Desde las elecciones de 2004, cuando los republicanos se aseguraron 40 por ciento del voto del segundo grupo poblacional de Estados Unidos, el Grand Old Party (GOP) se quedó sin argumentos válidos para re-seducirlo, en parte porque miembros del recién creado movimiento Tea Party –ala súper conservadora del partido– se han dado a la tarea de apoyar legislación y representantes anti-inmigrantes.
Varias encuestas apuntan a que cualquiera de los contendientes que resulte el ungido para enfrentar al presidente Obama en noviembre –aunque logren escurrir al senador de la Florida Marco Rubio en el ticket de la vicepresidencia– no obtendría un voto del electorado latino tan favorable como el que consiguiera George W. Bush hace ocho años. En consecuencia, los actuales aspirantes a la Casa Blanca recurren a ataques personales entre ellos para demostrarle al público hispano quién de todos ellos es el menos ofensivo para la comunidad. Los latinos representan 21.5 millones de votos y junto con los indecisos, pueden una vez más marcar la diferencia en las próximas elecciones.
Dentro del repertorio de ataques que van y vienen, el puntero del partido, Mitt Romney, patrocinó un anuncio de campaña en el que trae a colación un discurso de 2007 en el que el ex presidente del Congreso, Newt Gingrich, urgía a los inmigrantes (se deducía latinoamericanos) para que aprendieran inglés y no se limitaran a hablar la lengua del gueto (“the language of living in a ghetto”). A raíz de sus declaraciones poco atinadas, el excongresista se excusó en español con la comunidad hispana. Pero a golpe dado, no hay quite. Esta desafortunada observación, junto con otros delirios como su promesa de construir una colonia en la Luna, ha pasado a ser uno de sus principales errores de campaña.
Lo que no saben algunos monolingües estadounidenses como Gingrich (sólo 9 por ciento de estadounidenses sabrían otro idioma además del inglés) es que casi medio billón de personas en el mundo habla español, después del chino y más que el propio inglés. Según datos del Instituto Cervantes, el idioma español cuenta con al menos 400 millones de parlantes y es el tercer idioma más usado en Internet. El español ha conquistado once Premios Nobel: seis hispanoamericanos y cinco españoles. Se calcula que en el año 2050, 10 por ciento de la población mundial hablará español y Estados Unidos será el primer país hispanohablante del mundo. Léalo bien mister Gingrich: ¡el país de sus bisnietos y tataranietos será el primer país hispanohablante del mundo!
Para más inri de don Newt y otros conservadores que abogan por un idioma oficial, la hispana Univisión ocupa el quinto lugar en el ranking de las cadenas televisivas estadounidenses. De igual forma, otro hispano parlante, el mexicano Carlos Slim, es el principal accionista del New York Times. Aunque dudo que míster Gingrich lea este rotativo por ser este uno de los medios de comunicación elitistas que él considera peligrosos y dañinos para la democracia en este país.
Es obvio que existen elementos de la sociedad estadounidense a quienes no agrada y más bien estremece el hecho de pensar que la comunidad hispana, motor de crecimiento demográfico y económico de este país, pueda llegar a desplazar a la cultura e idioma dominantes. Ya Samuel Huntington en aquel controversial artículo “El reto hispano” (2004) azuzaba falsos temores de que los inmigrantes hispanos amenazaban con dividir al país.
Recientemente, en Cartagena de Indias, escritores “gringo”-latinos de la talla de Francisco Goldman y otros latinoamericanos como Edmundo Paz Soldán y Daniel Alarcón, opinaban que existe pánico en el ambiente debido a la influencia y el protagonismo de las culturas hispanas en los Estados Unidos. Este miedo infundido es erróneo puesto que múltiples estudios comprueban que a partir de la segunda y tercera generación, cualquier grupo inmigrante se integra prácticamente a la cultura y adopta el idioma predominante, independientemente de que decidan optar por ser bilingües.
Dentro de sus proyectos grandiosos para probar la excepcionalidad estadounidense, dice Gingrich que va a construir una colonia en la Luna. ¿Qué idioma(s) cree que se hablará(n) en ese idílico gueto, don Newt?
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