El 20% de la materia fecal húmeda y el 5% de la orina excretada por el ser humano es material orgánico putrescible, por lo que el agua residual doméstica cruda es también putrescible, olorosa y ofensiva. Un riesgo para la salud, que mal manejado provoca contaminación biológica. Sin embargo, en los centros urbanos de Guatemala se descargan las aguas residuales crudas a los ríos, en exceso de su capacidad de asimilación de contaminantes.
Las municipalidades tienen la responsabilidad de tratar las aguas residuales, y con ello proteger la salud y promover el bienestar de los vecinos. Pero por desgracia, quienes viven en las cercanías de los llamados “rellenos sanitarios” o de los ríos altamente contaminados, sufren olores nauseabundos que transforman sus noches en pesadillas fétidas en vez de momentos de descanso reparador.
La crónica insuficiencia fiscal tanto del gobierno central como de las municipalidades es una limitación para el tratamiento adecuado de las aguas residuales. Se esperaría de las municipalidades optimizar sus presupuestos y mejorar la calidad de su gestión, a efecto de hacer lo mejor posible con los recursos disponibles, en tanto se buscan fuentes adicionales de ingresos. El esfuerzo por el tratamiento de las aguas residuales debiera encabezar la lista de prioridades de los gobiernos ediles.
Y por supuesto, este esfuerzo por darle el mejor uso posible a los magros ingresos municipales, pasa por su manejo probo y transparente. La brecha de recursos financieros que impide el tratamiento apropiado de las aguas residuales, y el sufrimiento de los vecinos debido a los olores fétidos que emanan de los ríos contaminados y los “rellenos sanitarios,” deberían ser razones más que suficientes para el pudor de las autoridades ediles y el combate estricto al despilfarro de los recursos, la corrupción y otras formas de abuso.
Pero parece que al hijo del Presidente, el flamante alcalde de Mixco, Otto Pérez Leal, este pudor le es ajeno. En vez de cuidar cada centavo del presupuesto que se le ha encomendado, supuestamente para agasajar a las madres en su día, desde el miércoles pasado se dispuso a regalar rosas blancas y anaranjadas, con una notita cínica diciendo “Feliz Día de la Madre te desea el alcalde Otto Pérez Leal”. Despilfarro ilegal financiado precisamente con ese presupuesto municipal que tan escaso resulta para las necesidades de los mixqueños. Y no es la primera vez, hace un año regaló malversando fondos municipales paraguas, bolsas de agua con su nombre, pasteles con su fotografía, chocolates, etcétera.
Pérez Leal viola impune, reiterada y reincidentemente la Ley de Probidad y Responsabilidades de Funcionarios y Empleados Públicos, la Ley Electoral y de Partidos Políticos, los reglamentos de ética y una lista larga de leyes y normas. Pero que viole las leyes con impunidad tal vez no le haga la menor cosquilla al hijo del Presidente.
Quizá lo que debería saber es que en su día la gran mayoría de las madres de Mixco el aroma que percibieron no fue el de las rosas que malamente compró y regaló, sino el olor fétido que despiden los ríos de aguas residuales de Mixco, como el del río Plátanos en Ciudad San Cristóbal, sólo por mencionar uno. Estoy seguro que las madres de Mixco preferirían noches sin el hedor por la falta de plantas de tratamiento, que a rosas, chocolatitos, pastelitos o paraguas.
Señor alcalde: su regalo a la gran mayoría de las madres de Mixco no tuvo aroma a rosas. Tuvo hedor a porquería corrupta.
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