Lo que queda más claro aún es que ambos candidatos tienen la cola machucada. Los señalamientos mutuos dejaron ver que los dos personajes; ambos son pájaros de cuenta. Durante su vida, especialmente desde la vertiente política, ambos han incurrido en una gama de actividades que desdicen del perfil necesario para gobernar el país.
En su desempeño en el Legislativo, Pérez estuvo involucrado en el escándalo de MDF donde hubo apropiamiento colectivo de más de 82 millones de Quetzales. Baldi...
Lo que queda más claro aún es que ambos candidatos tienen la cola machucada. Los señalamientos mutuos dejaron ver que los dos personajes; ambos son pájaros de cuenta. Durante su vida, especialmente desde la vertiente política, ambos han incurrido en una gama de actividades que desdicen del perfil necesario para gobernar el país.
En su desempeño en el Legislativo, Pérez estuvo involucrado en el escándalo de MDF donde hubo apropiamiento colectivo de más de 82 millones de Quetzales. Baldizón no se quedó atrás e hizo de las suyas cuando fue Presidente de la Comisión de Finanzas, hasta el extremo de haber organizado su bancada y posterior partido Lider con los recursos públicos que manipuló para sus propios fines. La ley de adulto mayor tiene un oscuro origen, ya que su aprobación obedeció al reparto de recursos entre diputados. En definitiva, ambos han hecho del manejo del erario público su caja grande.
El pasado militar de ambos, completado en el caso de Pérez y dejado a medias en el otro caso (solo concluyó sus estudios en el Instituto Hall central junto a su hermano Salvador), queda claro en sus propuestas de seguridad. El primero asume una posición de mayor respeto a la institucionalidad, aunque fue señalado de haber contribuido al desmantelamiento del ejército en el gobierno de Berger. Como todas sus propuestas, Baldizón es rupturista al proponer la creación de la guardia nacional. Poco le importa si son comprendidas por el elector urbano. Su idea del cambio es más definida que en el caso del candidato patriotista.
Dos proyectos se contraponen, uno alienta al elector rural, al ciudadano marginal (emulando los discursos de Portillo). El otro intenta sumar al elector conservador, eternamente miedoso y amenazado, que mira fantasmas por doquier. Baldizón estuvo cómodo, se divirtió, gozó de las provocaciones hacia el otro, cada papel que extrajo del saco fue premeditado. Pérez fue forzado a salirse del metro cuadrado de confort; se hizo el loco con los temas calientes, por momentos quiso ser consistente y retomar la compostura. En fin, todo un circo mediático donde la audiencia, televisiva y presente, se comportó como en el circo romano: buscando que uno de los dos terminara totalmente vencido en el ruedo. Eso no sucedió del todo, aunque Baldizón si logró colocar a su oponente contra las cuerdas.
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