Pero también se lo asocia a ese despertar sexual de la sociedad española, cuando tener sexo, hablar explícitamente de relaciones sexuales y manifestar públicamente las preferencias sexuales dejó de ser censura o tabú.
El fenómeno no se quedó solo en España. También se habla del destape chileno de principios de este siglo. Para muchos chilenos, la imagen de una tienda casi oscura, llena de películas porno y de trajes de látex con látigos, quedó en el pasado. Las sex shops modernas muestran sus catálogos por internet, ofrecen productos para todas las prácticas sexuales, son atendidas por un personal bien informado y reciben visitas no solo de hombres, como antes, sino, más que nada, de mujeres.
De acuerdo con especialistas, en el destape sexual las más activas han sido las mujeres. Las sociedades más conservadoras suelen reprimir más a la mujer. Por tanto, al liberarse la sociedad del tabú sexual, las más beneficiadas seremos las mujeres. De ese modo, el destape sirvió, entre otras cosas, para que la mujer se hiciera cargo de su sexualidad y comenzara a jugar un rol más activo en la práctica sexual. Pero a su vez este rol más activo las ha llevado a tomar conciencia de su placer, lo cual las vuelve más exigentes con los compañeros. El sexo penetrativo (o polvo de gallo, como lo llamamos en estas latitudes) pierde vigencia. El juego previo, el respetar los tiempos y los placeres, adquiere cada vez más fuerza en este nuevo contexto.
Aunque tímido, acá en Guatemala ya se siente el destape.
En la década de los 90, salir entre mujeres a un bar o a una discoteca era mal visto si no se tenía la compañía de un hombre. Ni qué decir de la rigidez del código para vestirse. Entre menos se enseñe es mejor: esa era la norma. El sexo, solo hasta que el cura dé la bendición.
Hoy en día uno ve a las guatemaltecas universitarias muy coquetas, vestidas como les da la gana, incluso asumiendo las inclemencias del clima con mucha honra, con tal de mostrar sus piernas y talles. Van y vienen donde les plazca y con quien les plazca. Sin temor a equivocarme, diría que una gran mayoría tienen relaciones sexuales con regularidad y sin remordimiento. Es otra generación, por dicha.
Sin embargo, este destape aún atraviesa un traslape entre lo viejo, mojigato y conservador y ese deseo de liberación. Manejar la libertad cuando uno ha vivido reprimido cuesta. En especial para los jóvenes, ya que ellos sienten la vida brotar y están seguros de que el mundo les pertenece. Para ellos, la libertad no tiene límites.
Pero además se enfrentan a una libertad sexual con poca información. O, peor aún, con desinformación bajada de malos videos porno, donde las mujeres fingen tener placer mientras los machos las penetran como bestias. Los padres no les dan educación sexual apropiada y además se oponen a que los colegios lo hagan correctamente.
Así que mucho me temo que muchas chicas, sin tener conciencia de su placer, se meten en prácticas sexuales que las degradan, manipulan y tratan como objetos. Ellas creen que son libres y modernas. Cogen cuando quieren y con quien sea, pero les falta dar el paso a su autoconciencia y autoconocimiento.
Nuestro destape aún camina con pantalones cortos. Falta mucho por hacer para lograr ciudadanos sexualmente más sanos, equilibrados y felices.
Más de este autor