Quizá los funcionarios ediles de Mixco no saben que viven en un país en el que el 90% de los trabajadores asalariados ganan menos de Q 5,500 mensuales. Así, autorrecetarse la duplicación de los ingresos efectivos del alcalde Pérez Leal y de los funcionarios del concejo municipal, entre salario, dietas y gastos de representación, efectivamente constituyó un insulto a la ciudadanía mixqueña, en particular a todos sus electores.
Tan grave fue el escándalo, que llegó a convertirse en un serio cuestionamiento no solo para Otto Pérez Leal, sino para su padre, el Presidente de la República, la vicepresidenta Baldetti y prácticamente todo lo que fuera color naranja. Solo horas después, y quien sabe si luego de una regañada de “papi”, Pérez Leal declaraba que se retractaba de la acción, solicitando al Concejo Municipal de Mixco dejar sin efecto los puntos 10 y 11 del Acta No. 13-2012 (fechada 14 de febrero).
El caso del alcalde Pérez Leal en contra de su municipio es un ejemplo de poder ciudadano. La indignación de la ciudadanía fue la que hizo que este señor se retractara.
Ahora bien, si bien es cierto Pérez “junior” se retractó de su “travesura” edil, luego del anuncio la prensa y en general las voces visibles de la opinión pública se tornaron tibias con el hijo pródigo del mandatario. Quizá porque precisamente se trata del hijo del Presidente, nadie quiere quedar mal, así que, si el muchachón recapacitó, pues mejor no importunar a la familia presidencial.
Pero si de familias presidenciales hablamos, ¿cómo estaría la cosa si la de la travesura hubiese sido Sandra Torres, aún y cuando se hubiese retractado? A la señora se le veía peor que a un demonio encarnado, y Pérez Leal luego de retractarse de, efectivamente haber consumado un abuso, solo porque es el hijo del Presidente, pues se le deja tranquilo.
Tan grotesca, hipócrita y servil es la actitud de quienes, como el conductor de un programa radial que llegó a la desfachatez de felicitar a Pérez Leal por haber tenido la valentía de retractarse. Ojo, no sólo lo felicitó, sino además le imputó una valentía que, vamos, estoy seguro que no tendría a la hora de enfrentar un tribunal de cuentas.
Estas mismas voces son las que se rasgan las vestiduras cuando se sabe de un funcionario público réprobo. Vociferan enajenados e iracundos que la destitución del funcionario no es suficiente, sino que además el Ministerio Público debe actuar de oficio para perseguirles penalmente. Se llenan la boca de supuesta erudición jurídica, se visten con galas de pureza exigiendo castigo ejemplar.
Pues bien, no entiendo entonces cómo esta misma gente, en actitud lamentable y rastrera, invitan a entrevista a Pérez “junior”, para felicitarlo por su “valentía”. Me pregunto, si el acta cuyos puntos van a anularse está fechada el 14 de febrero, ¿No había Pérez Leal devengado ya dietas u otras remuneraciones aplicando los incrementos espurios? ¿Quién está investigando esto? ¿No debió, por mínima decencia, renunciar Pérez Leal?
El poder ciudadano que logró que Pérez Leal se retractara debe fortalecerse. Requiere ser aplicado con justicia, sin privilegiar a unos sobre otros, sobre todo, no dejarse llevar por percepciones equivocadas o por comunicadores serviles y rastreros. En estos oscuros tiempos de “cacería de brujas”, debemos exigir justicia, pero para todos. Incluyendo al mismo hijo o a la esposa del Presidente si es necesario.
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