No sé si es coincidencia geopolítica, pero al igual que la apuesta de los destinos de la re-evangelización de la grey católica, el cuadrante se centra ahora en el Sur, región que se considera desde el punto del bienestar humano, en positivo ascenso.
Agradará a Francisco I, el nuevo Papa argentino, saber que su país “casi al fin del mundo” como él lo describiera, se encuentra este año entre los primeros, en el puesto número 45 del Índice de Desarrollo Humano (IDH), ubicándolo en la categoría de desarrollo humano alto. Llama también la atención que, a pesar de todo el criticismo hacia el legado chavista en Venezuela, este país se encuentra en el rango 71 y al igual que su vecino argentino, en la categoría de los países de desarrollo humano alto, junto a Uruguay, Cuba, Panamá, México y Costa Rica.
Mientras tanto, le será de poco consuelo a él (y a otros), observar que en la cintura de América, en esa tempestuosa región que se embate entre las violencias, la marginación social, la desigualdad y la expulsión hacia el Norte de sus ciudadanos, Guatemala difícilmente asciende, ubicándose en el puesto 133 de 187 países, el más bajo de la región centroamericana en términos de bienestar. La tendencia desde los años ochenta es de magro crecimiento: entre 1980 y 2012 el IDH de Guatemala creció en un 0.7% anual, pasando de 0.432 a 0.581 de la actualidad. En contraste, el IDH de América Latina y El Caribe se acerca al mágico número 1 deseado, de 0.574 a 0.741.
En una generación y media, la sociedad guatemalteca ha avanzado lentamente en términos de salud, educación y estándar de vida, con desigualdades dramáticas en el acceso a oportunidades de bienestar y superación. A este ritmo, difícilmente lograremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y mucho menos formar parte de ese 80 por ciento de la clase media del Sur que pronostica el PNUD en 2030.
¿Por qué, pasada la primera década del siglo XXI, Guatemala se encuentra entre los peores países de Centro América, por debajo incluso de Honduras, que se ha calificado de “Estado fallido”, Nicaragua y El Salvador? ¿Cómo haremos para pasar de un vergonzoso puesto 133 a uno más cercano al desarrollo humano alto? Algunas respuestas las ofrecen los economistas quienes centran las razones principales en cuestiones que se repiten hasta la saciedad: a) mejorar la tributación fiscal; b) aumentar de manera eficiente la inversión social en los rubros que debieran alentar el capital humano y social, es decir acceso a la educación y la salud, y c) rediseñar la frágil institucionalidad e infraestructura pública.
Así, la exministra de Finanzas Públicas, María Antonieta de Bonilla, apela a la sostenibilidad de las finanzas pues indica que pese a un manejo fiscal prudente y disciplinado, la carga tributaria chapina es crónicamente baja. La baja calidad en la asignación y ejecución del gasto hace que los ingresos sean insuficientes para financiar el gasto prioritario, incidiendo en que el país se sitúe en uno de los últimos lugares en el IDH.
Por otro lado, si el tiempo está a favor de los pequeños como dice Tomás Rosada, la estabilidad económica y la inserción en el mercado global es importante, pero a la par se necesitan políticas e instituciones que apuesten a la movilidad y cohesión social (v.g. una visión de desarrollo rural que construya sobre la base de la agricultura familiar junto a redes de protección social), con un Estado más proactivo que ayude a paliar su debilidad institucional recurrente.
Es obvio que junto a ello se necesita otro tipo de políticas focalizadas para reducir las desigualdades y la pobreza, que roban a millones de niños y niñas las oportunidades de ensanchar sus potenciales humanos. El actual gobierno pareciera estar poniendo todos los huevos de oro en el tema de la seguridad con algunos logros, pero la falta de consistencia del sistema tributario seguirá siendo su Tendón de Aquiles. Sin una mejora cualitativa y cuantitativa en esta política, el legado Pérez Molina no será mejor que el de los gobiernos del post-conflicto. Y el 133 figurará como otra triste estadística para el país.
* http://www.pnud.org.gt/data/publicacion/IDH%202013,%20Informe%20Completo...
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