Dos mujeres valientes frente a un presidente mentiroso

Gabriela Flores y Brenda Hernández, ambas integrantes del colectivo de colectivos Otra Guatemala Ya, decidieron plantarse al poder y denunciar cómo este Estado y el gobierno actual son indiferentes a la realidad que viven muchos en este país.

Nuestra realidad está configurada por una democracia agujereada por la corrupción. La corrupción ha obligado a miles de guatemaltecos y guatemaltecas a tomar acciones de hecho. Pienso en los jóvenes que tienen que migrar, dejar a su familia y transitar por el desierto; en los niños que deben dejar de ir a estudiar porque ya no hay plata; en familiares que ven morir a sus seres queridos por falta de servicios básicos o por exceso de violencia. Una reacción de hecho fue la decisión de proponer una huelga de hambre, como lo hicieron Gabriela Flores y Brenda Hernández en el atrio de la Catedral Metropolitana, rodeadas de decenas de nombres de víctimas de la guerra que siguen en la impunidad.

En el comunicado que Brenda Hernández presentó ese día antes de comenzar la huelga de hambre, ella exigió —como lo ha venido haciendo desde finales de abril— la renuncia del presidente Otto el Mentiroso Pérez Molina. No hay duda, frente a las 88 000 escuchas telefónicas, de que está implicado en la defraudación aduanera y de que por lo tanto es responsable directo del sufrimiento de mujeres y hombres en este país. Ha mentido desvergonzadamente. Lo ha hecho frente a nuestra cara, frente a cámaras de televisión, frente a la comunidad internacional. Mentir no es bueno. Y es inaceptable en política.

Guatemala está gobernada por un presidente mentiroso, corrupto, sinvergüenza y caradura que no quiere renunciar. No veo nada bueno en que se mantenga frente a un Estado que debe escuchar a su ciudadanía porque a ella se debe. Queremos la renuncia de Otto Pérez Molina. No debemos tener miedo. No debemos pensar que no se puede. No hay una razón siquiera para suponer que no podemos, como ciudadanía indignada —organizándose cada vez más y mejor—, lograr que un politiquero como Pérez Molina salga con toda la vergüenza de la corrupción.

Los pequeños gestos nos hacen pensar en otras realidades. Nos hacen pensar en que otras realidades son posibles de construir. Hace unas semanas no creíamos que las elecciones pudieran suspenderse o anularse. Hoy no es tan descabellado y hay muchos profesionales y ciudadanos que han pensado cómo hacerlo. El Estado y la legalidad nos han fallado. Tal vez la ciudadanía debería tomar las riendas del asunto y proponer.

Gracias, Gabriela y Brenda, por su coraje. Que los gestos se multipliquen y la rebeldía se ensanche. Gracias por esos seis días de sacrificio por su país y por la cantidad de preguntas que nos generaron en esos días, sobre todo en cuanto a cómo aportar para que este país sea uno digno.