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El descanso de los custodios de la naturaleza

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El descanso de los custodios de la naturaleza

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Con colaboración de: Sebastián Escalón

Agentes de la División de Protección de la Naturaleza (Diprona) de La Libertad, Petén, gozan de sus últimas horas de descanso: a las cero horas del 1 de Mayo empezarán su turno de guardia.

Las condiciones de vida de estos policías son pavorosas. El dormitorio que comparten es oscuro y caliente como un horno, y los sucios y desgastados colchones donde duermen serían considerados indignos en un presidio. Un mínimo de intimidad es un lujo inaccesible para ellos. Pueden ducharse a guacalazos cuando tienen la suerte de tener agua. Cuando no, se la rebuscan: o piden favor a los bomberos de la Libertad que les llenen el depósito, o entre todos hacen una colecta para traer un camión cisterna.

Las condiciones de trabajo en las que cumplen su misión son igual de precarias. La delegación de la Libertad dispone de una patrulla, siete galones de combustible diario y un promedio de 30 agentes de turno para cubrir todo el departamento de Petén. Con esto, debe luchar contra la tala ilegal, las invasiones de áreas protegidas, el tráfico de fauna y flora, el contrabando y el tráfico de drogas.

Cuando los agentes son enviados en misiones conjuntas con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) y el Ejército en las áreas más remotas del departamento, cuentan con las raciones que les brinda el Conap para alimentarse. Cuando estas no alcanzan, caso nada infrecuente, comen de lo que los soldados quieran compartirles.

Los agentes de Diprona han aprendido la prudencia: procuran no exponer sus vidas frente a estructuras criminales más numerosas y mejor pertrechadas. Su sueldo promedio, contando el bono de especialidad al que tienen derecho, es de Q4,500.

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