La iniciativa de ley de Wisconsin se ha convertido en un modelo a seguir en varios otros estados y esto ha generado la mayor ola de protestas en Estados Unidos de los últimos años. Estas no han tenido el impacto mediático de las de medio oriente y estas se han dirigido contra los gobernadores y congresistas estatales republicanos y no al presidente, pero con cada día que pasa más se unen a las mismas. Walker ya ha hecho un llamado a la Guardia Nacional para enfrentar a los manifestantes.
En medio de estos sucesos en “el coloso del norte” la secretaria de Estado, Hillary Clinton, le informó a la Comisión de Adjudicaciones del Senado que está considerando demandar a Guatemala en un proceso de solución de controversias en el marco del capítulo laboral del Tratado de Libre Comercio DR-Cafta (elPeriódico 03/03/2011). Aparte de las investigaciones de los asesinatos de dos líderes sindicales, la demanda incluye violaciones a contratos laborales hechos bajo negociación colectiva.
Sobre este tema hay mucha tela que cortar. Las denuncias de Estados Unidos seguramente tienen mucho mérito y deben ser investigadas de acuerdo con lo establecido en el tratado y de conformidad a las leyes de nuestro país. Por otro lado, debemos recordar que la demanda se da en el marco del DR-Cafta y que fue planteada inicialmente en abril de 2008. También hay que tomar en cuenta el funcionamiento del sistema político y la autonomía con la que cuentan los Estados en materia política, jurídica y económica.
Sin embargo, desde una perspectiva de política internacional en donde cada nación-estado es un actor unitario, la demanda de Estados Unidos resulta tan contradictoria como una demanda por violaciones a los derechos humanos presentada por Libia y firmada con el puño y letra de Muammar Gaddafi.
Las relaciones internacionales dan muchas vueltas y en el diseño y ejecución de una política exterior el tema de la moral siempre resulta un asunto polémico. Esta polémica se centra en las tres posturas sobre la moral en la política exterior: la moral de Estado, la cosmopolita y la escéptica.
La secretaria Clinton puede alegar un moralismo de Estado, y argumentar que aquellos que pasa dentro de las fronteras de Estados Unidos no tiene nada que ver con sus posturas en el exterior. Podría ser cosmopolita y retractarse reconociendo que reclamar el cumplimiento de leyes laborales en Guatemala mientras estas están siendo abolidas en Estados Unidos atenta contra el principio de que todos somos iguales ante la ley. Por último, podría ser escéptica y simplemente argumentar que la moral no tiene cabida en la política internacional. Podría, podría, podría… no importa, lo verdaderamente importante ahora no es la postura de Estados Unidos, sino la respuesta que nuestras autoridades darán a la misma. Será cuestión de recursos, de voluntad política, pero también de moral.
Licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad Francisco Marroquín), tiene una maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de Warwick, Inglaterra y tiene estudios en economía y derecho en Turín, Italia. Fue primer secretario y cónsul de la embajada de Guatemala en el Reino Unido y actualmente es catedrático titular de Relaciones Internacionales en la UFM y la Universidad Rafael Landívar, donde también es coordinador de investigaciones sobre la materia.
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