unas papeletas, aunque esto fue impedido por los miembros de la Junta que de forma inmediata echaron agua sobre ellas y no se llegó a destruir ninguna. Cada vez estaban más asustados; y por eso, aceptaron la solución de calmar los ánimos redactando una acta donde se expresaba que el ganador era el PP. Pensaron que era para acabar con el problema, como les había comentado Raúl Estrada, el fiscal departamental del PP, que había viajado desde Puerto Barrios, para tranquilizar los ánimos. “El gobernador me insistía en entrar por la fuerza y desalojarles, pero yo le pedía que no lo hiciera, porque era peligroso. Yo intenté pacificar para evitar daños mayores”, cuenta Romel Reyes, el responsable de los observadores en la Defensoría Q’eqchi’.

Por fin, después de ocho interminables horas, a las 4 de la tarde, una vez redactada el acta, el síndico del PP Lucio Ramírez gritó a la turba que habían ganado y se fueron a su sede a celebrarlo; sin embargo, esta acta no tenía ningún tipo de validez.  

Pero el conflicto no acabó acá. Según Joel Lorenzo Flores, al principio todo se estaba pacificando: “Algunas de las personas del PP vinieron a pedirme perdón y a hacer las paces, pues reconocían que había ganado”. Sin embargo, el partido de Leiva decidió presentar una impugnación por los conflictos. “Es increíble que ellos mismo provocaran los disturbios y luego, utilicen eso para pedir al TSE que otorgue el recurso de nulidad”, piensa Joel Lorenzo Flores, quien se acabó resignando con la repetición de las elecciones. “No creo que sea justo, porque nosotros ganamos, pero mejor que se repitan”, expresa con rostro cansado momentos después de haber ido a votar. Pero, lo que más le decepciona a Flores es la actuación del Tribunal Supremo Electoral. “Es el peor tribunal que hemos tenido”, dice.

TSE

El 20 de septiembre, la Junta Electoral Departamental no declaró ganador a ningún candidato, debido a la impugnación presentada por el PP. Una semana más tarde, la presidenta del TSE, María Eugenia Villagrán de León, mencionaba que se repetirían las elecciones en El Estor, por la destrucción de la documentación de 34 Juntas Receptoras de Votos, lo que había impedido que se hubiese efectuado el escrutinio correspondiente. Algo totalmente falso y que hasta la Junta Electoral Departamental desmintió en un comunicado: “Esta información nos sorprende totalmente, por cuanto a la fecha (27 de septiembre) no hemos podido ingresar en la sede de la Junta Electoral Municipal”.

Según Romel Reyes, de la Defensoría Q’eqchi’, “si ellos hubieran venido a verificar todas las actas, el problema se habría resuelto de forma rápida”.

Entonces, los miembros de la JEM rechazan volver a participar en este proceso. Parece ser que nadie quiere participar en la Junta por miedo o por desacuerdo. “El Ministerio Público después de tener conocimiento de las amenazas que sufrieron los integrantes de la JEM no han hecho nada”, se quejaba, muy defraudado Elías Carpio, fiscal departamental de la UNE-Gana. El 5 de octubre el TSE modificó la primera resolución, pero volvió a caer en una equivocación, pues expresó que “no se escrutaron 33 Juntas Receptoras de Votos”, lo que, según todas las demás versiones recabadas, era también falso.

Cuatro días después, lo que comenzó como un conflicto entre candidatos, traspasó a parte de la población, pues el 9 de octubre ocurrió un enfrentamiento entre simpatizantes de ambos partidos con motivo de la visita al Estor de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.

“Aquí la gente es pacífica. No tenemos problemas entre nosotros”, suelen repetir los estoreños; pero queda la duda de si este conflicto en principio político, calificado por la mayoría como “lamentable”, puede llegar a contagiarse a la misma población.   

Segunda vuelta

Una vez agotados todos los amparos interpuestos por Flores, se prepararon las elecciones. Se tuvo que formar una Junta Electoral Municipal nueva, cuyos miembros fueron oriundos de Morales y uno de Puerto Barrios.

“Gracias a ellos se van a celebrar las elecciones, porque en El Estor nadie se atrevía por las amenazas que sufrían”, comentaba Leiva antes del domingo. Sin embargo, Flores cree que no se forma JEM de El Estor porque la mayoría de la población estaba en contra de la repetición.

La Defensoría Q’echi’ que en la anterior contienda había participado con 40 observadores decidió no participar en las de ahora “porque solo una persona se atrevía, así que decidimos que para protegernos era mejor que no”, explicaba Juan Gillermo Tzub, otro de sus miembros, confirmando la versión de las amenazas, provenientes –según esta organización- del entorno de ambos partidos.

A pesar de este ambiente enrarecido, la población se esforzó por mantener la calma; y el 6 de noviembre dio un ejemplo de civismo. Y aunque durante esta repetición, según los observadores de Naleb, no pasó nada extraordinario; el comportamiento de algunos políticos dejó mucho que desear, pues siguieron utilizando sus artimañas hasta el final.

Unas horas antes del inicio de las votaciones, se dio a conocer en los medios de comunicación que el diputado distrital por el PP, Marvin Díaz, fue detenido por la Policía Nacional Civil, porque habían encontrado en su vehículo 12 fusiles, dinero en efectivo, papeletas marcadas y folletos de campaña contra el Partido Lider. Por cuestiones de seguridad, para que no se produjeran disturbios en El Estor, fue trasladado a Río Dulce; pero durante la travesía las papeletas marcadas y la campaña negra desaparecieron, al igual que él. Ya no fue él el arrestado, sino su piloto.

“¿Cuánto dinero habrá costado eso?”, se preguntaba Elías Carpio, el fiscal departamental de la UNE-Gana. “Y lo peor es que esto es lo que nos espera 4 años”, añadía, cuando ya se sabía oficialmente que Sóstenes Leiva, del PP, sería el próximo alcalde de El Estor.

“Pero nosotros no somos un grupo político violento, estamos tranquilos, no queremos conflictos entre la población y no los vamos a fomentar, solo nos sentimos muy defraudados con la justicia”, explicaba. Lo importante, decían algunos observadores electorales, es que la mayor parte de la población en El Estor quiere vivir en paz y en tranquilidad. 

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