La opción republicana (de derecha extrema), que considera que el 1 por ciento más rico, que se queda con el 30 por ciento de la economía, debe seguir pagando bien poquito gracias a las trampas “legales” que tienen para esconder su dinero –paraísos fiscales– para engañar al fisco. El multimillonario candidato Romney, que ingresó como US$20 millones el año pasado, pagó un décimo de sus ingresos. El millonario candidato Obama, demócrata (centro-izquierda), es más racional, pagó 20 por ciento y pide que paguen más impuestos.
En Guatemala, el 1 por ciento, que se queda como con la mitad de la economía, paga ínfimos porcentajes. 1.8 de ISR con sus empresas y ya quisiera yo que el G-8 o los grandes empresarios pagaran al menos 1 por ciento de sus ingresos. O candidatos que derrochan dinero como Pérez Molina y Baldizón. Cuando yo, clase media alta, pago 15 por ciento de los míos y vivo de mi sueldo.
Los demócratas apostaron esta legislatura por un seguro médico obligatorio para todo el mundo, haciendo que las aseguradoras no puedan negar los seguros a gente que tiene enfermedades preexistentes ni puedan aprovecharse de su necesidad. Ah no, los republicanos dicen que eso es comunismo.
Algo así es Guatemala. La derecha está dominada por los radicales, que han mantenido este país en el ideal libertario, neoliberal. Es la ley de la selva. Casi no se pagan impuestos ni hay aranceles; el Estado es débil (sólo es fuerte contra los más débiles); el Estado se enfoca en ser juez y policía –no en promover que todos tengamos las mismas oportunidades-; y si uno no tiene suerte, aunque trabaje será pobre toda la vida.
Los demócratas promueven más inversiones estatales estratégicas (educación, salud, energía renovable); los republicanos repiten que sólo el sector privado produce. Las evidencias hablan: en tiempos de crisis y en sectores estratégicos, el Estado puede producir empleos y, sobre todo, bienes públicos.
Candidatos republicanos hablan de violaciones legítimas, de violaciones por mandato divino; los demócratas hablan de que sean las mujeres, y no los políticos, quienes decidan sobre su propio cuerpo.
Eso no quita que Obama haya sido un genuflexo en temas de Israel, militares y de inmigración. Pero en un segundo mandato tendrá más oxígeno para ser más progre.
PS. Después de asistir a una conferencia en la 15 iacc.org sobre represión de la administración Obama contra funcionarios estadounidenses que denuncian corrupción o delitos cometidos por sus jefes, creo que le bajo otro punto a Obama. Es tan contradictorio ofrecer transparencia y combate a la corrupción, pero encarcelar y humillar a los funcionarios que la denuncian a la prensa (whistleblowers). ¿Qué sería del periodismo y de la verdad si no hubiera gargantas profundas? Obama parece no comprenderlo como presidente, a pesar de que sí lo hacía como senador.
PS. Por cierto, dos artículos que recomiendo son los siguientes:
http://www.newyorker.com/talk/comment/2012/10/29/121029taco_talk_editors
http://elpais.com/elpais/2012/10/26/opinion/1351262008_454168.html
* Publicado en elPeriódico, 6 de noviembre, antes de que fuera reelecto.
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