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El cambio que parece que no llega (en septiembre)

Catalina Soberanis, del Incep, señaló que “como están las cosas no podemos esperar cambios profundos derivados del proceso electoral, porque las reglas no han cambiado”.
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El cambio que parece que no llega (en septiembre)

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Las elecciones generales que se celebrarán en septiembre decidirán la presidencia, la vicepresidencia, los ocupantes de los 158 escaños del Congreso, los 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano y quiénes ocuparán los 333 gobiernos municipales, pero es previsible que no vaya a desembocar en cambios muy profundos.

Las elecciones generales que se celebrarán en septiembre decidirán la presidencia, la vicepresidencia, los ocupantes de los 158 escaños del Congreso, los 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano y quiénes ocuparán los 333 gobiernos municipales, pero es previsible que no vaya a desembocar en cambios muy profundos.

Aunque el proceso electoral se avecina y los debates se vuelven cada vez más acalorados, no se avizoran reformas políticas profundas en el sistema político, y por lo tanto, creen expertos y dirigentes políticos, no es posible esperar cambios estructurales que mejoren la situación económica y social.

En el próximo período de gobierno las cosas seguirán igual que con la actual administración del socialdemócrata Álvaro Colom, opinan algunos. “Vamos a tener el rostro de un nuevo presidente, pero el sistema seguirá igual”, comentó  la antropóloga Irma Alicia Velásquez. La razón, según Velázquez, es que las reglas del juego permanecen intactas. “Los partidos tienen propietario y siguen siendo financiados por la elite económica”, mientras que “organizaciones no gubernamentales nos ayudan a controlar la forma abusiva, deshonesta e inhumana en que compran los votos de los pobres”, lamentó.

Las encuestas ubican en los primeros lugares de intención de voto a la presidencia a Otto Pérez Molina, del derechista Partido Patriota, y a Sandra Torres, precandidata de la gobernante Unidad Nacional de la Esperanza.

A decir de Velásquez, el país podría transformarse si se emprendieran reformas profundas al sistema con, por ejemplo, una Asamblea Nacional Constituyente.

“Para empezar debe reconocerse la muticulturalidad real del país, hay que tocar el tema de tierras y la participación plena de pueblos indígenas, así como la cuestión fiscal. Sería un ejercicio muy hermoso y muy sano para Guatemala que no sale de la posguerra”, agregó esta antropóloga de etnia kiché.

Guatemala es uno de los países más desiguales del mundo. Alrededor de 80 por ciento de la tierra productiva sigue en manos del cinco por ciento de la población, mientras que la mitad de los 14 millones de habitantes vive en la pobreza y 17 por ciento en la indigencia, según datos manejados por agencias de la Organización de las Naciones Unidas. El diputado independiente de izquierda Aníbal García dijo que “el modelo político, económico y social está agotado”, lo cual justifica la necesidad de una Asamblea Nacional Constituyente “para crear una nueva república pluricultural y democrática”.

En el aspecto institucional es necesario devolver la independencia a la Corte Suprema de Justicia, “para que tengamos autoridades y organismos totalmente ajenos a los dictados del poder económico y político”, sostuvo. Hoy, por ejemplo, el presidente de la república elige al jefe del Ministerio Público, coordinador de la investigación criminal del país, lo cual le resta independencia a la institución, según organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Pero esto sólo se podría lograr si se cambia el artículo 251 de la Constitución. Para ello es necesario una reforma de todo su contenido y luego ratificarla mediante la consulta ciudadana.

En el aspecto político, “se necesita regular la representatividad política”, dado que en la actualidad se vota por listados de candidatos, y “se debe transparentar el gasto de los partidos, mientras que al modelo económico se le deben quitar candados constitucionales que impiden reformas tributarias profundas”, precisó.

Guatemala reformó su Constitución en el período del presidente Ramiro De León Carpio (1993-1996). Más tarde, como consecuencia de los Acuerdos de Paz firmados en 1996 que dieron fin a 36 años de guerra civil, se intentó enmendarla en asuntos como el reconocimiento de los pueblos mayas, garífunas y xincas.

Sin embargo, en la consulta popular de 1999 se rechazó esa propuesta. No obstante que la participación electoral alcanzó apenas 18,5 por ciento de los habilitados.

En 2009, la agrupación ultraderechista ProReforma promovió la modificación de 73 artículos constitucionales, pero la propuesta no llegó a ser discutida en el pleno del Poder Legislativo, rechazada particularmente por la pretensión de instaurar jueces vitalicios y senadores con mandato de 15 años.

Catalina Soberanis, del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos, señaló  que “como están las cosas no podemos esperar cambios profundos derivados del proceso electoral, porque las reglas no han cambiado”.

De tal modo, esta experta señaló que, como parte de la reestructuración nacional, el país debe alcanzar acuerdos para avanzar en el tema fiscal, en el sistema de partidos, en la seguridad ciudadana, desarrollo rural y ante el cambio climático, entre otros.

Por ejemplo, “los partidos deberían permitir una mayor participación de sectores o estratos de la población que tienen una gran desventaja para poder participar actualmente como lo son mujeres, jóvenes y pueblos indígenas”, indicó.

Virgilio Álvarez, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, entiende que en Guatemala “hay que reconstituir el Estado”. “La clase política debe retomar su autonomía e independencia y dejar de obedecer a los intereses económicos”, advirtió ante la consulta de IPS.

Sostuvo que actualmente “no hay un grupo hegemónico de la oligarquía luchando por el poder gubernamental, sino varios enfrentados con el mismo afán, lo que demuestra que de la economía depende la política”.

De cualquier modo, “una elección siempre abre oportunidades para hacer cambios favorables para el país”, concluyó.

 

Fuente: IPS. Danilo Valladares.

Publicado con la autorización de IPS

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