El dicho se usa comúnmente para describir una situación paradójica o un dilema difícil de resolver debido a reglas o procedimientos que las personas deben cumplir sin poder modificar, por mucho que se le quiera buscar una nueva lógica o salida al asunto.
Así miro yo, por el momento, la disyuntiva que ofrecen las propuestas de reforma migratoria que se presentaron a la ciudadanía y a los inmigrantes la semana pasada, con tanta pompa y expectativa. Estamos atrapados en este sistema absurdo y acabado, y las ofertas que se presentan parecieran difíciles de acatar, pero si no se adoptan, corremos el riesgo de quedarnos en el mismo atolladero del que queremos salir.
Como es ya de conocimiento público, por parte del Senado, la propuesta bipartidista del “Gang of Eight” (“Mara de los Ocho”, en chapín más llano) delinea una serie de principios que todavía tienen que discutirse y convertirse en ley. En Las Vegas, el presidente Obama presentó también, ante un concurrido público de líderes locales y latinos, un plan parecido al de los senadores y que enviará como iniciativa de ley al Congreso, si la legislatura no avanza en la discusión del tema en los próximos meses.**
Hay muchas similitudes entre ambas propuestas, pero la de la Mara es más draconiana (dura pero “justa”, dicen) puesto que prioriza el refuerzo de leyes migratorias y la seguridad de las fronteras sobre la regularización, cuando se sabe que lo anterior ha sido excesivo y costoso en las últimas décadas. Como han apuntado analistas, la propuesta del Presidente es más abarcadora y menos restrictiva que la de la Mara. El Presidente habla de un refuerzo inteligente de las fronteras, un camino rápido hacia la legalización y la ciudadanía y mejoras en el sistema migratorio para atraer y retener a trabajadores.
Como para justificar que no se trata de una amnistía, las propuestas no son sencillas ni perfectas y vienen con onerosas condiciones para los inmigrantes. Cuando lo más lógico sería eliminar obstáculos y crear mecanismos rápidos para regularizar la situación de 11 millones de personas indocumentadas, elevar las cuotas de visas para los trabajadores y mejorar el proceso de reunificación familiar. Así que más que un optimismo ciego, por todos lados se denota una alegría prudente, pero también escepticismo y nerviosismo sobre lo que deparará la reforma, sobre todo cuando se sabe que este tipo de overhaul completo no se presenta muy seguido.
Como bien indica el mandatario, la reforma está al alcance, pero mientras más nos acerquemos a una resolución, más emotiva se tornará la discusión. El tema, desde ya, levanta pasiones: desde quienes aducen que los inmigrantes son carne de cañón para los apetitos políticos de ambos bandos (pero ojo, esto es un asunto político, no una obra de las madres de la caridad), pasando por quienes apelan para que haya una moratoria en las deportaciones, hasta quienes creen que en la mesa de negociaciones, tiene que haber discusión sobre las condiciones laborales en el campo o replantearse el permiso temporal de trabajadores. Todas éstas son preocupaciones válidas, pero como en toda estrategia, se tendrá que priorizar.
No será fácil. Hay quienes en el ala conservadora de los Republicanos, buscan torpedear a sus homólogos más pragmáticos, indicando que la reforma migratoria es inútil, pues no garantizará que los hispanos voten por ellos en el futuro. Por su lado, Rick Santorum advirtió a sus colegas que la alianza con los Demócratas es peligrosa, y que no garantiza que se trate de una colaboración genuina.
El diablo estará en los detalles, y esperemos que las organizaciones pro-inmigrantes y el público en general se informen continuamente y ejerzan presión entendiendo la realidad y complejidad política alrededor del tema. Y ojalá que no pase como suele suceder en el frente progresista, que por querer “cacharlo” todo, nos quedamos sin nada.
* http://en.wikipedia.org/wiki/Catch-22_(film)
**Al respecto, se está cocinando otra iniciativa por parte de otra “Mara de Ocho” en la Cámara de Representantes, liderada por el demócrata Luis Gutiérrez y con apoyo de congresistas republicanos.
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