Crecimiento económico de 6% desde 1948 hasta 1990 (según José Bravo Ugarte en su segundo tomo de Historia Moderna Mexicana publicada por el Colmex); subsidio a la cultura, infraestructura urbana más allá de lo básico, educación pública básica y universitaria, elites económicas domadas, mercado interno de consumo… Dos mundiales de futbol, Olimpiadas, una política exterior definida como bastión del panamericanismo… Estos avances vendrían a cambio de reprimir el disenso, la expresión democrática–ciudadana y en última instancia minar la soberanía popular.
Doce años después de disfrutar de la democracia formal, aunque no soy priista, es claro que el país esta peor. El PAN abandona el poder con un crecimiento de 0.8% anual y el índice de homicidios creció de 9 x100,000 a 25 x100,000. Es muy simbólico que el actual partido de gobierno se haya transformado en la tercera fuerza política y que todos los bastiones históricos panistas (con la excepción de Guanajuato) hayan favorecido al PRI. Todo el norte y centro se fue con el PRI. Los estados más pobres del sur con el PRD. Y el DF, esa mega-urbe de liberalidad y modernidad social, que no es pobre, se fue con el PRD. Claramente dos países en un mismo territorio.
Pero estoy diciendo cosas que todos sabemos.
Lo que queda por responder es lo que explica el retorno del régimen, qué ala del PRI tomará las riendas y qué sucederá antes del diciembre 2013.
Empecemos por decir que no hay tal cosa como PRI nuevo o joven, hay solamente PRI. Lo que hay es un ala retrógrada del mito revolucionario (que no requiere democracia formal para legitimarse) y cree en los esquemas de sustitución de importaciones y nacionalismo. Tenemos también el PRI más moderno, el del Salinato, el PRI del liberalismo estatal que reforma desde el Estado, aceptando el juego del mercado ´tutelado´. Esta ala del PRI podría estar detrás de Peña Nieto y veríamos un accionar al estilo Putin a partir del 2013 en México, pues de mantenerse los números, este PRI tendría 175 de los 300 diputados de mayoría relativa y probablemente unos 75 u 80 más de los plurinominales, lo cual le da control absoluto de la Cámara de Diputados. Ese poder político caería en manos de Carlos Salinas de Gortari, el ´otrora gran Reformador´.
También es significativo que el PRI retorna en momentos de carencia de paz social, puesto que así nace el PRI: Pacificando a las ´tribus revolucionarias´. No sería raro que como en el pasado, el régimen impusiera condiciones para pactar la paz con el Narco. Salinas de Gortari durante su gestión supo negociar con el Cartel de Golfo y la mega- estructura de Amado Carillo.
En conclusión de análisis, una maquinaria electoral que ahora sí se hizo Partido (en el pasado era un apéndice del Gobierno) es más poderosa que el imaginario del colectivo social.
Pero antes de los escenarios, es justo preguntarse si hubo fraude.
No es difícil suponer que los mexicanos entre los 40-60 años en los marcos urbanos hayan fácilmente votado por el PRI, crecieron en un México priista pero pacífico y más rico. Sin embargo, parece que el monstruo del fraude está allí: 1) Hay denuncias muy graves y documentadas (yo mismo cómo observador electoral vi y denuncié boletas electorales abandonadas); 2) El portal del IFE fue ´hackeado´ durante la presentación de resultados y, 3) en la noche de la elección mientras subía AMLO subía EPN y eso no puede ser si los datos se tomaron de forma aleatoria pues la tendencia no puede crecer como un espejo (Ley de Benford). Esta misma Ley en el 2009 fue usada para probar elecciones fraudulentas en Irak.
Hay entonces dudas de acarreos, dudas de destrucción de material, dudas de algoritmos fraudulentos en el sistema.
Pero requiere voluntad del sistema para investigar y en tal caso, anular votos o repetir la elección. Quien debe ser mesurado es AMLO porque pelea contra el sistema. Debe elegir entre convertirse en el mártir del movimiento o intentar ganar esta batalla. Recuérdese que el PAN nunca pudo haber ganado la Presidencia sin la figura de su mártir más mediático, Cloutiher. Si AMLO impugna el resultado pero la fuerza de la razón no impera en las instituciones, entonces vuelve al escenario del 2006. Si se resigna y acepte perder, puede convertirse en el único líder de la oposición al régimen.
Vaya dilema.
Más de este autor